neekrivers
Habitual
Sin verificar
Hoy es un día muy especial para mí en esta magnífica afición. He conseguido el reloj que llevo anhelando durante veinte años y que fue y ha sido siempre el origen de mi afición. Me gustaría plasmar con palabras lo que yo he vivido todo este tiempo para que se pueda entender realmente lo que siento hoy.
Adelanto que se presenta un tremendo tostón con mi historia, por lo que si os lo queréis ahorrar pasad directamente a las fotos (que es lo que hacemos todos).
Creo que siempre me han gustado los relojes. Siempre. Recuerdo exactamente todos los relojes que he tenido incluso los de la infancia. El día que compré mi primer reloj que no fuese de resina (tipo Casio principalmente) hice una búsqueda como la que hago a día de hoy y eso que era un chaval. Me armé de ilusión y compré un Festina con subesferas que me tenía encantado y que conservo (con caja y papeles…). Lo usé muchísimo y no dejaba de mirarlo y limpiarlo constantemente. Pero hubo un día que supuso un punto de inflexión y aceleró mi afición a la velocidad del rayo. Vaya por delante que mi entrada fue bienintencionada pero accedí por el lado oscuro, como mucha gente como yo, sin posibles en aquel momento. Espero no incumplir ninguna norma ni ofender a nadie. No hago apología ni lo defiendo, pero es parte de mi historia y así debo contarla. Si es considerado incorrecto, borraré el hilo sin inconveniente. No es suficiente censurar esta parte pues sin ella no se comprende el resto. Ante todo, mis disculpas si ofendiese a algún compañero. No me avergüenza en absoluto aunque a día de hoy mi opinión ha cambiado mucho.
Un día entró en la tienda de mi madre una vecina senegalesa que solía vender en el mercado de la plaza del barrio. Cuando compró lo que fuese, mi madre le pregunto por “los relojes”. Me quedé expectante pues se ve que mi madre le había comprado algún reloj de señora a ella últimamente y esperaba las novedades. Ella puso sobre el mostrador una pequeña “manta” con varios relojes. Mientras miraban, yo empecé a escudriñar lo que había en el otro extremo. Mi madre me vio tan atento que rápidamente me dijo que escogiera uno. Fue un rato bastante divertido y bonito entre los tres, de las pocas veces que yo visitaba a mi madre en su trabajo. Lleno de ilusión elegí uno que se parecía algo a un TAG Heuer SEL (aunque firmado como TAC Sport) de cuarzo y un material bastante basto entre cromado y fundición. Pero el detonante de la historia no fue (solo) ese, sino cuando la chica levantó uno y dijo: “Este funciona como los de verdad, moviéndolo, y cuesta 15.000 ptas”. Era un reloj mucho mayor, contundente, con un disco alrededor color rojo y azul. Me pareció super atractivo pero no podía ser. El mío costó unas 2.000.
Utilicé ese reloj conjuntamente con mi Festina. Siempre digo que alguien que al menos cambia de reloj de vez en cuando es porque le gusta el tema. Me empecé a interesar por aquello de que algunos funcionaban moviéndolos y qué había detrás. No volví a ver en mucho tiempo un reloj como ese rojo y azul pero tenía la imagen grabada en mi memoria.
Pasó un tiempo, como dos años o más, y un día me acerqué a pasear por el rastro de Madrid. Esto fue exactamente hace veinte años, en diciembre de 1998 y el comienzo de mi periplo. Vi un puesto de relojes, cinturones, gafas de sol, etc. que regentaba otro chico senegalés (de quien al tiempo me hice amiguete) y me acerqué a mirar. Nada reseñable, al menos para mí que cada día me fijaba más. Intuí, porque solía decirse que en los mercadillos los productos más interesantes se escondían de la vista, que si quería algo mejor debía pedirlo. Pregunté por alguno automático (ya manejaba el término) y tras una mirada cómplice me sacó dos directamente de su bolsillo. ¡Eureka! Ahí estaba. El reloj que vi tiempo atrás. El mismo y que inconscientemente estaba intentando encontrar. Un reloj con esfera negra y con un disco brillante alrededor en azul y rojo. Se movía la aguja sin saltos y tenía un brillo muy natural. Qué bonito era, si costase menos me lo llevaba. Pero, ¡Oh, no puede ser, ¿qué es eso de ahí?El otro reloj era aún más bello. Era exactamente igual de forma, de robusto, de correa, esfera, etc, pero con el disco en negro. Me pareció a primera vista que los textos se veían mucho, pensé que sería por mala calidad y abajo ponía Submariner y unos números, sería el modelo. Uff, ese sí que era una pasada, me lo tenía que llevar como fuese. Ofrecí un precio muy muy apretado y salí victorioso. Lo recuerdo como si fuese ayer, corriendo varias manzanas por la calle Embajadores bajo la lluvia en búsqueda de un cajero para afrontar semejante gasto y que el chico me esperase. Me lo llevé en el bolsillo como si fuese contrabando (en realidad algo de eso hay) y lo guardé en mi cuarto. Por alguna extraña razón me daba como vergüenza ponérmelo pero no podía evitar que pasase menos de una hora para abrir el cajón y sacarlo para contemplarlo. Nada que hubiese comprado hasta la fecha me había hecho nunca fijarme tanto en los detalles, en la forma, en el movimiento, etc. Qué bien estaba pensado ese reloj. Finalmente decidí sacarlo y lo empecé a usar para disfrutarlo de continuo. Era exagerado el tiempo que perdía mirándolo. Se me quedaba la vista fija en el movimiento de la aguja. Escudriñaba cada rincón y forma. Todo el santo día.
