Nomos Glashütte

NOMOS Glashütte, una joven veterana

Con sólo 25 años de historia NOMOS Glashütte KG se ha labrado una muy sólida reputación entre los aficionados “iniciados”, y es la marca de la zona Glashütte (la zona relojera alemana por excelencia) más conocida fuera de las dos que pertenecen a los grandes grupos relojero-industriales. De propiedad privada, nunca comunica cifras, pero desde 2010 ha duplicado su facturación y gracias al éxito obtenido tiene previsto triplicar la actual producción de su (ahora pen)último grito: el Metro.

NOMOS_TangenteNomos Glashütte es para el aficionado como la lluvia fina para el paseante: te va calando poco a poco hasta que estás irremisiblemente empapado, lo que en términos relojísticos viene a convertirse en una CRI o deseo irrefrenable de poseer uno de sus relojes. Teniendo en cuenta que su historia se remonta solamente hasta 1990, año de su fundación, no es este un logro pequeño. Y es que durante años las grandes marcas nos han vendido la historia de que producir un calibre propio, la tan traída y llevada “manufactura”, era algo tan caro que sólo había dos alternativas: proveerse de la omnipresente ETA o pagar –el consumidor, siempre el consumidor- cifras comparativamente astronómicas por un reloj con algo distinto en su interior.

Nomos Glashütte viene demostrando prácticamente desde su fundación lo incierto de esa afirmación, puesto que todos sus modelos (y son ya unos cuantos, a partir de 1000 €) montan calibres propios. Tantos como nueve entre manuales y automáticos, incluyendo el DUW 2002 de forma tonneau… y Calibre DUW 3001 Nomoseso era antes de Baselworld 2015, donde presentó el décimo: el automático ultraplano (3,2mm) DUW 3001. A la vista de esto no diré que sea coser y cantar, pero da que pensar que si una pequeña compañía como NOMOS Glashütte puede hacerlo ¿por qué las grandes tuvieron que esperar a que la amenaza de Swatch Group de cortar el suministro a marcas ajenas a su grupo se perfilara como una realidad cercana? Es una pregunta retórica: obviamente resulta más fácil (¿barato?) invertir en el marketing de productos más o menos trillados antes que en un buen I+D. Y aun así, cuando se han visto obligadas a ello, han vuelto a la primera parte de la tesis con precios disparatados, y se me ocurren varios ejemplos.

Este año 2015 Nomos Glashütte ha dado un golpe de efecto con la creación del Swing System, un sistema de regulación propio, algo crítico para asegurar la precisión de un reloj. Esto le libera de la dependencia de Nivarox (perteneciente, una vez más, al omnipresente Swatch Group) que en la práctica era el único fabricante de este componente hasta ahora, un monopolio de facto que al igual que ETA dejará de proveer a los “extraños” en 2016. NOMOS ha desarrollado su propio sistema en colaboración con la Universidad Politécnica de Dresden y ha invertido en el proyecto siete años y 11,4 millones de euros. Con esto consigue elevar hasta el 90% el porcentaje de manufactura realizado en sus propios talleres y Metro será el primer modelo de la casa que lo monte, en el calibre manual DUW 4001. Por si todo esto fuera poco en este año triunfal de NOMOS, el Metro se alzó recientemente con el codiciado premio Red Dot de diseño.

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Próximamente, las novedades de Baselworld 2015
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