AbderramanII
Reina Mora
Sin verificar
¡Buen día amigos! Tanto tiempo sin tener ocasión de compartir entradas nuevas y ahora se me acumula el trabajo Hoy os quiero presentar a otro venerable ancianito americano, responsable de que haya hecho la primera excepción en mi racha de contención compradora. Aunque de historia menos emocionante que el Boston, también comparte en gran medida protagonistas; en seguida os lo cuento…
Para los que gustéis de leer con música, la BSO hoy corre a cargo de otro insigne hijo de Massachusets. Aquí os dejo otro himno:
Vamos a empezar por ubicar un poco la marca y su gran impronta en la relojería americana. No es que se trate en absoluto de una desconocida en el viejo continente, pero lo cierto es que su origen y su principal dedicación a las piezas de bolsillo hacen que su trayectoria sea algo menos conocida entre los aficionados europeos a la relojería de pulsera.
Hasta mediados del siglo XIX la construcción de relojes en el nuevo continente era una industria artesanal en la cual las diversas piezas del reloj se fabricaban en diferentes lugares y posteriormente eran ensambladas a mano. Se trataba de un proceso muy poco preciso, que requería mucho tiempo de dedicación y que daba lugar a un producto que no estaba al alcance de la mayoría de las personas. En 1850 David Davis, Edward Howard y Aaron Lufkin Dennison crearon en Roxbury, Massachusetts, el germen de lo que posteriormente sería la Waltham Watch Company. Su revolucionario plan de negocio consistía en fabricar las piezas de los movimientos de manera muy precisa para que pudieran ser plenamente intercambiables, y lograron perfeccionar y patentar su maquinaria de fabricación de precisión creando lo que se denominó el Sistema Americano de Fabricación de Relojes. Esta innovación catapultó la productividad e hizo posible la producción en serie, lo cual dio lugar a unos precios más asequibles que dieron acceso a los relojes a un segmento mucho más amplio de población.
Tras esa crucial aportación, durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo un traslado de instalaciones, hubo varios cambios de denominación social, se experimentaron algunas dificultades económicas, y E. Howard abandonó la empresa para seguir su aventura en solitario. La empresa quedó establecida en su ubicación en la ribera del río Charles en Waltham, Massachusetts y a principios del siglo XX fue rebautizada como Waltham Watch Company, marca con la que concluyó sus días. [Inciso: curiosamente, una de las denominaciones sociales por las que pasó la empresa fue Boston Watch Company, aunque nada tuviera que ver con mi Boston]
Por cierto, ese edificio que alojó la fabricación de relojes Waltham hasta los años 50 del siglo pasado aún se conserva y ofrece unos lofts en los que seguramente será delicioso vivir, ¿no os parece?
Lamentablemente, la empresa cerró las puertas de la fábrica y se declaró en quiebra en 1949, aunque la fábrica se reabrió unas cuantas veces durante breves periodos de tiempo principalmente para terminar y encajar las existencias de relojes y venderlos. Se presentaron varios planes para rescatar la empresa, pero todos ellos fracasaron y en 1958 la empresa abandonó el negocio de relojes para los consumidores y se reorganizó en la Waltham Precision Instruments Company, dedicada a la fabricación de relojes y cronómetros utilizados en el sector aeronáutico.
Antes de abandonar el negocio, in 1954 crearon una filial en Suiza, la Waltham International SA, que conservó los derechos de la marca comercial Waltham fuera de Norteamérica, y continuó fabricando relojes mecánicos de pulsera y de bolsillo con la marca Waltham.
Todos los movimientos producidos por la empresa llevan grabado un número de serie individual, y ese número se puede utilizar para calcular su fecha de fabricación. Existe una base de datos de números de serie de Waltham, creada por aficionados (http://www.pocketwatchrepair.com/), donde se pueden consultar. Según ella, el movimiento de mi pieza fue fabricado en 1935.
