Goldoff
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Dicen que las modas son cíclicas, y que si vives lo suficiente -y mantienes la línea- a partir de cierto punto no necesitas comprar ropa nueva porque siempre hay algo que vuelve. Algo parecido se podría decir de la relojería. Hace casi 50 años, un entonces desconocido Gerald Genta diseñaba para Audemars Piguet el primer reloj de lujo en acero -el Royal Oak-, y poco después hacía lo propio para Patek Philippe con el recientemente descatalogado Nautilus. Luego vinieron más, como el Ingenieur de IWC, pero estos dos son los que han quedado en el imaginario colectivo como los precursores.
Aparte del material, ambos modelos compartían una característica estética: lo que hoy todos llamamos "brazalete integrado", que muchas marcas copiaron (o ¿por qué no? desarrollaron por su cuenta) en una corriente que damos en llamar "setentera": desde Rolex hasta Tissot. Básicamente se trata de un brazalete, casi siempre del mismo material que la caja y con su mismo ancho, que decrece a partir de ahí hacia el cierre.
Pues bien, esa moda ha vuelto, y durante el año 2020 hemos asistido a la presentación de gran cantidad de novedades basadas en ese concepto. Una de ellas es el objeto de esta review, el Tissot PRX, que llega en dos versiones: mecanismo de cuarzo, presentado en febrero, y el cada vez más omnipresente ETA Powermatic 80, que en España se espera para mayo o junio. Y con un precio VP de 355 € en la versión de cuarzo y unos 300 más en el mecánico cuando salga, esto huele a éxito.
El modelo que me ha llegado para la revisión es el de esfera azul (que ahora mismo consta como agotado en su web), aunque también se ofrece una negra y otra blanca. Esta azul y la negra tienen un discreto efecto "soleil" o rayos de sol, que irradian desde el centro hacia el exterior. Gracias a que las agujas son cromadas la visibilidad es excelente (al menos en las esferas oscuras). El material luminiscente (que está en la minutera y horaria, así como en los índices) no dura demasiado, aunque dado el supuesto uso "de vestir" no parecería un defecto grave. Lo que sí lo sería para algunos aficionados es que el disco del datario no tenga el mismo color de la esfera -excepto la blanca- pero en su defensa cabe decir que es más visible así... si no tienes presbicia: en ese caso te va a dar igual porque no hay ningún tipo de lente de aumento, algo que puede restarle funcionalidad pero que sin duda contribuye a su elegancia. La ventana de la fecha no tiene marco. Otro acierto, en mi opinión.
Con todo, lo que personalmente más agradezco de esa esfera es su parquedad: te dice la marca a las doce y sólo las tres letras del modelo -PRX- a las seis, sin literatura añadida e inútil. Esto lo conecta con su ancestro, y si hubieran podido evitar el 1853 debajo de Tissot ya lo hubieran bordado, en mi opinión.
El cristal de zafiro, biselado, sobresale un poco más de un milímetro sobre el bisel, que tiene una inclinación más vertical con la intención -supongo- de dejar a la vista el máximo diámetro de esfera. Queda elegante, pero deja ese cristal expuesto a indeseados "cantazos". El tratamiento anti-reflejos -adivino que sólo por la cara interna- sin ser perfecto es suficiente: se ve la hora (que es lo que importa) en casi cualquier inclinación. Otra cosa es sacarle fotos decentes.
Ese bisel está pulido a espejo, y es prácticamente lo único que lo está en todo el reloj si exceptuamos los cantos, tanto de la caja como de los eslabones que conforman el brazalete. Incluso la corona (que no es roscada, 100 metros de resistencia al agua) es matizada, con la T en relieve pulida. Me da la impresión de que el grado de ese matizado no es fruto del azar, más bien parece meticulosamente elegido para sacar lo mejor de cada opción: evitar las famosas (e "inevitables") micro-rayas sin quitarle brillo del todo. Un cepillado vertical paralelo a las doce/seis que se extiende por el conjunto caja/brazalete.
Cada extremo de la caja tiene su par de asas, pero reducidas a su mínima expresión, lo justo para poder alojar el primer eslabón del brazalete. Con dos excepciones, estos eslabones tienen todos la misma forma, sólo que van decreciendo en tamaño hasta llegar a la zona del cierre oculto. Las excepciones son precisamente los que enlazan (integran) el brazalete con la caja y que de alguna forma la prolonga, y los dos finales que encuentran el cierre de mariposa oculto, que son más pequeños y compensarían un microajuste del que el Tissot PRX carece.
La forma hexagonal de la caja (40mm) es idónea para una muñeca de 17cm de circunferencia. Vista lateralmente, recurre al truco de una tapa que sobresale de ella para parecer más delgada. Esa tapa es la que cubre el mecanismo, que desde luego tiene un grosor mayor. Y si no somos muy quisquillosos (a poco que te fijes esa tapa se ve) se puede decir que el truco funciona. Vale la pena recordar aquí que estamos hablando de un reloj del segmento bajo de precios, y que la relación calidad/precio es realmente buena.