En poco tiempo empecé a investigar. Me hice con un mini catálogo de Rolex y lo hojeaba de principio a final y de final a principio. Era como un tonto leyendo un cuento sin textos. Lo conservo al igual que todo lo que cito en este hilo. Todos los relojes del catálogo me parecían maravillosos, pero el mío destacaba por encima del resto. Aunque una vez de las que lo estaba mirando percibí un detalle que me extrañó. El disco del mío estaba numerado del 0 al 24 y el de la foto del 0 al 60. En el mío los números se separaban por puntos y en el otro por rayitas. ¡Anda! El mío era un híbrido con otro modelo llamado GMT Master pero el de la foto me pareció mucho más armónico, estéticamente más perfecto. ¡Ese era el que yo quería, lo tenía clarísimo! Esa misma navidad, en mi ciudad de origen pasé por delante de la joyería buena de allí a pegar la nariz en el escaparate y entonces la cosa ya no tuvo freno. Estaba expuesto en el centro del stand, brillante como el que más, bello como él solo, con algo que no sé describir pero que tenía la esencia de la perfección. Ese reloj tiene que ser mío. Pregunté por él y 500.000 ptas exactas me alejaban de él. Qué curioso, 11.000 pts menos que el GMT que, aunque muy similar en todo, para mí menos perfecto.
Mi reloj comprado en el rastro empezó lógicamente a estropearse y a deteriorarse. No podía permitir eso, era el reloj que quería llevar siempre así que no tuve más remedio que hacer que a ese ejemplar le siguiese otro y hasta un tercero. Cada vez buscaba más la similitud y los detalles más conseguidos. El segundo fue mejor pero muy basto. El tercero estaba bastante conseguido pero, comparado con el de la foto, siempre me parecía peor. De hecho lo era. Se parecía muchísimo pero había algo que hacía que no se pudiese imitar. Sí copiar pero no igualar. Mantuve ese único modelo en mi muñeca muchísimo tiempo por disfrutarlo de continuo aunque nunca quise engañar a nadie. Mea culpa.
Ya metido el veneno en el cuerpo y consolado con mi reloj negro en la muñeca empecé a engullir información. Cualquier paseo por Madrid tenía paradas en las joyerías que vendían Rolex, que muchas de ellas o ya no existen o ya no tienen la marca. Empezó una época de sequía que se traducía en una lista de espera y ya no se veía expuesto, ni fuera ni dentro de la tienda. Yo ya entraba en foros y muchos decían que la lista de espera eran los padres, incluso el PVP era una broma pero yo lo seguía viendo con tanto respeto que me creía todo lo que me decían cuando entraba a preguntar. De vez en cuando pedía precio pues me sorprendía que iba subiendo. Lo anotaba en la tarjeta y lo guardaba con esperanza.
Siguieron los años y me acercaba a terminar la carrera. Un reloj era el premio idóneo pues ya era muy aficionado pero nadie me lo iba a comprar y tenía que ser yo quien me lo auto-regalase. Tuve mucho tiempo para elegirlo pues es una de las carreras más largas que hay pero un Rolex no estaba a mi alcance, todavía no había cobrado ni un solo euro en mi vida. Asumí que tendría que ser para más adelante. Por supuesto que iba a ser un reloj bueno, mi primer reloj en condiciones y, por supuesto, automático. Di muchas muchas vueltas y acabé escogiendo un Tag Heuer serie 2000. Reunía todas las condiciones que me puse. Repentinamente apareció una oferta que no pude rechazar y, aunque aún no había terminado la carrera, hubo que comprarlo para aprovecharla. Le tuve que pedir prestado el dinero en secreto a mi hermana pequeña que, por suerte o por desgracia, había recibido una indemnización de un accidente leve. Se lo devolví religiosamente mes a mes ahorrando de manera extrema en mi paga mensual. Lo compré y lo miré durante media hora. Pasado ese tiempo, lo envolví dos veces y le pedí a mi novia (hoy mujer) que guardara ese paquete en casa sin decirle qué era y hasta nueva orden. Aunque me salgo un poco del guión general de este hilo, comento esto porque fue un momento para mí altamente emotivo. El día que fui a ver la nota del proyecto de fin de carrera llamé a mi chica desde el tablón enormemente emocionado. Había sufrido mucho al final y la recompensa encima era doble. En la misma llamada le dije que cuando fuese a verla, que sacase aquella caja que había guardado más de un año atrás. Os podéis imaginar cómo viví ese momento y cómo lo disfruté desde entonces, aunque no pudiese haber sido un Submariner.
