Este mes de junio estuve en Rabat, donde Jordi Rabat me brindó la oportunidad de tener en mis manos tres de las obras cumbres de Jaeger LeCoultre, a saber: el Gyrotourbillon 1, el Gyrotourbillon 2 (Reverso) y el Qantième Perpetûel a Triptyque, aunque no solamente porque también tuve ocasión de tocar piezas más terrenales como el Reverso Dual Time, que igual se convierte en un futurible…
Para empezar, tuve ante mí una selección de las piezas que estos días están presentes en Rabat, desde los clásicos hasta las novedades:
También vi esa maravilla que es el Master Eight Days Perpetual SQ, cuyo largo nombre da una idea de las complicaciones que atesora, ya que es el único calendario perpetuo con ocho días de reserva de marcha.
El fondo visto muestra el volante haciendo las funciones de Polo Austral desde el que se irradian los paralelos de un imaginario planisferio que conforman el ingenioso esqueleteado donde se sujetan las distintas partes de este portento mecánico. A destacar el exquisito trabajo de pulido y achaflanado manual de todos y cada uno de los elementos.
Como enorme contraste, mencionar también la capacidad de JLC de lo más miniaturizado: este Etrier alberga un movimiento 101 (el más pequeño jamás realizado) formado por 98 piezas y con 21.600 alternancias. Y no, no es automático…
Pero, como decía al principio, lo que me había llevado hasta Rabat era otro motivo:
El trío más impresionante que yo haya visto jamás reunido: El Triptyque y los dos Gyrotourbillon, auténticas obras maestras de la relojería que para colmo llevan todas el mismo apellido. Creo que Jaeger LeCoultre podría ostentar sin ningún problema el título de Master en Complicaciones que tiene otras casas, ni que sea a título personal.
El primero de ellos, el Gyrotourbillon 1, era un «viejo conocido» para mí: tuve la suerte de poder admirarlo en este mismo lugar hace un par de años junto a una persona que por aquel entonces frecuentaba Relojes Especiales y que podría dar fe de mi embelesamiento de entonces, parejo al de ahora.
Cabe destacar el virtuosismo de la construcción de este calibre 177, con el tourbillon girando en sus dos ejes y -casi como un complemento- la ecuación del tiempo o tiempo solar verdadero y un calendario perpetuo incluyendo la indicación del año bisiesto mediante agujas retrógradas (la de la fecha es doble) así como la reserva de marcha. El tourbillon está formado por más de 90 piezas, pero sólo pesa 0,33 gramos, y yo he tenido la fortuna de poder ver en la Manufactura cómo se montaba, se comprobaba su funcionamiento y se volvía a desmontar por completo para verificarlo: sencillamente complicado. O complicadamente sencillo.
Después, aunque no necesariamente por este orden, me acerqué a lo que muchos consideran la cumbre del arte relojero: «El primer reloj que propone tres dimensiones del tiempo sobre tres rostros». En el anverso -con un tourbillon de titanio dotado de un escape isómetro de elipse- se lee el tiempo civil con indicación de 24 horas y «horas prohibidas».
Otra foto. Reconozco que no es muy buena, pero hay que tener en cuenta que la sensación de vérselo uno puesto te produce cierto temblor…
La cara del reverso nos muestra el tiempo sideral y un calendario zodiacal, la ecuación del tiempo así como la indicación del amanecer y puesta del sol. Bastante información, a poco que uno se pare a pensarlo… El planisferio celeste es ajustado según la ubicación geográfica del portador.
Por último, el tercer «rostro» indica el tiempo perpetuo: Días, meses año bisiesto, fase lunar… El mecanismo -inédito- del calendario se alberga en el lecho y está activado por el movimiento principal en la caja reversible -de platino, por cierto-, que una vez cada 24 horas se conecta a él.
Al margen de saber que tamaño prodigio técnico cuesta 335.000 €, el Reverso á Triptyque le genera a uno cierta sensación de provisionalidad al pensar en la imperturbabilidad del tiempo mientras nos esforzamos en medirlo, que debe ser la sublimación del dominarlo. Vano intento…
Por fin, y como quien lleva un rato conteniéndose para no ponerle las manos encima a… digamos un manjar exquisito, decidí que había llegado el momento de dar rienda suelta a la voluptuosidad que supone acariciar un instrumento como el Reverso Gyrotourbillon 2. Y no bromeo: Después de verlo a través de la lupa binocular de gran aumento te cambia el concepto de lo que se ha dado en llamar Alta Relojería:
Puede que el tourbillon (o más bien el motivo por el que fue concebido y desarrollado por Breguet) no tenga razón de ser en un reloj de pulsera, pero sigue siendo una de las complicaciones relojeras más hermosas de observar. Y si a esto le añadimos un segundo eje de giro la fascinación aumenta exponencialmente. El calibre JLC 174, con sus 371 componentes es una muestra más de la extraordinaria capacidad de invención pero sobre todo de ejecución de la marca, en la que destaca la incorporación de una espiral cilíndrica (como la que equipa a los cronómetros de marina) dotada de dos curvas terminales que a diferencia de la espiral plana le procuran un latido perfectamente concéntrico. La jaula interior efectúa una vuelta cada 18,75 segundos (o directamente 3,2 vueltas por minuto) mientras que la exterior tarda un minuto exacto, lo que le permite marcar ese lapso con la manecilla azul que se aprecia en las fotos.
Reverso Gyrotourbillon 2
Reverso Gyrotourbillon 2
Poder probarse piezas que están fuera del alcance (más bien de la dimensión) de uno produce sensaciones diversas: por un lado rompes el famoso mito de Woody Allen respecto a las chicas del Play Boy, que decía que no existían (así pues, si este reloj existe, las chicas del Play Boy también…), y por otro te das cuenta de que por muy insatisfactoria que sea esta afición nuestra jamás llegaremos a la «paix d’esprit» ni siquiera alcanzando cimas difícilmente explicables racionalmente…
Bajando a niveles terrenales, tuve ocasión también de «calzarme» algo más asequible:
El Grande Reverso Duo Date, con función GMT ya que cada una de sus caras puede ofrecer un huso horario distinto. Y mientras la esfera blanca presenta la fecha y los segundos, la negra nos muestra la indicación de 24 horas y día/noche. Siendo como es una edición limitada a 500 piezas en oro rosa y 1500 piezas en ¡acero! ha pasado a formar parte de mi nebulosa carpeta de «futuribles».
Hubo más, pero creo que por esta vez ha habido suficiente. Gracias a Jordi Rabat por su amabilidad y paciencia y a José Luis Alvira por su disponibilidad.