El brazalete es tal vez la parte más sorprendente -en positivo- del conjunto. Perfectamente adaptable al contorno de la muñeca, no pellizca ni la piel ni el vello de la misma. Como ya he dicho, sus eslabones siguen una progresión decreciente desde la caja hasta el cierre de mariposa accionado por dos pulsadores simultáneamente, bastante precisos, por cierto. Este cierre tiene dos características: los eslabones que quedan a la vista están grabados al láser con el logo TISSOT 1853 y, esto es lo más interesante, no tienen un orden preestablecido, lo que permite cerrarlos según nos venga bien o nuestra propia costumbre. Los pulsadores no molestan en absoluto en la muñeca y se accionan sin ninguna dificultad.
Otro tema interesante son los pasadores entre los eslabones: a pesar de que los tornillos den más "caché", lo cierto es que los de tipo clip a presión como los del Tissot PRX funcionan perfectamente... siempre que sepas de qué lado sacarlos. Entiendo que quede más elegante suprimir las flechas de dirección que aparecen en la parte interna de otros brazaletes, pero tal vez se hubiera podido suplir con una marca discreta o directamente con flechas más pequeñas. La ventaja práctica de los clips es que, si están bien colocados (y es difícil llevarlos mal colocados porque en tal caso sobresaldrían del brazalete), te quitan la preocupación de que se afloje alguno de los tornillos.
Bonus: tiene liberación rápida del brazalete. Esos tornillos que se ven bajo las asas corren hacia adentro liberándolo. Lo que no sé es para qué. ¿Nos sorprenderá Tissot con correas para el PRX tipo los "grandes" mencionados al principio?
El calibre es un ETA F06.115 con "EOL" (End Of Life o aviso de final de pila) y una "esperanza de vida" de hasta 7 años con una pila de 55mAh. Tiene parada de segundero y como único pero decir que no siempre "clava" el segundo en la esfera debido a que la aguja tiene un poco de juego a pesar de la tecnología "HeavyDrive", ideada para proteger al calibre de golpes. Forma parte de la línea Trendline, que es el nivel de entrada a los cuarzos de ETA. Pase rápido de fecha, claro.
Esta es su ficha técnica https://shopb2b.eta.ch/technicaldocuments/index/pdf/id/2897/ pero no he logrado encontrar ahí su tolerancia cronométrica.
Al margen de que sea yo un forofo de la marca (especialmente en su época vintage) diré -otra vez- que este Tissot PRX de cuarzo me ha sorprendido positivamente no sólo en su relación calidad/precio sino sobre todo en su comodidad de uso.
Bonus plus: algunos ancestros.
Aparte del material, ambos modelos compartían una característica estética: lo que hoy todos llamamos "brazalete integrado", que muchas marcas copiaron (o ¿por qué no? desarrollaron por su cuenta) en una corriente que damos en llamar "setentera": desde Rolex hasta Tissot. Básicamente se trata de un brazalete, casi siempre del mismo material que la caja y con su mismo ancho, que decrece a partir de ahí hacia el cierre.
Pues bien, esa moda ha vuelto, y durante el año 2020 hemos asistido a la presentación de gran cantidad de novedades basadas en ese concepto. Una de ellas es el objeto de esta review, el Tissot PRX, que llega en dos versiones: mecanismo de cuarzo, presentado en febrero, y el cada vez más omnipresente ETA Powermatic 80, que en España se espera para mayo o junio. Y con un precio VP de 355 € en la versión de cuarzo y unos 300 más en el mecánico cuando salga, esto huele a éxito.
El modelo que me ha llegado para la revisión es el de esfera azul (que ahora mismo consta como agotado en su web), aunque también se ofrece una negra y otra blanca. Esta azul y la negra tienen un discreto efecto "soleil" o rayos de sol, que irradian desde el centro hacia el exterior. Gracias a que las agujas son cromadas la visibilidad es excelente (al menos en las esferas oscuras). El material luminiscente (que está en la minutera y horaria, así como en los índices) no dura demasiado, aunque dado el supuesto uso "de vestir" no parecería un defecto grave. Lo que sí lo sería para algunos aficionados es que el disco del datario no tenga el mismo color de la esfera -excepto la blanca- pero en su defensa cabe decir que es más visible así... si no tienes presbicia: en ese caso te va a dar igual porque no hay ningún tipo de lente de aumento, algo que puede restarle funcionalidad pero que sin duda contribuye a su elegancia. La ventana de la fecha no tiene marco. Otro acierto, en mi opinión.
Con todo, lo que personalmente más agradezco de esa esfera es su parquedad: te dice la marca a las doce y sólo las tres letras del modelo -PRX- a las seis, sin literatura añadida e inútil. Esto lo conecta con su ancestro, y si hubieran podido evitar el 1853 debajo de Tissot ya lo hubieran bordado, en mi opinión.
