rgil
Milpostista
Sin verificar
Lo primero, quiero aclarar que no pretendo ahorrarme el coste de una aguja , tampoco es que las agujas comerciales me parezcan mal .
Se trata de hacer un ejercicio, una practica, como se haría en una escuela de relojería, para aprender técnicas nuevas y practicar con algunas herramientas.
Todo empezó de la forma mas tonta. En un reloj de bolsillo, estaba quitando las agujas, de tipo catedral, a una de ellas le falta la mitad.
El caso es que me pregunté , ¿como se fabricaban estas agujas antiguamente? Seguramente las fabricarían con sierra y limas. El caso es, ¿podría yo fabricar una hoy?
Pues habrá que intentarlo.
Como materia prima, elijo un socorrido clavo. Su hierro es fácil de trabajar y tampoco tendremos ningún requerimiento mecánico que no sea sostenerse a si misma.
La idea es fabricar la punta de la aguja, para después soldarla al cuerpo. Esto es, reparar la aguja.
Coloco el clavo en un mandril para poder sujetarlo cómodamente.
Para empezar, lo aplano limando (también se podría aplanar martillando, pero esto hace que el metal se endurezca y después sería mas difícil de trabajar).
La aguja original tiene una décima de grosor, yo dejo mi clavo en unas tres décimas, pues me da la sensación de que, si lo afino mas, se volverá muy débil y podría romperse.
Cuando ya este terminada la forma, lo adelgazare limando.
El contorno de la aguja se hace muy rápido, con la dremmel. También se podría haberla hecho limando, pero esto es mucho mas rápido.
La parte mas peliaguda es el agujero en forma de rombo.
Pienso que es una pena que no fuesen unas agujas Breguet, pues un agujero redondo es mas fácil de hacer.
Primero, un taladro, de unas tres o cuatro décimas.
Dentro de este agujero, no entra ninguna de mis limas. Tampoco entran las fresas diamantadas de la dremmel.
Se me ocurre probar con la punta de un bisturí, como si estuviese tallando una madera. El hierro, desde luego es mas duro que la madera, pero es tan pequeño el trozo
que hay que quitar, que el acero de la cuchilla, mucho mas duro que el clavo, si que va arañando, poco a poco, trozos de metal.
Cuando el agujero ha crecido un poco, empiezan a entrar las limas, con lo que el trabajo avanza mucho mas rápido.
Ya solo es cuestión de ir rebajando, con mucho cuidado, para que no se rompan los pequeños trozos de metal.
Cuando ya está casi terminada la forma, limo la superficie para afinar el metal. Llego a dejarla de algo menos de dos décimas. Mas delgado, por el momento, no me atrevo.
También hay que tener en cuenta que después de soldar, casi con seguridad, habrá que limar mas, y podría quedar demasiado delgado.
La soldadura, con la base de la aguja, será fácil de hacer con estaño. El estaño es muy fácil de manejar, y aunque es muy blando, pero pienso que debería aguantar bien.
Después de soldado, queda una gota de estaño bastante gruesa, que se puede afinar limando.
Así lo hago y cuando ya esta prácticamente bien, se suelta la unión. Al adelgazar el estaño, este es demasiado blando y no aguanta.
Aun pruebo otra vez mas, intentando dejar mas estaño en la unión, pero se vuelve a romper.
La solución será soldar con plata. Me da miedo, pues tengo muy poca experiencia con ella, y las veces que he probado, no ha sido ni fácil ni delicado.
Lo preparo todo muy bien. Sujetos los dos extremos de la aguja, bien enfrentados y al aire, para poder meter el mini-soplete.
Pongo una minúscula bolita de bórax y preparo la varilla de soldadura, para que quede una punta muy delgada.
Al calentar los extremos de la aguja, son tan delgados que, inmediatamente, se ponen al rojo y al tocarlos con la varilla de soldadura, se doblan, un poco, los dos extremos.
Aparte de esto, yo creo que nunca había hecho una soldadura tan diminuta. Es tan pequeña que pienso que ni siquiera hace falta rebajarla. Se puede quedar tal como esta.
Una vista, ya limpia de la carbonilla.
Se aprecia, con un buen aumento, una ligera falta de alineación entre las dos partes.
El doblez en la unión se endereza fácilmente.
Por cierto, este es el tamaño de la aguja.
Después de limpiar y pulir un poco, el resultado es precioso. Junto a su compañera.
Haber soldado con plata tiene otra ventaja. Como la plata funde a una temperatura mucho mayor que el estaño, podré azular la aguja calentándola.
En el azulado, intento imitar el color de su compañera. Como no tengo una cuchara de azular, uso el soldador de estaño.
Al primer intento, la aguja queda de un color morado claro. En la segundo intento, el tono ya es azul, tal vez un poco claro, pero muy bonito.
Tampoco ha quedado muy uniforme, sobre todo la parte antigua. Además, la soldadura, ha quedado sin azular, claro, allí el material ya no es acero,
afortunadamente por delante se nota menos que por detrás.
Al final, una agradable experiencia, con practicas de limado, soldadura (de esta parte estoy muy contento) y azulado (esta parte ha sido preciosa). No se puede pedir mas.
