Está el tema de la prestaciones, que efectivamente son altísimas y desmotivadoras: un subsidio de 1200 euros hace que un parado ni se le pase por la cabeza aceptar un empleo por menos de 1800-2000 euros al mes (ya que si le sumas los gastos propios de trabajar, sería lo mínimo que les compensa) y eso en un entorno depresivo como el nuestro no es realista.
Resultado: los dos años pasan rápido, el trabajador se desactualiza y desmoraliza y tienes un parado crónico más.
Añádele al hilo de lo anterior y sumándole que muchos están hipotecados que la movilidad geográfica se hace complicadísima.
Y luego está la consideración hispana del trabajo como algo que hay que hacer lo menos posible, por el mínimo esfuerzo y a cambio del mayor dinero posible: en los países nórdicos, algunos con subsidios de desempleo indefinidos, los parados se avergüenzan de sí mismos, de no tener trabajo y de vivir del estado...
Y bueno no sigo para no deprimir...
Pues vivimos en mundo muy diferentes, Mr. Jones.
Porque yo estoy harto de ver gente humillada, desesperada, enrabietada, avergonzada, con demoledoras e injustificadas ideas de culpabilidad y sobre todo angustiada y muy deprimida porque no tienen trabajo: no hay nada peor que no ver un futuro que uno pueda labrarse.
Y así van: atiborradas a pastillas.
Si a eso le añades que pueden tener cargas familiares, con unos hijos a los que sacar adelante y una mujer o marido al que creen que defraudan por no tener trabajo y casi ni lo miran a la cara, pues ya ni te cuento: cogen lo que les echen y sólo exigen - en su mayoría- que no se les humille. Creo que tienen derecho. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que no están las cosas como para andarse con miramientos.
Te repito algo que ya dije y que no es mío, es de Freud: los seres humanos tenemos tendencia a creernos, tanto cuando las cosas nos van bien como cuando nos van mal, que nos los merecemos y muchas veces es así, pero en muchas más, no lo es, y esta crisis- esta estafa, mejor dicho- así lo demuestra: esos seis millones de parados, en su mayoría, no se lo merecen.
En cualquier persona normal, el sentimiento de exclusión que da no sentirse útil, es demoledor para la autoestima. Sea español, sueco o chino, no prejuzguemos.
Psicópatas de todos los pelajes y en todos grados, aprovechados, irresponsables, caraduras, ladrones y cínicos los hay en todas partes, con trabajo y sin trabajo, pero no son la mayoría.
¿ Quién se atreve a perder una oportunidad laboral, tal como están las cosas, sabiendo que hay muchas posibilidades de que no haya otra en vete tú a saber en cuanto tiempo, por muchos 1200 euros que te den?