El mercado del Smartwatch tiene sus desafíos, tales como limitaciones de diseño, batería y funcionalidades. Sin embargo, la percepción de su innovación parece ser limitada, los relojes inteligentes dan la impresión de haber tocado techo en un corto lapso de tiempo, 5 años.
En 2013 Pebble dio el pistoletazo de salida a la última oleada de relojes inteligentes con una propuesta novedosa: conectividad entre nuestro reloj y el teléfono móvil. Una propuesta que grandes empresas como Apple y Samsung vieron con muy buenos ojos, y decidieron entrar en el mercado de manera tan agresiva que sólo 3 años después Pebble cerraba sus puertas y se despedía de la carrera. Los gigantes no le dieron tregua alguna.
Samsung Galaxy Gear, las prisas no son buenas
A inicios del último cuarto de 2013, mientras Pebble gozaba de éxito mundial, era el tema de conversación tecnológico y se llevaba todas la miradas. Entonces Samsung decidió llamar a la puerta presentando el Galaxy Gear, sin embargo esta puerta se abrió tímidamente. Con un diseño muy similar al Pebble, ofrecía las mismas funcionalidades con la diferencia de que utilizaba Android como sistema operativo y la duración de la batería estaba muy por debajo de la de la competencia.
Rápidamente, Samsung presentó un nuevo modelo en Abril de 2014, el Galaxy Gear 2, que ofrecía las mismas funcionalidades que su primer Smartwatch y, como novedad, añadía una cámara de 2 megapixeles y la posibilidad de personalizar las correas. Tuvo una acogida mucho mejor que el primer modelo, sin embargo, la diferencia de salida al mercado de tan sólo 6 meses entre un modelo y otro, no fue del agrado del público.
Durante 2014 la marca Pebble no hizo más que crecer y volverse más valiosa a raíz de la gran cantidad de aplicaciones existentes en su tienda, superando las 1.000 aplicaciones a finales de año (aplicaciones muy variadas, desde esferas digitales, videojuegos hasta las centradas en temas de fitness y salud). Mientras tanto, se vaticinaba un Smartwatch de Apple que prometía ser totalmente disruptivo y fiel a los cánones de la marca.
A inicios de 2015 Pebble recibió una oferta de compra por parte de Citizen valorada en 740 millones de dólares. Su fundador y CEO, Eric Migicovsky, declinó la oferta y seis meses después, cuando el Apple Watch ya había salido al mercado, volvió a recibir otra oferta, en esta ocasión de Intel, por una cantidad mucho menor, 70 millones, que volvió a rechazar. Finalmente, un año después, Pebble cerró sus puertas y la empresa fue vendida a Fit Bit por 40 millones de dólares, 700 millones menos que la oferta inicial.
Apple Watch, el reloj que define el juego
Como ya hemos visto, en Abril de 2015 la empresa más valiosa del mundo se unía a lo que en principio parecía ser una moda pasajera, presentando su propio Smartwatch, un reloj inteligente con particularidades tanto estéticas como funcionales que representan a los de Cupertino.
Sus principales diferencias respecto a la competencia se aprecian estéticamente. Los relojes incluyen una pantalla AMOLED con una gran densidad de píxeles, ofreciendo un contenido visual mucho más vívido y colorido de lo que hasta entonces se había visto en un reloj. Sus aplicaciones hacen un gran énfasis en el cuidado de la salud y el control del ejercicio físico, así como en la conectividad entre los diferentes dispositivos Apple.
La jugada les ha salido redonda, para que os hagáis una idea de la relevancia que tiene actualmente el Apple Watch, durante 2017, se vendieron 18 millones de unidades, 2 millones menos que los ordenadores Mac en el mismo lapso de tiempo, convirtiéndose rápidamente en uno de los productos estrella del catálogo Apple.
¿Evolución o revolución?
Ambos Smartwatch han observado una cierta evolución en los últimos tiempos. En su exterior, el Samsung Gear 3 ha cambiado por completo respecto a su antecesor, y ahora ha pasado a ser un reloj completamente circular. El Apple Watch, en cambio, mantiene el mismo diseño físico en sus Series 1, 2 y 3.
Las principales diferencias que podemos encontrar entre estos dos modelos de Smartwatch están en su interior. Cada generación incluye un mejor procesador, mayor almacenamiento interno, así como una mejora en la duración de la batería y resistencia al agua. En cuanto a las aplicaciones, varía principalmente el diseño de su interfaz.
En los últimos 3 años los cambios han sido mínimos, lo cual nos lleva a la gran pregunta: ¿estamos llegando a los límites de la tecnología en nuestra muñeca? ¿Cuál el próximo paso?
Si bien, el panorama parece ser limitado, aún hay margen de crecimiento en el desarrollo del Smartwatch, que podría ofrecer, por ejemplo:
• Una mayor independencia del móvil
• Tecnología NFC para realizar pagos sustituyendo a la tarjeta de crédito
• Una construcción de hermeticidad que permita sumergirse a mayor profundidad
• Interacción con sus piezas, por ejemplo un bisel rotatorio
En la primera semana de septiembre 2018 hemos podido disponer del nuevo reloj inteligente de Samsung, que no lleva el 4 sino que pasa a llamarse Samsung Galaxy Watch y cumple la última de las premisas mencionadas anteriormente. Como novedad, incluye por primera vez el bisel rotatorio que permite navegar a través de la interfaz. Su software se renueva por completo y prometen una mejora de rendimiento y batería.
Por su parte, Apple ha presentado el Series 4 en su famosa conferencia anual. Es de esperar que por fin las novedades en ambos relojes inteligentes nos puedan ofrecer algo que hasta ahora no hayamos visto. Por su bien.