Suiza y China no están tan lejos

Suiza y China no están tan lejos. Segunda parte

China se ha convertido en el principal proveedor extranjero de la industria relojera suiza. Así, sin anestesia. La relación viene ya de 1961, y durante todo este tiempo ha estado compitiendo por el primer puesto con países más cercanos (como Francia, que lo ostentó hasta 2016). Lejos de ser pasajera, la situación tiende a consolidarse porque en los últimos años el progreso tecnológico de China ha sido exponencial mientras que sus costes laborales han crecido mucho más despacio.

Suiza y China no están tan lejos
China no es lo que era. Un respeto…

En esos ya lejanos años 60 y 70 del siglo pasado se trabajaba con vieja maquinaria suiza exportada expresamente a Hong Kong para fabricar cajas y otras piezas del aderezo (“habillage”) del reloj, mientras que actualmente China ya diseña sus propias máquinas (que fácilmente podrían llamarse herederas de esas antiguallas) y tiene en Shenzhen fábricas capaces de proveer relojes completos. No todas las fábricas de relojes -o sus componentes- en China fabrican para Suiza, pero las que lo hacen viven bajo un compromiso de confidencialidad cuya no-observación pondría en peligro sus contratos.

La bonne Montre

Hace dos años entró en vigor la ley suiza que pasaba del 50 al 60% el “valor suizo” que debía tener un reloj para poder ostentar el codiciado “swiss made” en su esfera. Ese “valor” es el coste de los componentes  pero también del montaje. Teniendo en cuenta que 20 horas de un operario medio suizo cuestan como 500 horas de uno chino, volvemos a estar al cabo de la calle. Y permite cosas como que un operario chino monte un “kit” conteniendo caja, agujas, cristal, corona y esfera, todo fabricado in situ o traído de fábricas vecinas, y que la esfera luzca ese par de palabras. El conjunto se enviará a Suiza, donde un operario suizo con sueldo suizo lo montará y encajará en él el calibre, haciendo que por arte de magia (o de ley suiza) esa esfera esté diciendo la verdad.

Swiss Made
Ahí lo pone ¿Aceptamos ‘pulpo’ como animal de compañía?

Cabe aquí recordar la “cruzada” que Edouard Meilan, CEO de H. Moser&Cie inició hace unos años por la total y real “suicidad” (“swissness”) de los relojes suizos, con sonadas campañas de marketing de guerrilla como la de hacer un reloj con caja de queso (suizo) equipado con una correa de piel de vaca (suiza) que presentó en el divertido video de “hagamos el swiss made grande otra vez”, parodiando el lema de campaña de Donald Trump y la presentación de Star Wars (habla un poco deprisa, pero se le pilla la intención).

El caso es que esos componentes fabricados en China que irán a Suiza y se convertirán en suizos a golpe de ley tienen la calidad que se podría esperar (y exigir) de Suiza. Como dice uno de esos proveedores anónimos: “somos más estrictos porque no tenemos derecho a cometer errores”. Eso hace que la mayoría de componentes de los relojes suizos de gama media y baja estén fabricados en China pero que no se note… si seguimos con el estereotipo (hoy trasnochado) de que China fabrica mal: como en todas partes, hay distintos niveles de calidad, y uno obtendrá lo que esté dispuesto a pagar. Hablamos de fábricas con casi 1000 empleados capaces de producir entre 60.000 y 70.000 cajas de reloj (no hablo de estuches), y que si se les pide pueden suministrar el reloj completo.

Entre enero y diciembre de 2016 (últimos datos disponibles) Suiza importó de China 923 millones de francos en relojes, cajas, esferas, brazaletes y otros componentes. Una cantidad aparentemente ridícula en comparación con los 19.400 millones exportados por las marcas suizas durante el mismo período. Esto tiene una doble lectura no necesariamente excluyente: o no es tan importante la cantidad de piezas chinas que equipan los relojes suizos, o el precio de estas piezas sufre una multiplicación estratosférica durante su proceso de “suicificación”. En teoría, esas importaciones deberían reducirse gracias al “endurecimiento” de la ley con el paso del  50 a 60% del valor total producido en Suiza, pero como las marcas no van a proporcionar semejante información, la lógica dice que eso no va a ocurrir.

Suiza y China no están tan lejos
¿Qué hora es?

Algunos dicen que tal vez sería hora de ir cambiando el chip o mentalidad acerca de esa suicidad, que al fin y al cabo, en otros sectores como el de la automoción no se mira si un Mercedes o un BMW (por poner marcas prestigiosas) están fabricados con componentes exclusivamente alemanes, que lo que importa es el diseño y la ingeniería. Estoy de acuerdo, aunque sólo parcialmente: Alemania no ha hecho una cuestión de Estado del Made in Germany, mientras que el Gobierno suizo llegó a crear un cártel (el ya mencionado Statut Horloger) y una vez liquidado éste ha seguido influyendo para intentar adaptar la realidad a sus intereses.

Con todo, sigue habiendo una Alta (y no tan alta) Relojería suiza que produce sus relojes íntegramente en el país helvético… o casi, si hacemos caso a Moser y sus reivindicaciones.

Muchos más datos al final de este magnífico hilo del foro