Chopard L.U.C Perpetual T

Chopard L.U.C Perpetual T, un acoplamiento maestro

Un logro mecánico y estético. Ese es el resultado del Chopard L.U.C Perpetual T, un nuevo cronógrafo de la Maison que ejecuta una de las combinaciones más prestigiosas en materia de relojes: el acoplamiento de un calendario perpetuo y un tourbillon en una caja de 43 mm.

Este modelo de alta relojería, con una duración de la marcha de más de una semana, es una nueva interpretación de una pieza icónica de la colección L.U.C que a partir de ahora se encuentra en versión platino.

El ADN del cronógrafo Chopard L.U.C Perpetual T destaca por la nobleza de sus complicaciones, el logro de sus decoraciones y su discreta sofisticación. Así, el calibre L.U.C. 02.15-L se encarga de dar vida al calendario perpetuo, una apuesta tan técnica como ergonómica.  Para ello, indica la fecha completa teniendo en cuenta la duración variable de los meses, incluyendo los años bisiestos.

A las 9 horas, el día de la semana se impone sobre una indicación día/noche. Y a las 3h, los meses cohabitan con la indicación de los años normales y los bisiestos. Con los cuatro barriletes del sistema Quattro, el Chopard L.U.C Perpetual T dispone de una duración de la marcha de 9 días.  Para no sobrecargar a la esfera, el indicador de la reserva de marcha está situado en la parte posterior del reloj y es visible a través de un fondo de cristal de zafiro transparente.

Por su parte, el tourbillon del Chopard L.U.C Perpetual T  se sitúa en la parte inferior de la esfera a las 6 horas. Está dominado por un puente de acero.

El broche lo pone el diseño. La esfera del Chopard L.U.C Perpetual T  de oro macizo está adornada con un motivo en guilloché a mano. Los contadores, de color gris pizarra del calendario perpetuo, están también guillochés, con el fin de separar las funciones y reforzar los contrastes. Todo el calibre L.U.C 02.15-L se ha decorado a mano, y las platinas están perladas, los tornillos pulidos, los puentes biselados y adornados con un motivo de Côtes de Genève en vertical. Por último, los rubíes están engastados en chatones de oro. Y como toque final, la correa de cocodrilo negro cosida a mano y forrada de cocodrilo.