El paso del tiempo no fue más que avivando la pasión en todos los campos y, finalmente, llegó el momento de mi boda. Como en casa son muy tradicionales hicimos una pedida de mano al uso. Ahora sí que sí, no hace falta que me pregunten, ya sé qué reloj quiero. A mi mujer y a mi suegro les gustaba más el IWC Portugués pero sabiendo que iba a ser un reloj importante (y que no pagaba yo…) tenía que ser Rolex. Nos acercamos a un concesionario a mirar y pedimos que nos enseñaran ambos. El Sub no lo tenían aunque me lo conocía más que la dependienta seguro y el Portugués nos encantó pero yo quería un Rolex y lo descarté(aunque lo compré años después al nacer mi primer hijo). Pedí también un DJ 36 pero, aunque lo considero otro esencial, prefería que no fuese en esa ocasión. Yo ya seguía la feria de Basilea y conocía lo del 50 aniversario del submariner y el GMT. La edición del Submariner era más comedida con su bisel verde pero la del GMT era más estridente, todo oro y esfera verde. No obstante los cambios mecánicos y de diseño me llamaban mucho. Estábamos en 2008 y me parecía saber que ese año (o quizá el anterior) ya salió en acero y negro pero nunca lo había visto en persona. Pregunté por él y no lo tenían allí pero lo hicieron traer en el momento desde otra sucursal. ¡Uff, qué pasada! Las mejoras eran evidentes y el brillo era embriagador. Mira que me conocía el Submariner al detalle pero ese modelo era digno de admiración. Incluso en ese momento subía hasta mil euros sobre el otro pero me pareció brutal como para no tenerlo. Si hubiese existido un Submariner cerámico habría sido sin duda pero no existía. Pensé que el Submariner llevaba en el mercado 50 años y que aguantaría otros tantos, ya llegaría por otro motivo. Quién me diría que saldría poco después el 116610 y dejarían de vender el de aluminio. Pues nada, magnífico reloj al bolsillo pero otra ocasión en que se aleja el submariner. En precio también se alejaba cada día más.
Cayeron desde entonces muchos relojes, bastantes y muy variados. El lema de mi colección es no tener dos relojes del mismo tipo (militar, diver, de vestir, piloto, etc). En un momento dado quise tener una segunda corona y ya conocía toda la gama perfectamente. No podía parecerse al GMT para no duplicar. Entre otros barajé un Explorer II que finalmente acabó en mi caja. Un buen momento para ello, un anuncio en el FcV de uno en garantía, una CRI repentina, favorecieron que así fuese. Los precios de segunda mano del submariner subían pues ya estaba descatalogado y el Explorer siempre tuvo mejores condiciones. Además la esfera blanca era el toque diferenciador. Ya tenía dos Rolex, toma ya, pero había uno que me habría gustado tener.
El Submariner es de los relojes más vendidos de Rolex y dependiendo de en qué círculos, de los más vistos. Ya podía yo tener otros Rolex y de otras marcas más valiosos que si veía un 16610 en muñeca ajena me quedaba embelesado. Veía vuestros hilos de presentación o de compraventa y me moría de la envidia. Por mucho que consultase el foro donde más me paraba siempre era en el subforo Rolex y era raro que en algún hilo sobre el Sub no me parase a mirar. A cualquiera que pedía opinión sobre qué reloj comprar, qué primer Rolex, qué reloj de pedida, etc. Siempre le aconsejaba un Submariner. Al cumplir cinco años como forero presenté mi colección hasta el momento. No lo había hecho todavía. Muchos hicieron comentarios sobre ella pero yo me quedé con el de un compañero que escribió: “Bueno, Neek, ¿y el Sub para cuando?”. Respondí, no sin pesarme, que parecía que quizá para nunca, por todo lo relatado anteriormente.
El año pasado en otro foro en el que participo un compañero planteó un curioso cambio: Cambiaba su Sub 16610 con anillo de seguridad por un Explorer II 16570 blanco. Imaginad el tiempo que tardé en responder a su mensaje. Nunca he pensado vender un reloj pero por una causa así, de ser necesario, el Explorer es el único que puede revalorizarse y servir como moneda de cambio. Además precisamente ese no lo compre por ningún motivo concreto. Me hice ilusiones porque el cambio era factible. En ese momento el Sub ya se había disparado por encima de 6K y el Explorer estaba aun un poco flojo. La diferencia que proponía el forero era significativa. Pero nunca llueve a gusto de todos. Ese mismo mes me había comprado dos Tudor, uno para mí y uno para mi mujer. Demasiado dinero de golpe. Ya tengo dos hijos (cada uno vino con su reloj…) y los caprichos son cada vez menores. No era el momento de semejante gasto y menos perdiendo un reloj.