Y después de estos apuntes históricos, os dejo unas cuantas fotos de publi que a todos nos encantan y permiten relajar la vista de la lectura
Y bueno, vamos ya con la historia de mi reloj en concreto. El caso es que siento mucho respeto (entiéndase respeto como eufemismo de miedo) por los relojes anteriores a los años 60 del siglo pasado; me parecen más delicados y complicados de reparar si algo les falla. Por otro lado, cuanto más atrás en el tiempo, más complicado encontrar las piezas en un estado estético aceptable, y ya sabéis que no soy nada amiga de las restauraciones. Entre eso y que mi lado Tony Montana me tiene dominada, lo cierto es que mi colejuntación es muy pobre en cuanto a piezas de la primera mitad del siglo XX, lo que no quiere decir que no me encanten y atraigan. En concreto, siempre he pensado que quería tener un reloj del estilo de los llamados de trinchera con la esfera esmaltada, fantaseando idealmente con uno que tuviese caja de cojín y asas “toallero” y el 12 en rojo
Pues después de un montón de tiempo con la idea revoloteando en mi cabeza, inmersa en la sequía de compras relojeras en que me hallo (mitad por autoimposición, mitad por mis circunstancias actuales), resulta que llega un buen amigo que sabe mucho más que yo sobre este tipo de piezas y me pasa el enlace de este bello Waltham que os presento hoy, diciéndome que se lo ha tropezado y se ha acordado de mí, y que lo ha comprobado todo y está todo en orden. No contento con eso, me da una estimación de lo que sería un precio aceptable. Y además me dice que un amigo común podría ocuparse de revisarlo y reconducir lo que pudiera necesitar. Vamos, que ni a Fernando VII se las ponían tan a webo ¿no os parece? Para ahorrarle viajes inútiles al chiquillo, fue directamente el amigo que lo iba a repasar quien se encargó de comprarlo por mí, así que yo lo único que he tenido que hacer para disfrutar de este bellezón es abrir el paquete que él me envió y ponerle una correa
Os he dicho al principio del hilo que la historia de esta pieza compartía protagonistas con la del Boston, así que supongo que ya habréis adivinado que quien localizó el reloj fue rafagil y quien lo dejó en el perfecto estado de revista que lo veis ahora fue PedroA. Mi enorme agradecimiento a estos dos queridos amigos
Como veis, colma con creces mis aspiraciones respecto de este tipo de pieza: además de venir en caja de cojín y tener el 12 en rojo, es de oro y pertenece a una marca por la que siento gran respeto. De ahí el título del hilo: es mejor aún de lo que había fantaseado que quería
Ésta fue una pieza que se comercializó en el mercado del Reino Unido, con el calibre Waltham encajado en una caja de oro de producción británica.
Yo no entiendo ni papa de contrastes Si Rafa tiene tiempo y ganas, igual hay suerte y nos ilustra a todos un poco en ese aspecto
En la ficha del número de serie del calibre se indica que es Grado 359, data de 1935 y fue parte de una tirada de 3000 con una producción total de 36000. Tiene 9 rubíes y espiral Breguet. La fecha de su encaje en la ficha figura como pendiente; algo lógico ya que como os he dicho la pieza final no se comercializó en el mercado estadounidense. Rafa comprobó los cuños y contrastes de la caja y corresponden a 1937, justamente dos años después de salir de producción el calibre, que es una sucesión cronológica tranquilizadora y estupenda
La pieza se hallaba en un estado de conservación bastante aceptable cuando llegó... (Créditos: todas estas fotos que siguen se las tengo que agradecer a Pedro, que además de mimarlo y dejarlo como un pincel, ha documentado el proceso; si es que… es una joya )
La caja tenía algunas abolladuras que el supermañoso Pedro ha sacado antes de pulirla
La esfera no estaba nada mal
Sus agujas de tipo lanza me parecen muy hermosas. Aunque me parece que la minutera no es la suya, intuyo que sería difícil encontrar la correcta y creo que no hace mal papel, así que se quedará así.
Y el calibre únicamente ha requerido una limpieza y puesta a punto. No os sé explicar, pero mirad con qué lujo de detalles puedo mostrarlo (¡Gracias Pedro!)
Cómo me gusta la decoración de los puentes
El cristal que traía era muy plano y aplastaba las agujas no dejándolas avanzar, así que hubo que sustituirlo, pero afortunadamente no fue un problema para el ángel guardián que se cuidó de esta pieza
Y después de contaros su vida y milagros, ahora os dejo con unas fotitos que le he hecho yo con una compañera de su misma edad que también funciona estupendamente
Y una borrofoto para los nostálgicos
Y donde más transmite un reloj: en la muñeca
Aún no he terminado de decidir con qué correa se quedará Con la perlón negra me gusta mucho, pero me da pena que se curve un poco en los extremos y me impida disfrutar bien de esas asas “toallero” que tanto me gustan
Con la de nylon de rayas también me gusta mucho, pero al ser más pequeña se descentra a veces y eso me da un poco de coraje
En fin, qué problemas, ¿verdad?