Colocadas en su reloj. Como me gustaría saber restaurar cuadrantes.
Una vez mas, espero que os haya entretenido
Se trata de hacer un ejercicio, una practica, como se haría en una escuela de relojería, para aprender técnicas nuevas y practicar con algunas herramientas.
Todo empezó de la forma mas tonta. En un reloj de bolsillo, estaba quitando las agujas, de tipo catedral, a una de ellas le falta la mitad.
El caso es que me pregunté , ¿como se fabricaban estas agujas antiguamente? Seguramente las fabricarían con sierra y limas. El caso es, ¿podría yo fabricar una hoy?
Pues habrá que intentarlo.
Como materia prima, elijo un socorrido clavo. Su hierro es fácil de trabajar y tampoco tendremos ningún requerimiento mecánico que no sea sostenerse a si misma.
La idea es fabricar la punta de la aguja, para después soldarla al cuerpo. Esto es, reparar la aguja.
Coloco el clavo en un mandril para poder sujetarlo cómodamente.
Para empezar, lo aplano limando (también se podría aplanar martillando, pero esto hace que el metal se endurezca y después sería mas difícil de trabajar).
La aguja original tiene una décima de grosor, yo dejo mi clavo en unas tres décimas, pues me da la sensación de que, si lo afino mas, se volverá muy débil y podría romperse.
Cuando ya este terminada la forma, lo adelgazare limando.
El contorno de la aguja se hace muy rápido, con la dremmel. También se podría haberla hecho limando, pero esto es mucho mas rápido.
La parte mas peliaguda es el agujero en forma de rombo.
Pienso que es una pena que no fuesen unas agujas Breguet, pues un agujero redondo es mas fácil de hacer.
Primero, un taladro, de unas tres o cuatro décimas.
Dentro de este agujero, no entra ninguna de mis limas. Tampoco entran las fresas diamantadas de la dremmel.
Se me ocurre probar con la punta de un bisturí, como si estuviese tallando una madera. El hierro, desde luego es mas duro que la madera, pero es tan pequeño el trozo
que hay que quitar, que el acero de la cuchilla, mucho mas duro que el clavo, si que va arañando, poco a poco, trozos de metal.
Cuando el agujero ha crecido un poco, empiezan a entrar las limas, con lo que el trabajo avanza mucho mas rápido.
Ya solo es cuestión de ir rebajando, con mucho cuidado, para que no se rompan los pequeños trozos de metal.
Cuando ya está casi terminada la forma, limo la superficie para afinar el metal. Llego a dejarla de algo menos de dos décimas. Mas delgado, por el momento, no me atrevo.
También hay que tener en cuenta que después de soldar, casi con seguridad, habrá que limar mas, y podría quedar demasiado delgado.
La soldadura, con la base de la aguja, será fácil de hacer con estaño. El estaño es muy fácil de manejar, y aunque es muy blando, pero pienso que debería aguantar bien.
Después de soldado, queda una gota de estaño bastante gruesa, que se puede afinar limando.
Así lo hago y cuando ya esta prácticamente bien, se suelta la unión. Al adelgazar el estaño, este es demasiado blando y no aguanta.
Aun pruebo otra vez mas, intentando dejar mas estaño en la unión, pero se vuelve a romper.
La solución será soldar con plata. Me da miedo, pues tengo muy poca experiencia con ella, y las veces que he probado, no ha sido ni fácil ni delicado.
Lo preparo todo muy bien. Sujetos los dos extremos de la aguja, bien enfrentados y al aire, para poder meter el mini-soplete.
Pongo una minúscula bolita de bórax y preparo la varilla de soldadura, para que quede una punta muy delgada.
Al calentar los extremos de la aguja, son tan delgados que, inmediatamente, se ponen al rojo y al tocarlos con la varilla de soldadura, se doblan, un poco, los dos extremos.
Aparte de esto, yo creo que nunca había hecho una soldadura tan diminuta. Es tan pequeña que pienso que ni siquiera hace falta rebajarla. Se puede quedar tal como esta.
Una vista, ya limpia de la carbonilla.
Se aprecia, con un buen aumento, una ligera falta de alineación entre las dos partes.
El doblez en la unión se endereza fácilmente.
Por cierto, este es el tamaño de la aguja.
Después de limpiar y pulir un poco, el resultado es precioso. Junto a su compañera.
Haber soldado con plata tiene otra ventaja. Como la plata funde a una temperatura mucho mayor que el estaño, podré azular la aguja calentándola.
En el azulado, intento imitar el color de su compañera. Como no tengo una cuchara de azular, uso el soldador de estaño.
Al primer intento, la aguja queda de un color morado claro. En la segundo intento, el tono ya es azul, tal vez un poco claro, pero muy bonito.
Tampoco ha quedado muy uniforme, sobre todo la parte antigua. Además, la soldadura, ha quedado sin azular, claro, allí el material ya no es acero,
afortunadamente por delante se nota menos que por detrás.
Al final, una agradable experiencia, con practicas de limado, soldadura (de esta parte estoy muy contento) y azulado (esta parte ha sido preciosa). No se puede pedir mas.
Colocadas en su reloj. Como me gustaría saber restaurar cuadrantes.
Una vez mas, espero que os haya entretenido