Esta pasada navidad tuve un día libre y, cómo no, pasee entre relojerías por Madrid. Me quedé pegado en el cristal de Perodri viendo un modelo de DJ que nunca había visto. Fíjate que era raro porque son todos iguales. El color era gris pero oscuro, no el plata acostumbrado. El tamaño parecía grande pero no estaba seguro si más que el de 36. Me gustó mucho, pero me hizo hacer lo que nunca me había pasado: me tuve que volver una hora después desde donde estaba a volver a mirarlo porque me pareció el reloj definitivo. Me dije que si le echaba valor, entraba a por él. Pero ni valor ni euros, un pequeño inconveniente. Me informé sobre él y entendí la diferencia entre el DJII y el DJ41. Este era el 41 pero parecía menor (medido con calibre son 39) y el color rodio solo se servía en ese tamaño. En el mes de mayo cometí una locura, ir a por un Rolex nuevo de concesionario. Pondré el Explorer en venta y casi lo comido por lo servido. Pero me daba pena. De momento compraré el DJ y ya iré sacando el otro. Entretanto cambié de empresa y recibí una liquidación económica. Sumado a San IRPF que este año fue muy favorable pude salvar los dos. Había comprado mi tercera corona y había sido capaz de no pensar en que fuera un submariner. Pero es que es verdad que el DJ es un básico y siempre he querido uno. No empezar la colección por ahí es empezarla por el tejado. Podría haber sido mi único reloj. La de pasta que me habría ahorrado en los demás. Recomiendo el Datejust fervientemente a quien aun no lo tenga.
Pues hace poco hablando con un amigo sobre relojes comentamos sobre el Explorer II que tenemos en común. Le comenté que un tiempo atrás me quedé pensando en hacer el cambio por un Submariner y que lo desestimé por un tema económico. Que si me lo volvían a plantear, lo haría con los ojos cerrados. ¡Pues claro! ¡Eso es lo que tenía que hacer, proponer yo el cambio! Llegué a casa y abrí un hilo en el FcV buscando un Submariner y ofreciendo mi 16570 a cambio. Quizá debí haberlo hecho al revés, poniendo el Explorer en venta o cambio por Submariner. Pero no había consultado todavía precios de mercado ni nada, ni tenía unas fotos buenas del reloj y sobretodo porque la ceguera de buscar el 16610 me hizo hacerlo así. Recibí algunas ofertas “curiosas” donde la gente me ofrecía otros relojes por mi Explorer. Mira que estaba claro el hilo… Pero hubo un forero que se interesó en comprar directamente mi explorer y abrí esa posibilidad. No quería realmente desprenderme de él pero, mientras hablábamos del tema e intentábamos quedar para ver el reloj fui haciendo una búsqueda urgente del Submariner. Si lo encontraba rápido me valía la opción de vender y comprar. No quería dejar esto para más adelante. Además, cuando te pega el calentón, te pega y no queda paciencia para recorrer mil sitios (virtuales y físicos) o esperar ansioso una buena oportunidad en el FcV. Si aparece un Sub goloso fijo que vuela antes de poder leer entero el anuncio. Pues bien, hice la búsqueda y me centré en España. No quería abrir mucho el abanico para una búsqueda tan extensa, debe ser de los relojes más revendidos que hay. Localicé lo que quería: últimos años de producción, anillo de seguridad, buen estado, revisado, set completo, etc. ¿Por qué no ir a por él de una vez por todas? Contacté con uno de los gurús de Rolex de este foro por si detectaba algo que destacar del reloj. No solo le pareció perfecto sino que me animó a cogerlo. El precio, una locura, exactamente el doble que aquel primer precio que conocí hace 20 años. Y por un reloj usado, dónde vamos a llegar. Pero la facilidad con que se vendió el Explorer a un precio casi sin estudiar por mantener una palaba y favorecer una entrega en mano (cada vez que miro precios me arrepiento más) y la rápida gestión de la tienda donde lo compré hicieron que el milagro se hiciese realidad.
Y por fin… llegó el día. Poco más puedo decir.
Si hay alguien que se lo haya leído entero (lo dudo) y/o ha sentido algo parecido con su colección, entenderá la motivación a escribir tanto sobre mi afición, mi colección y mi estado emocional.
Comprar veinte años después un Rolex Submariner es directamente empezar la casa por el tejado, pero nunca es tarde.