Bueno, pues no me queda más que reiterar mi agradecimiento a Rafa y Pedro, ya que sin su intervención este bello Waltham nunca habría llegado a mi muñeca
Y por supuesto daros las gracias a todos los que os habéis llegado hasta aquí, tragándoos con paciencia franciscana el ladrillazo que os he soltado
Para los que gustéis de leer con música, la BSO hoy corre a cargo de otro insigne hijo de Massachusets. Aquí os dejo otro himno:
Vamos a empezar por ubicar un poco la marca y su gran impronta en la relojería americana. No es que se trate en absoluto de una desconocida en el viejo continente, pero lo cierto es que su origen y su principal dedicación a las piezas de bolsillo hacen que su trayectoria sea algo menos conocida entre los aficionados europeos a la relojería de pulsera.
Hasta mediados del siglo XIX la construcción de relojes en el nuevo continente era una industria artesanal en la cual las diversas piezas del reloj se fabricaban en diferentes lugares y posteriormente eran ensambladas a mano. Se trataba de un proceso muy poco preciso, que requería mucho tiempo de dedicación y que daba lugar a un producto que no estaba al alcance de la mayoría de las personas. En 1850 David Davis, Edward Howard y Aaron Lufkin Dennison crearon en Roxbury, Massachusetts, el germen de lo que posteriormente sería la Waltham Watch Company. Su revolucionario plan de negocio consistía en fabricar las piezas de los movimientos de manera muy precisa para que pudieran ser plenamente intercambiables, y lograron perfeccionar y patentar su maquinaria de fabricación de precisión creando lo que se denominó el Sistema Americano de Fabricación de Relojes. Esta innovación catapultó la productividad e hizo posible la producción en serie, lo cual dio lugar a unos precios más asequibles que dieron acceso a los relojes a un segmento mucho más amplio de población.
Tras esa crucial aportación, durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo un traslado de instalaciones, hubo varios cambios de denominación social, se experimentaron algunas dificultades económicas, y E. Howard abandonó la empresa para seguir su aventura en solitario. La empresa quedó establecida en su ubicación en la ribera del río Charles en Waltham, Massachusetts y a principios del siglo XX fue rebautizada como Waltham Watch Company, marca con la que concluyó sus días. [Inciso: curiosamente, una de las denominaciones sociales por las que pasó la empresa fue Boston Watch Company, aunque nada tuviera que ver con mi Boston]
Por cierto, ese edificio que alojó la fabricación de relojes Waltham hasta los años 50 del siglo pasado aún se conserva y ofrece unos lofts en los que seguramente será delicioso vivir, ¿no os parece?
Lamentablemente, la empresa cerró las puertas de la fábrica y se declaró en quiebra en 1949, aunque la fábrica se reabrió unas cuantas veces durante breves periodos de tiempo principalmente para terminar y encajar las existencias de relojes y venderlos. Se presentaron varios planes para rescatar la empresa, pero todos ellos fracasaron y en 1958 la empresa abandonó el negocio de relojes para los consumidores y se reorganizó en la Waltham Precision Instruments Company, dedicada a la fabricación de relojes y cronómetros utilizados en el sector aeronáutico.
Antes de abandonar el negocio, in 1954 crearon una filial en Suiza, la Waltham International SA, que conservó los derechos de la marca comercial Waltham fuera de Norteamérica, y continuó fabricando relojes mecánicos de pulsera y de bolsillo con la marca Waltham.
Todos los movimientos producidos por la empresa llevan grabado un número de serie individual, y ese número se puede utilizar para calcular su fecha de fabricación. Existe una base de datos de números de serie de Waltham, creada por aficionados (http://www.pocketwatchrepair.com/), donde se pueden consultar. Según ella, el movimiento de mi pieza fue fabricado en 1935.
