Campus Patek Philippe

Primer Campus Patek Philippe en Madrid

A principios del mes de mayo tuve ocasión de asistir a lo que se dio en llamar Primer Campus Patek Philippe en Madrid, donde coincidí con miembros de la Prensa Ibérica (España y Portugal) y varios de los distribuidores autorizados de la marca, estos últimos los verdaderos protagonistas de las jornadas, puesto que el principal objetivo de este campus es perfeccionar sus conocimientos tanto de los calibres como de la filosofía Patek, que desde luego no es poca cosa.

Las materias estaban claramente definidas: en primer lugar las novedades de Baselworld (un placer volver a tenerlas en las manos) profundizando en los aspectos técnicos. Después vimos la historia de la complicación Horas Mundiales, el papel determinante que un poco conocido Louis Cottier tuvo en ella y la presencia de esta complicación en las colecciones de Patek. Un tema tan interesante y que da tanto de sí que lo desarrollaré en otro artículo. A continuación vimos cada calibre en profundidad de la mano de un relojero mítico de la Casa, ya jubilado a día de hoy pero con las mismas ganas de enseñar de siempre: todo un lujo incluso hablando de Patek Philippe.

Campus Patek Philippe

 

Se impartió hasta una cuarta clase pero, como iba dedicada exclusivamente a los distribuidores, el resto nos tuvimos que conformar haciendo vida social y tomando el té. Distribuidores, por cierto, a los que el Sr. Vergotti, director general de Patek Iberia, llama “detallistas” y  que, más allá de la traducción libre de “retailer”, creo que es la más perfecta definición que se puede hacer de un distribuidor oficial de la marca: “detallista, que cuida el detalle”. Aun así, la jornada fue de lo más provechosa.

Campus Patek Philippe

 

El entorno, como no podía ser de otra manera, a la altura del evento: una planta principal en la señorial calle Serrano, aderezada para la ocasión. Techos altos decorados con frescos de corte clásico en salas con las dimensiones ideales para las actividades en ellas desarrolladas, tranquilidad en el mismo centro del frenesí… otro diez para su agencia de PR y comunicación.

Campus Patek Philippe

 

Aparte de las grandes complicaciones (Horas Mundiales con repetición de minutos, ref 5531R, calendario perpetuo, cronógrafo monopulsante automático con repetición de minutos referencia 5208R) que por su escasez no pudieron estar presentes, tuvimos la suerte de poder toquetear maravillas como el 5170P, un delicioso cronógrafo de carga manual que, sinceramente, no me importaría tener “a pesar” de esos índices con diamantes talla baguette…

Patek Philippe 5170P

 

… o el aclamado nuevo crono Aquanaut con sus ¡atrevidos! tonos naranja en esfera y correa. Admito que también tendría un lugar en mi hipotética caja.

Patek Philippe 5968A

 

Otro motivo de “sufrimiento” para los amantes del Nautilus: el 5740/1G es el calendario perpetuo más delgado de la marca, y creo que su escasez relativa va a ser similar a la de su exitoso ahora hermano pequeño, el 5711/1A

Patek Philippe 5740-1G

Patek Philippe 5740-1G

 

Los Calatrava Pilot, de los que al principio se dijo que iban a ser un fracaso por salirse del habitual clasicismo de Patek y que se han revelado como un (otro) best-seller de la Casa, con listas de espera importantes. Por cierto, aprendí que la denominación “Calatrava” se aplica a todos los relojes de forma redonda.

Patek Philippe 7234R

 

Las Horas Mundiales son una complicación nacida de la necesidad de adaptarse a los tiempos, cuando empieza a ser posible desplazarse con cierta rapidez y de alguna forma “adelantarse al Sol”. Empezando por los relojes de carruaje o “transportables” del siglo XVII y terminando en los hoy ya comunes GMT o, mejor llamados, UTC. En la prolija explicación hubo tiempo para la Ley de Longitud promovida por el parlamento británico en 1714 y el logro de Harrison cuarenta años más tarde, o la famosa lista de “horas locales” del incipiente ferrocarril norteamericano en 1868: un auténtico galimatías al que había que poner solución. Tardaron quince años en ponerse de acuerdo y bastantes más para llevarlo a la práctica de forma coordinada.

Tabla de tiempos relativos en USA 1868

 

Pero lo que más me llamó la atención fue la figura de un personaje no por poco conocido menos importante: Louis Cottier (1894-1966). Cabinotier (obrero empleado en una manufactura), la crisis de 1930 lo deja sin trabajo, lo que le lleva a abrir su propio taller en la población de Carouge. Relojero, reparador de autómatas, inventor e hijo de inventor (su padre ya había ideado un sistema de horas mundiales en 1885), se apunta con entusiasmo al concepto de la división del globo terrestre en 24 husos y se pone a idear un reloj para los grandes viajeros. No crea una marca con su nombre (como lamentablemente he visto por la red: relojes chinos de ínfima categoría) sino que ofrece sus creaciones a relojeros ya establecidos, empezando por el entonces ya famoso joyero ginebrino Baszanger, que le encarga un reloj de bolsillo.

Louis Cottier, inventor

 

El sistema de Cottier se basa en dos discos concéntricos, uno conteniendo las 24 horas y otro mostrando 24 ciudades, una por huso horario. Las grandes Maisons no tardan en interesarse en un invento que sencillamente necesitan: sus clientes más adinerados son precisamente los primeros viajeros intercontinentales de forma regular gracias a la llegada de la aviación comercial. Patek es una de ellas, y a partir de 1937 aparecen literalmente decenas de modelos tanto de pulsera bolsillo como de bolsillo (estos menos frecuentes y por tanto más buscados hoy día). Hasta tres generaciones del concepto Horas Mundiales se suceden, desde la primitiva con las ciudades grabadas en el bisel hasta el pulsador que elige las ciudades a voluntad del usuario. De 1962 a 2000 se suspendió la producción de Horas Mundiales en Patek Philippe, y regresa con la cuarta y por ahora última generación que incluye una patente de la propia Patek… ya digo, mucho por contar, lo haré próximamente.

 

La última parte estuvo dedicada a profundizar en los calibres de Patek Philippe. Son 16 calibre básicos, que se extienden hasta 48 tipos de movimiento: cronógrafos, repeticiones de minutos, calendarios anuales y perpetuos, indicaciones retrógradas o saltantes y la combinación de estas complicaciones entre sí dan realmente para mucho. Vimos esquemas de levas, palancas y piezas que tardan cuatro años en dar una vuelta completa sobre su eje y cómo los relojeros de Patek han resuelto el desafío de mostrar el tiempo en un espacio tan reducido… ¡y finalmente entendí cómo funciona un embrague vertical! Parte de la magia está en haber sabido concebir un “tractor” tan extraordinario como el calibre 240, una máquina extraplana con microrrotor que tanto sirve para un tres agujas como para a partir de él construir un calendario perpetuo o el extraordinario 6102 con su carta del cielo y movimiento angular de la Luna. Además, Patek produce sus propios movimientos de cuarzo que, como no puede ser de otra forma, tienen los puentes decorados a la altura de sus hermanos… creo que esto va a dar motivo para un artículo específico sobre los calibres de Patek, stay tuned.

Patek Philippe 240Q

 

No me hizo falta asistir al curso de formación para comerciales/detallistas: la filosofía Patek se respira en todo lo que hacen. En el fondo, es algo muy sencillo: parafraseando a Winston Churchill, se conforman con ser los mejores entre los mejores.

www.patek.com