Gracias por llegar hasta aquí.
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![IMG_7262[1].webp](https://cdna.relojes-especiales.com/data/attachments/460/460858-4541cba48ccf9ec5d19878447c4ff455.jpg?hash=zLq8vRC1TR "IMG_7262[1].webp")
Adelanto que se presenta un tremendo tostón con mi historia, por lo que si os lo queréis ahorrar pasad directamente a las fotos (que es lo que hacemos todos).
Creo que siempre me han gustado los relojes. Siempre. Recuerdo exactamente todos los relojes que he tenido incluso los de la infancia. El día que compré mi primer reloj que no fuese de resina (tipo Casio principalmente) hice una búsqueda como la que hago a día de hoy y eso que era un chaval. Me armé de ilusión y compré un Festina con subesferas que me tenía encantado y que conservo (con caja y papeles…). Lo usé muchísimo y no dejaba de mirarlo y limpiarlo constantemente. Pero hubo un día que supuso un punto de inflexión y aceleró mi afición a la velocidad del rayo. Vaya por delante que mi entrada fue bienintencionada pero accedí por el lado oscuro, como mucha gente como yo, sin posibles en aquel momento. Espero no incumplir ninguna norma ni ofender a nadie. No hago apología ni lo defiendo, pero es parte de mi historia y así debo contarla. Si es considerado incorrecto, borraré el hilo sin inconveniente. No es suficiente censurar esta parte pues sin ella no se comprende el resto. Ante todo, mis disculpas si ofendiese a algún compañero. No me avergüenza en absoluto aunque a día de hoy mi opinión ha cambiado mucho.
Un día entró en la tienda de mi madre una vecina senegalesa que solía vender en el mercado de la plaza del barrio. Cuando compró lo que fuese, mi madre le pregunto por “los relojes”. Me quedé expectante pues se ve que mi madre le había comprado algún reloj de señora a ella últimamente y esperaba las novedades. Ella puso sobre el mostrador una pequeña “manta” con varios relojes. Mientras miraban, yo empecé a escudriñar lo que había en el otro extremo. Mi madre me vio tan atento que rápidamente me dijo que escogiera uno. Fue un rato bastante divertido y bonito entre los tres, de las pocas veces que yo visitaba a mi madre en su trabajo. Lleno de ilusión elegí uno que se parecía algo a un TAG Heuer SEL (aunque firmado como TAC Sport) de cuarzo y un material bastante basto entre cromado y fundición. Pero el detonante de la historia no fue (solo) ese, sino cuando la chica levantó uno y dijo: “Este funciona como los de verdad, moviéndolo, y cuesta 15.000 ptas”. Era un reloj mucho mayor, contundente, con un disco alrededor color rojo y azul. Me pareció super atractivo pero no podía ser. El mío costó unas 2.000.
Utilicé ese reloj conjuntamente con mi Festina. Siempre digo que alguien que al menos cambia de reloj de vez en cuando es porque le gusta el tema. Me empecé a interesar por aquello de que algunos funcionaban moviéndolos y qué había detrás. No volví a ver en mucho tiempo un reloj como ese rojo y azul pero tenía la imagen grabada en mi memoria.
Pasó un tiempo, como dos años o más, y un día me acerqué a pasear por el rastro de Madrid. Esto fue exactamente hace veinte años, en diciembre de 1998 y el comienzo de mi periplo. Vi un puesto de relojes, cinturones, gafas de sol, etc. que regentaba otro chico senegalés (de quien al tiempo me hice amiguete) y me acerqué a mirar. Nada reseñable, al menos para mí que cada día me fijaba más. Intuí, porque solía decirse que en los mercadillos los productos más interesantes se escondían de la vista, que si quería algo mejor debía pedirlo. Pregunté por alguno automático (ya manejaba el término) y tras una mirada cómplice me sacó dos directamente de su bolsillo. ¡Eureka! Ahí estaba. El reloj que vi tiempo atrás. El mismo y que inconscientemente estaba intentando encontrar. Un reloj con esfera negra y con un disco brillante alrededor en azul y rojo. Se movía la aguja sin saltos y tenía un brillo muy natural. Qué bonito era, si costase menos me lo llevaba. Pero, ¡Oh, no puede ser, ¿qué es eso de ahí?El otro reloj era aún más bello. Era exactamente igual de forma, de robusto, de correa, esfera, etc, pero con el disco en negro. Me pareció a primera vista que los textos se veían mucho, pensé que sería por mala calidad y abajo ponía Submariner y unos números, sería el modelo. Uff, ese sí que era una pasada, me lo tenía que llevar como fuese. Ofrecí un precio muy muy apretado y salí victorioso. Lo recuerdo como si fuese ayer, corriendo varias manzanas por la calle Embajadores bajo la lluvia en búsqueda de un cajero para afrontar semejante gasto y que el chico me esperase. Me lo llevé en el bolsillo como si fuese contrabando (en realidad algo de eso hay) y lo guardé en mi cuarto. Por alguna extraña razón me daba como vergüenza ponérmelo pero no podía evitar que pasase menos de una hora para abrir el cajón y sacarlo para contemplarlo. Nada que hubiese comprado hasta la fecha me había hecho nunca fijarme tanto en los detalles, en la forma, en el movimiento, etc. Qué bien estaba pensado ese reloj. Finalmente decidí sacarlo y lo empecé a usar para disfrutarlo de continuo. Era exagerado el tiempo que perdía mirándolo. Se me quedaba la vista fija en el movimiento de la aguja. Escudriñaba cada rincón y forma. Todo el santo día.