Y después de estos apuntes históricos, os dejo unas cuantas fotos de publi que a todos nos encantan y permiten relajar la vista de la lectura
Y bueno, vamos ya con la historia de mi reloj en concreto. El caso es que siento mucho respeto (entiéndase respeto como eufemismo de miedo) por los relojes anteriores a los años 60 del siglo pasado; me parecen más delicados y complicados de reparar si algo les falla. Por otro lado, cuanto más atrás en el tiempo, más complicado encontrar las piezas en un estado estético aceptable, y ya sabéis que no soy nada amiga de las restauraciones. Entre eso y que mi lado Tony Montana me tiene dominada, lo cierto es que mi colejuntación es muy pobre en cuanto a piezas de la primera mitad del siglo XX, lo que no quiere decir que no me encanten y atraigan. En concreto, siempre he pensado que quería tener un reloj del estilo de los llamados de trinchera con la esfera esmaltada, fantaseando idealmente con uno que tuviese caja de cojín y asas “toallero” y el 12 en rojo
Pues después de un montón de tiempo con la idea revoloteando en mi cabeza, inmersa en la sequía de compras relojeras en que me hallo (mitad por autoimposición, mitad por mis circunstancias actuales), resulta que llega un buen amigo que sabe mucho más que yo sobre este tipo de piezas y me pasa el enlace de este bello Waltham que os presento hoy, diciéndome que se lo ha tropezado y se ha acordado de mí, y que lo ha comprobado todo y está todo en orden. No contento con eso, me da una estimación de lo que sería un precio aceptable. Y además me dice que un amigo común podría ocuparse de revisarlo y reconducir lo que pudiera necesitar. Vamos, que ni a Fernando VII se las ponían tan a webo ¿no os parece? Para ahorrarle viajes inútiles al chiquillo, fue directamente el amigo que lo iba a repasar quien se encargó de comprarlo por mí, así que yo lo único que he tenido que hacer para disfrutar de este bellezón es abrir el paquete que él me envió y ponerle una correa
Os he dicho al principio del hilo que la historia de esta pieza compartía protagonistas con la del Boston, así que supongo que ya habréis adivinado que quien localizó el reloj fue rafagil y quien lo dejó en el perfecto estado de revista que lo veis ahora fue PedroA. Mi enorme agradecimiento a estos dos queridos amigos
Como veis, colma con creces mis aspiraciones respecto de este tipo de pieza: además de venir en caja de cojín y tener el 12 en rojo, es de oro y pertenece a una marca por la que siento gran respeto. De ahí el título del hilo: es mejor aún de lo que había fantaseado que quería
Ésta fue una pieza que se comercializó en el mercado del Reino Unido, con el calibre Waltham encajado en una caja de oro de producción británica.
Yo no entiendo ni papa de contrastes Si Rafa tiene tiempo y ganas, igual hay suerte y nos ilustra a todos un poco en ese aspecto
En la ficha del número de serie del calibre se indica que es Grado 359, data de 1935 y fue parte de una tirada de 3000 con una producción total de 36000. Tiene 9 rubíes y espiral Breguet. La fecha de su encaje en la ficha figura como pendiente; algo lógico ya que como os he dicho la pieza final no se comercializó en el mercado estadounidense. Rafa comprobó los cuños y contrastes de la caja y corresponden a 1937, justamente dos años después de salir de producción el calibre, que es una sucesión cronológica tranquilizadora y estupenda
La pieza se hallaba en un estado de conservación bastante aceptable cuando llegó... (Créditos: todas estas fotos que siguen se las tengo que agradecer a Pedro, que además de mimarlo y dejarlo como un pincel, ha documentado el proceso; si es que… es una joya )
La caja tenía algunas abolladuras que el supermañoso Pedro ha sacado antes de pulirla
La esfera no estaba nada mal
Sus agujas de tipo lanza me parecen muy hermosas. Aunque me parece que la minutera no es la suya, intuyo que sería difícil encontrar la correcta y creo que no hace mal papel, así que se quedará así.
Y el calibre únicamente ha requerido una limpieza y puesta a punto. No os sé explicar, pero mirad con qué lujo de detalles puedo mostrarlo (¡Gracias Pedro!)
Cómo me gusta la decoración de los puentes
El cristal que traía era muy plano y aplastaba las agujas no dejándolas avanzar, así que hubo que sustituirlo, pero afortunadamente no fue un problema para el ángel guardián que se cuidó de esta pieza
Y después de contaros su vida y milagros, ahora os dejo con unas fotitos que le he hecho yo con una compañera de su misma edad que también funciona estupendamente
Y una borrofoto para los nostálgicos
Y donde más transmite un reloj: en la muñeca
Aún no he terminado de decidir con qué correa se quedará Con la perlón negra me gusta mucho, pero me da pena que se curve un poco en los extremos y me impida disfrutar bien de esas asas “toallero” que tanto me gustan
Con la de nylon de rayas también me gusta mucho, pero al ser más pequeña se descentra a veces y eso me da un poco de coraje
En fin, qué problemas, ¿verdad?
Bueno, pues no me queda más que reiterar mi agradecimiento a Rafa y Pedro, ya que sin su intervención este bello Waltham nunca habría llegado a mi muñeca
Y por supuesto daros las gracias a todos los que os habéis llegado hasta aquí, tragándoos con paciencia franciscana el ladrillazo que os he soltado
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