Review del Oris El Hierro Edición Limitada

Desde hace algunos años, Oris patrocina acciones en los más diversos ámbitos: automovilismo, cultura, y también en temas marinos: Tubbataha, Maldivas, la Gran Barrera de Coral… y tiene embajadores como Carlos Coste que con sus récords de apnea lleva el nombre de Oris por todo el mundo. Apoyar la investigación del recientemente erupcionado volcán en la isla canaria de El Hierro es el último proyecto –por ahora- donde participa la marca suiza. Gracias a Cronomar he tenido la oportunidad de hacer la review del Oris El Hierro Edición Limitada justo antes de su presentación oficial y comprobar de primera mano sus características. Y lo primero que llama la atención es la combinación de tonos negros, desde el mate de la correa de caucho hasta el brillante espejo de bisel y corona, pasando por el satinado del bisel de cerámica: pura lava.

Pero empecemos por el principio: la caja-estuche de madera, siendo de tamaño contenido para una edición limitada, está personalizada en su interior con un medallón reproducido a su vez en la trasera del propio reloj. Y eso –que sea de proporciones ajustadas- es algo de agradecer dada la costumbre de todo coleccionista de guardar toda la parafernalia que acompaña a cada reloj, máxime si como en este hay el valor añadido de ser una serie limitada.
Estuche Oris El Hierro
Tal vez sea por el color negro de todo el conjunto, pero lo cierto es que el Oris El Hierro no aparenta los 43 mm que tiene de diámetro, tamaño podríamos decir que mínimo para ser un diver de Oris. Tampoco parece tener los 12 mm de alto, y es precisamente ese color negro el que le da la posibilidad de colarse en alguna vestimenta más formal más allá del entorno deportivo para el que fue concebido. Toda la caja está tratada en DLC, más resistente que el prácticamente desechado PVD, y combina zonas matizadas con brillantes. No estoy muy seguro de si un reloj de inmersión debería llevar zonas tan brillantes aun no siendo muchas, aunque es posible que esa licencia le confiera el toque de elegancia que mencionaba más arriba. Lo mismo ocurre con los tornillos que fijan las dos partes del guarda corona a la caja, más estéticos que funcionales.
Oris El Hierro
Detalle de corona y guarda orona
La corona misma es de tamaño y textura suficiente para ser manipulada con las manos mojadas, aunque desde luego no es aconsejable. El fondo presenta una inscripción referida al volcán submarino incluyendo sus coordenadas y el número de serie de las 2000 unidades de los que está compuesta. Las zonas matizadas no son lisas del todo, y presentan un aspecto “rayado” que coincide con las líneas que se ven en el bisel con acabado cerámico. Es precisamente en el bisel -unidireccional, 120 clics- donde se ve uno de los pocos detalles rojos que rompen el color negro: tanto el triángulo invertido de posicionamiento cero (“perla” a las doce) como las fracciones de un minuto hasta el 15 son en este color, al igual que la segundera y los minutos que coinciden con los índices horarios dentro de la esfera. Siguiendo en el bisel, los índices de múltiplos de cinco y diez minutos no llevan ningún tipo de recubrimiento ni coloración y, aunque se distinguen bastante bien a la luz solar, no sé cómo funcionarán en condiciones de trabajo (es decir, con el reloj sumergido).
Oris El Hierro
Oris El Hierro
Porque estamos hablando de un reloj de inmersión hasta por lo menos 300 metros (30 bares), que es lo que indica su esfera. No lleva válvula de helio a pesar de que algunos relojes de otras marcas con la misma profundidad sí la presentan. Esto me deja con la duda de si semejante complemento es realmente necesario o forma parte de la parafernalia que se añade a ciertos relojes para hacerlos parecer más complicados. Desde luego, no se podrá decir que este Oris El Hierro sea recargado. Siguiendo en la esfera –negra, con efecto rayos de sol-, podemos ver la ventana de fecha a las seis, donde Oris ha tenido el acierto de poner un disco negro con las cifras en blanco. Los índices luminiscentes en un tono discretamente malva le dan un toque de elegancia al conjunto, y contra todo pronóstico, las agujas negras con luminova igualmente negra son bastante legibles en condiciones de iluminación normal.
Oris El Hierro
Ya he dicho que al ser todo negro podría pasar por “casi” un reloj de vestir… si no fuera porque su única dotación es una correa de caucho con desplegable. Se trata de un caucho con un tacto muy agradable y que transmite sensación de calidad. En la parte que no está fijada a la hebilla desplegable tiene una forma de punta de flecha que funciona como un elemento de seguridad añadido en el improbable caso que se soltara de su fijación en los dos pivotes de la mencionada hebilla: al ser flexible entra perfectamente en su alojamiento, pero al soltarse queda trabada impidiendo que el reloj «salte» de la muñeca. Tal vez una correa negra de piel waterproof o de fibra de carbono con pespunte rojo (o blanco, o malva) redondeara perfectamente un reloj que se promete camaleónico.
Detalle de la correa
Otro punto interesante en este reloj, aunque en realidad se puede extender a toda la colección diver, es el cierre desplegable en sí mismo. Muy fácil de utilizar, se abre presionando simultáneamente dos botones opuestos, pero lo que lo hace verdaderamente útil es la posibilidad de ajustar la correa mediante otro par de botones que, al ser presionados –también a la vez-, permiten acortarla o alargarla según hacia dónde deslicen. Algo muy práctico si va a colocarse el reloj sobre un traje de neopreno, por ejemplo. La ergonomía general es casi perfecta, al menos en una muñeca de 17cm de circunferencia como es la mía.
Detalle del desplegable

El motor que anima al Oris El Hierro es un Sellita SW 200-1 que Oris rebautiza como Oris Cal. 733 y que es una reinterpretación del veterano ETA 2824 una vez caducada su patente. A falta de que hayan pasado unos cuantos años para poder valorar en perspectiva su durabilidad y fiabilidad, es un calibre perfectamente válido.
Un lumen a mejorar
Y ahora dos críticas y una buena noticia. La primera de las críticas: no acabo de entender cómo una marca que admiro por muchos motivos no ha solucionado todavía el problema del recubrimiento anti-reflejos de sus cristales de zafiro: fue un verdadero suplicio sacarle una fotografía en condiciones, porque siempre aparecían reflejados la cámara, el fotógrafo o directamente el entorno cuando no todo junto. La segunda: esa luminova negra-malva, con lo bonita que queda, aguanta muy poco la luminiscencia, que al cabo de unos minutos (pongamos veinte) ha desaparecido,
La buena noticia: que esos dos pequeños problemas son perfectamente subsanables por Oris, que ha demostrado con creces ser capaz de ofrecer productos de una calidad percibida bien por encima de su precio.

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