En poco tiempo empecé a investigar. Me hice con un mini catálogo de Rolex y lo hojeaba de principio a final y de final a principio. Era como un tonto leyendo un cuento sin textos. Lo conservo al igual que todo lo que cito en este hilo. Todos los relojes del catálogo me parecían maravillosos, pero el mío destacaba por encima del resto. Aunque una vez de las que lo estaba mirando percibí un detalle que me extrañó. El disco del mío estaba numerado del 0 al 24 y el de la foto del 0 al 60. En el mío los números se separaban por puntos y en el otro por rayitas. ¡Anda! El mío era un híbrido con otro modelo llamado GMT Master pero el de la foto me pareció mucho más armónico, estéticamente más perfecto. ¡Ese era el que yo quería, lo tenía clarísimo! Esa misma navidad, en mi ciudad de origen pasé por delante de la joyería buena de allí a pegar la nariz en el escaparate y entonces la cosa ya no tuvo freno. Estaba expuesto en el centro del stand, brillante como el que más, bello como él solo, con algo que no sé describir pero que tenía la esencia de la perfección. Ese reloj tiene que ser mío. Pregunté por él y 500.000 ptas exactas me alejaban de él. Qué curioso, 11.000 pts menos que el GMT que, aunque muy similar en todo, para mí menos perfecto.
Mi reloj comprado en el rastro empezó lógicamente a estropearse y a deteriorarse. No podía permitir eso, era el reloj que quería llevar siempre así que no tuve más remedio que hacer que a ese ejemplar le siguiese otro y hasta un tercero. Cada vez buscaba más la similitud y los detalles más conseguidos. El segundo fue mejor pero muy basto. El tercero estaba bastante conseguido pero, comparado con el de la foto, siempre me parecía peor. De hecho lo era. Se parecía muchísimo pero había algo que hacía que no se pudiese imitar. Sí copiar pero no igualar. Mantuve ese único modelo en mi muñeca muchísimo tiempo por disfrutarlo de continuo aunque nunca quise engañar a nadie. Mea culpa.
Ya metido el veneno en el cuerpo y consolado con mi reloj negro en la muñeca empecé a engullir información. Cualquier paseo por Madrid tenía paradas en las joyerías que vendían Rolex, que muchas de ellas o ya no existen o ya no tienen la marca. Empezó una época de sequía que se traducía en una lista de espera y ya no se veía expuesto, ni fuera ni dentro de la tienda. Yo ya entraba en foros y muchos decían que la lista de espera eran los padres, incluso el PVP era una broma pero yo lo seguía viendo con tanto respeto que me creía todo lo que me decían cuando entraba a preguntar. De vez en cuando pedía precio pues me sorprendía que iba subiendo. Lo anotaba en la tarjeta y lo guardaba con esperanza.
Siguieron los años y me acercaba a terminar la carrera. Un reloj era el premio idóneo pues ya era muy aficionado pero nadie me lo iba a comprar y tenía que ser yo quien me lo auto-regalase. Tuve mucho tiempo para elegirlo pues es una de las carreras más largas que hay pero un Rolex no estaba a mi alcance, todavía no había cobrado ni un solo euro en mi vida. Asumí que tendría que ser para más adelante. Por supuesto que iba a ser un reloj bueno, mi primer reloj en condiciones y, por supuesto, automático. Di muchas muchas vueltas y acabé escogiendo un Tag Heuer serie 2000. Reunía todas las condiciones que me puse. Repentinamente apareció una oferta que no pude rechazar y, aunque aún no había terminado la carrera, hubo que comprarlo para aprovecharla. Le tuve que pedir prestado el dinero en secreto a mi hermana pequeña que, por suerte o por desgracia, había recibido una indemnización de un accidente leve. Se lo devolví religiosamente mes a mes ahorrando de manera extrema en mi paga mensual. Lo compré y lo miré durante media hora. Pasado ese tiempo, lo envolví dos veces y le pedí a mi novia (hoy mujer) que guardara ese paquete en casa sin decirle qué era y hasta nueva orden. Aunque me salgo un poco del guión general de este hilo, comento esto porque fue un momento para mí altamente emotivo. El día que fui a ver la nota del proyecto de fin de carrera llamé a mi chica desde el tablón enormemente emocionado. Había sufrido mucho al final y la recompensa encima era doble. En la misma llamada le dije que cuando fuese a verla, que sacase aquella caja que había guardado más de un año atrás. Os podéis imaginar cómo viví ese momento y cómo lo disfruté desde entonces, aunque no pudiese haber sido un Submariner.
