Relojería Soviética

Relojería soviética, parte I

Mítica por su robustez y espartana construcción alejada de toda sofisticación mecánica, y como su adjetivo sugiere, la relojería soviética remonta sus orígenes a la Revolución Bolchevique de 1917, cuando los dirigentes del Soviet advirtieron la necesidad de poner en marcha una industria relojera, obviamente estatal.

Orígenes… americanos

En 1927, el Consejo de Trabajo y Defensa aprobó una resolución para iniciar la producción de relojes y La factoría Dueber-Hampden en Moscúdecidió enviar una delegación a Europa Occidental con la misión de adquirir la maquinaria necesaria. El destino lógico era Suiza, pero la industria relojera de aquel país recelaba de llegar a perder un vasto mercado para la exportación. Así pues, los soviéticos pusieron sus ojos en Estados Unidos, donde finalmente la empresa estatal Amtorg (Amerikanskaia Torgovlia, Амторг) adquirió el utillaje de dos compañías en liquidación: Dueber Hampden Watch & Co. y Ansonia Clock Company. En Marzo de 1930 antiguos trabajadores de la Dueber-Hampden partieron de los Ansonia Clock CompanyEstados Unidos con rumbo a Moscú para aleccionar en el arte relojero a los trabajadores rusos, mientras que al mes siguiente zarpaba con destino a la capital soviética un barco a vapor transportando ventiocho vagones de carga repletos de maquinaria. Con estos materiales quedaron sentadas las bases de la denominada “Primera Factoría de Relojes del Estado” -“1-й ГЧЗ”-, que poco después sería conocida también con el nombre de “Primera Factoría de Relojes de Moscú” -“1-й МЧЗ”-, el germen de la industria relojera de la Unión Soviética.

Los inicios

El primer calibre de la relojería soviética, lacónicamente denominado “Tipo 1”, era en realidad un calibre Dueber reconstruido, cuyas variaciones y modificaciones se mantuvieron en producción durante largos años. La producción en la Calibre Dueber Tipo 1factoría de Moscú, entre 1935 y 1941, alcanzaría la cifra de dos millones setecientos mil movimientos, instalados tanto en relojes de bolsillo como de pulsera. En 1972, únicamente la “Primera Factoría de Relojes de Moscú” producía nada menos que tres millones y medio de piezas, que se exportaban a más de sesenta países. Como bien dice Mark Gordon -un reconocido coleccionista de relojes rusos- en su página web www.ussrtime.com, la industria de la relojería soviética alcanzaría el espacio antes que la suiza, proporcionaría los instrumentos de medida del tiempo para uno de los ejércitos más poderosos de la historia, el Ejército Rojo, también los relojes que controlarían faros y boyas marinas en el Ártico, cronometrarían legendarias partidas del Campeonato del Mundo de Ajedrez e incluso aquellos que gestionarían el tráfico de la línea ferroviaria más larga de la Tierra, el ferrocarril Transiberiano.

Las marcas

El marketing o branding no es algo que se necesitara en un producto monopolizado por el Estado, de modo que los nombres de tal o cual modelo surgieron de las contadas fábricas dedicadas a la fabricación de relojes, algunas veces como homenaje a un determinado hito y en otras ocasiones como referencia a una aplicación concreta. Por ejemplo, la “Primera Factoría de Relojes de Moscú” inició la producción de un reloj nada más finalizar la Segunda Guerra Mundial, que bautizó con el muy gráfico nombre de “Pobeda” (Victoria), en ruso “Победа”. En 1949 esa misma factoría recibió el encargo de producir un reloj para las fuerzas aéreas, el “Sturmanskie” (Navegador), en ruso “Штурманские”. Y con un Sturmanskie en la muñeca protagonizó Yuri Gagarin el primer vuelo espacial del ser humano, como más adelante veremos. Un hito histórico que la factoría moscovita conmemoró en adelante con sus modelos “Poljot” (Vuelo), traducción del ruso “Полет”, probablemente la divisa insignia de la relojería soviética. Las fuentes citan que, dado el enorme impacto a nivel mundial de tal acontecimiento, la que fuera denominada “Primera Factoría de Relojes de Moscú” pasó a denominarse, al completo, con el nombre de “Poljot”.

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Otras veces fueron los avatares de la Segunda Guerra Mundial los que determinaron el nacimiento de una marca. Así sucedió cuando el ejército alemán asediaba Moscú y sus factorías fueron evacuadas a otras ciudades. En Christopol arraigó una industria relojera que años más tarde fabricaría los componentes de otra de las marcas rusas más reconocidas: “Vostok”.

Y como para la relojería soviética también era necesario satisfacer las necesidades del mercado civil, fueron apareciendo nuevas fábricas en distintas poblaciones, con sus respectivos nombres comerciales, como “Raketa” o “Slava”. Aunque su producción no se regía por los estándares militares, la calidad de estos relojes para nada era desdeñable.

No te pierdas la segunda parte.