El cristal de zafiro, biselado, sobresale un poco más de un milímetro sobre el bisel, que tiene una inclinación más vertical con la intención -supongo- de dejar a la vista el máximo diámetro de esfera. Queda elegante, pero deja ese cristal expuesto a indeseados "cantazos". El tratamiento anti-reflejos -adivino que sólo por la cara interna- sin ser perfecto es suficiente: se ve la hora (que es lo que importa) en casi cualquier inclinación. Otra cosa es sacarle fotos decentes.
Ese bisel está pulido a espejo, y es prácticamente lo único que lo está en todo el reloj si exceptuamos los cantos, tanto de la caja como de los eslabones que conforman el brazalete. Incluso la corona (que no es roscada, 100 metros de resistencia al agua) es matizada, con la T en relieve pulida. Me da la impresión de que el grado de ese matizado no es fruto del azar, más bien parece meticulosamente elegido para sacar lo mejor de cada opción: evitar las famosas (e "inevitables") micro-rayas sin quitarle brillo del todo. Un cepillado vertical paralelo a las doce/seis que se extiende por el conjunto caja/brazalete.
Cada extremo de la caja tiene su par de asas, pero reducidas a su mínima expresión, lo justo para poder alojar el primer eslabón del brazalete. Con dos excepciones, estos eslabones tienen todos la misma forma, sólo que van decreciendo en tamaño hasta llegar a la zona del cierre oculto. Las excepciones son precisamente los que enlazan (integran) el brazalete con la caja y que de alguna forma la prolonga, y los dos finales que encuentran el cierre de mariposa oculto, que son más pequeños y compensarían un microajuste del que el Tissot PRX carece.
La forma hexagonal de la caja (40mm) es idónea para una muñeca de 17cm de circunferencia. Vista lateralmente, recurre al truco de una tapa que sobresale de ella para parecer más delgada. Esa tapa es la que cubre el mecanismo, que desde luego tiene un grosor mayor. Y si no somos muy quisquillosos (a poco que te fijes esa tapa se ve) se puede decir que el truco funciona. Vale la pena recordar aquí que estamos hablando de un reloj del segmento bajo de precios, y que la relación calidad/precio es realmente buena.
El brazalete es tal vez la parte más sorprendente -en positivo- del conjunto. Perfectamente adaptable al contorno de la muñeca, no pellizca ni la piel ni el vello de la misma. Como ya he dicho, sus eslabones siguen una progresión decreciente desde la caja hasta el cierre de mariposa accionado por dos pulsadores simultáneamente, bastante precisos, por cierto. Este cierre tiene dos características: los eslabones que quedan a la vista están grabados al láser con el logo TISSOT 1853 y, esto es lo más interesante, no tienen un orden preestablecido, lo que permite cerrarlos según nos venga bien o nuestra propia costumbre. Los pulsadores no molestan en absoluto en la muñeca y se accionan sin ninguna dificultad.
Otro tema interesante son los pasadores entre los eslabones: a pesar de que los tornillos den más "caché", lo cierto es que los de tipo clip a presión como los del Tissot PRX funcionan perfectamente... siempre que sepas de qué lado sacarlos. Entiendo que quede más elegante suprimir las flechas de dirección que aparecen en la parte interna de otros brazaletes, pero tal vez se hubiera podido suplir con una marca discreta o directamente con flechas más pequeñas. La ventaja práctica de los clips es que, si están bien colocados (y es difícil llevarlos mal colocados porque en tal caso sobresaldrían del brazalete), te quitan la preocupación de que se afloje alguno de los tornillos.
Bonus: tiene liberación rápida del brazalete. Esos tornillos que se ven bajo las asas corren hacia adentro liberándolo. Lo que no sé es para qué. ¿Nos sorprenderá Tissot con correas para el PRX tipo los "grandes" mencionados al principio?
El calibre es un ETA F06.115 con "EOL" (End Of Life o aviso de final de pila) y una "esperanza de vida" de hasta 7 años con una pila de 55mAh. Tiene parada de segundero y como único pero decir que no siempre "clava" el segundo en la esfera debido a que la aguja tiene un poco de juego a pesar de la tecnología "HeavyDrive", ideada para proteger al calibre de golpes. Forma parte de la línea Trendline, que es el nivel de entrada a los cuarzos de ETA. Pase rápido de fecha, claro.
Esta es su ficha técnica https://shopb2b.eta.ch/technicaldocuments/index/pdf/id/2897/ pero no he logrado encontrar ahí su tolerancia cronométrica.
Al margen de que sea yo un forofo de la marca (especialmente en su época vintage) diré -otra vez- que este Tissot PRX de cuarzo me ha sorprendido positivamente no sólo en su relación calidad/precio sino sobre todo en su comodidad de uso.
Bonus plus: algunos ancestros.