El paso del tiempo no fue más que avivando la pasión en todos los campos y, finalmente, llegó el momento de mi boda. Como en casa son muy tradicionales hicimos una pedida de mano al uso. Ahora sí que sí, no hace falta que me pregunten, ya sé qué reloj quiero. A mi mujer y a mi suegro les gustaba más el IWC Portugués pero sabiendo que iba a ser un reloj importante (y que no pagaba yo…) tenía que ser Rolex. Nos acercamos a un concesionario a mirar y pedimos que nos enseñaran ambos. El Sub no lo tenían aunque me lo conocía más que la dependienta seguro y el Portugués nos encantó pero yo quería un Rolex y lo descarté(aunque lo compré años después al nacer mi primer hijo). Pedí también un DJ 36 pero, aunque lo considero otro esencial, prefería que no fuese en esa ocasión. Yo ya seguía la feria de Basilea y conocía lo del 50 aniversario del submariner y el GMT. La edición del Submariner era más comedida con su bisel verde pero la del GMT era más estridente, todo oro y esfera verde. No obstante los cambios mecánicos y de diseño me llamaban mucho. Estábamos en 2008 y me parecía saber que ese año (o quizá el anterior) ya salió en acero y negro pero nunca lo había visto en persona. Pregunté por él y no lo tenían allí pero lo hicieron traer en el momento desde otra sucursal. ¡Uff, qué pasada! Las mejoras eran evidentes y el brillo era embriagador. Mira que me conocía el Submariner al detalle pero ese modelo era digno de admiración. Incluso en ese momento subía hasta mil euros sobre el otro pero me pareció brutal como para no tenerlo. Si hubiese existido un Submariner cerámico habría sido sin duda pero no existía. Pensé que el Submariner llevaba en el mercado 50 años y que aguantaría otros tantos, ya llegaría por otro motivo. Quién me diría que saldría poco después el 116610 y dejarían de vender el de aluminio. Pues nada, magnífico reloj al bolsillo pero otra ocasión en que se aleja el submariner. En precio también se alejaba cada día más.
Cayeron desde entonces muchos relojes, bastantes y muy variados. El lema de mi colección es no tener dos relojes del mismo tipo (militar, diver, de vestir, piloto, etc). En un momento dado quise tener una segunda corona y ya conocía toda la gama perfectamente. No podía parecerse al GMT para no duplicar. Entre otros barajé un Explorer II que finalmente acabó en mi caja. Un buen momento para ello, un anuncio en el FcV de uno en garantía, una CRI repentina, favorecieron que así fuese. Los precios de segunda mano del submariner subían pues ya estaba descatalogado y el Explorer siempre tuvo mejores condiciones. Además la esfera blanca era el toque diferenciador. Ya tenía dos Rolex, toma ya, pero había uno que me habría gustado tener.
El Submariner es de los relojes más vendidos de Rolex y dependiendo de en qué círculos, de los más vistos. Ya podía yo tener otros Rolex y de otras marcas más valiosos que si veía un 16610 en muñeca ajena me quedaba embelesado. Veía vuestros hilos de presentación o de compraventa y me moría de la envidia. Por mucho que consultase el foro donde más me paraba siempre era en el subforo Rolex y era raro que en algún hilo sobre el Sub no me parase a mirar. A cualquiera que pedía opinión sobre qué reloj comprar, qué primer Rolex, qué reloj de pedida, etc. Siempre le aconsejaba un Submariner. Al cumplir cinco años como forero presenté mi colección hasta el momento. No lo había hecho todavía. Muchos hicieron comentarios sobre ella pero yo me quedé con el de un compañero que escribió: “Bueno, Neek, ¿y el Sub para cuando?”. Respondí, no sin pesarme, que parecía que quizá para nunca, por todo lo relatado anteriormente.
El año pasado en otro foro en el que participo un compañero planteó un curioso cambio: Cambiaba su Sub 16610 con anillo de seguridad por un Explorer II 16570 blanco. Imaginad el tiempo que tardé en responder a su mensaje. Nunca he pensado vender un reloj pero por una causa así, de ser necesario, el Explorer es el único que puede revalorizarse y servir como moneda de cambio. Además precisamente ese no lo compre por ningún motivo concreto. Me hice ilusiones porque el cambio era factible. En ese momento el Sub ya se había disparado por encima de 6K y el Explorer estaba aun un poco flojo. La diferencia que proponía el forero era significativa. Pero nunca llueve a gusto de todos. Ese mismo mes me había comprado dos Tudor, uno para mí y uno para mi mujer. Demasiado dinero de golpe. Ya tengo dos hijos (cada uno vino con su reloj…) y los caprichos son cada vez menores. No era el momento de semejante gasto y menos perdiendo un reloj.
Esta pasada navidad tuve un día libre y, cómo no, pasee entre relojerías por Madrid. Me quedé pegado en el cristal de Perodri viendo un modelo de DJ que nunca había visto. Fíjate que era raro porque son todos iguales. El color era gris pero oscuro, no el plata acostumbrado. El tamaño parecía grande pero no estaba seguro si más que el de 36. Me gustó mucho, pero me hizo hacer lo que nunca me había pasado: me tuve que volver una hora después desde donde estaba a volver a mirarlo porque me pareció el reloj definitivo. Me dije que si le echaba valor, entraba a por él. Pero ni valor ni euros, un pequeño inconveniente. Me informé sobre él y entendí la diferencia entre el DJII y el DJ41. Este era el 41 pero parecía menor (medido con calibre son 39) y el color rodio solo se servía en ese tamaño. En el mes de mayo cometí una locura, ir a por un Rolex nuevo de concesionario. Pondré el Explorer en venta y casi lo comido por lo servido. Pero me daba pena. De momento compraré el DJ y ya iré sacando el otro. Entretanto cambié de empresa y recibí una liquidación económica. Sumado a San IRPF que este año fue muy favorable pude salvar los dos. Había comprado mi tercera corona y había sido capaz de no pensar en que fuera un submariner. Pero es que es verdad que el DJ es un básico y siempre he querido uno. No empezar la colección por ahí es empezarla por el tejado. Podría haber sido mi único reloj. La de pasta que me habría ahorrado en los demás. Recomiendo el Datejust fervientemente a quien aun no lo tenga.
Pues hace poco hablando con un amigo sobre relojes comentamos sobre el Explorer II que tenemos en común. Le comenté que un tiempo atrás me quedé pensando en hacer el cambio por un Submariner y que lo desestimé por un tema económico. Que si me lo volvían a plantear, lo haría con los ojos cerrados. ¡Pues claro! ¡Eso es lo que tenía que hacer, proponer yo el cambio! Llegué a casa y abrí un hilo en el FcV buscando un Submariner y ofreciendo mi 16570 a cambio. Quizá debí haberlo hecho al revés, poniendo el Explorer en venta o cambio por Submariner. Pero no había consultado todavía precios de mercado ni nada, ni tenía unas fotos buenas del reloj y sobretodo porque la ceguera de buscar el 16610 me hizo hacerlo así. Recibí algunas ofertas “curiosas” donde la gente me ofrecía otros relojes por mi Explorer. Mira que estaba claro el hilo… Pero hubo un forero que se interesó en comprar directamente mi explorer y abrí esa posibilidad. No quería realmente desprenderme de él pero, mientras hablábamos del tema e intentábamos quedar para ver el reloj fui haciendo una búsqueda urgente del Submariner. Si lo encontraba rápido me valía la opción de vender y comprar. No quería dejar esto para más adelante. Además, cuando te pega el calentón, te pega y no queda paciencia para recorrer mil sitios (virtuales y físicos) o esperar ansioso una buena oportunidad en el FcV. Si aparece un Sub goloso fijo que vuela antes de poder leer entero el anuncio. Pues bien, hice la búsqueda y me centré en España. No quería abrir mucho el abanico para una búsqueda tan extensa, debe ser de los relojes más revendidos que hay. Localicé lo que quería: últimos años de producción, anillo de seguridad, buen estado, revisado, set completo, etc. ¿Por qué no ir a por él de una vez por todas? Contacté con uno de los gurús de Rolex de este foro por si detectaba algo que destacar del reloj. No solo le pareció perfecto sino que me animó a cogerlo. El precio, una locura, exactamente el doble que aquel primer precio que conocí hace 20 años. Y por un reloj usado, dónde vamos a llegar. Pero la facilidad con que se vendió el Explorer a un precio casi sin estudiar por mantener una palaba y favorecer una entrega en mano (cada vez que miro precios me arrepiento más) y la rápida gestión de la tienda donde lo compré hicieron que el milagro se hiciese realidad.
Y por fin… llegó el día. Poco más puedo decir.
Si hay alguien que se lo haya leído entero (lo dudo) y/o ha sentido algo parecido con su colección, entenderá la motivación a escribir tanto sobre mi afición, mi colección y mi estado emocional.
Comprar veinte años después un Rolex Submariner es directamente empezar la casa por el tejado, pero nunca es tarde.
Gracias por llegar hasta aquí.
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