T
The Gabrich
Quasi-forer@
Sin verificar
Buenos días. Después de un par de años pensándomelo y unas diez semanas de espera que se me han hecho eternas, el viernes pasado me llegó esta preciosidad:
Es un modelo de sobra conocido, así que no me voy a enredar incluyendo aquí una lista de datos técnicos. Al fin y al cabo, estos objetos son mucho más que sus especificaciones y siempre es más interesante hablar de las otras razones que hacen que un reloj sea especial de una manera puramente subjetiva. En este caso, además, sirve para celebrar un cambio importante de década, cuarenta años girando alrededor del sol.
En primer lugar, siento un profundo respeto por la marca Sinn. Creo que es un sentimiento compartido por la mayoría de los aficionados y que se ha ganado con creces su buena reputación. Conocen a su cliente y le ofrecen un catálogo honesto, herramientas funcionales, fiables y robustas, sin artificios. Para mí es un plus que se trate de una marca alemana por lazos familiares y que no sea un nombre muy conocido por el público general.
Pero, además del nombre pintado en el dial, el 556i tiene todo lo que yo busco en un reloj. Por vocación, formación y profesión, el diseño es una parte importantísima de mi vida y lo que más valoro a la hora de juzgar una pieza. Este Sinn parte de una de las ideas fundamentales del diseño, que la estética ha de estar al servicio de la funcionalidad, y la ejecuta de una manera brillante. La sencillez de su dial puede llevar a engaño, su minimalismo está muy estudiado. No es para todo el mundo, lo entiendo pero, para mí, roza la perfección. Aparte de todo lo anterior, el tamaño y las proporciones hacen que este modelo parezca hecho a mi medida.
Poco más que decir. Estoy encantado con este caprichito que me he dado. Es cómodo, tiene personalidad y es muy versátil. Os dejo un pase de moda como extra, probándole algunas correas que tenía a mano por casa.
Es un modelo de sobra conocido, así que no me voy a enredar incluyendo aquí una lista de datos técnicos. Al fin y al cabo, estos objetos son mucho más que sus especificaciones y siempre es más interesante hablar de las otras razones que hacen que un reloj sea especial de una manera puramente subjetiva. En este caso, además, sirve para celebrar un cambio importante de década, cuarenta años girando alrededor del sol.
En primer lugar, siento un profundo respeto por la marca Sinn. Creo que es un sentimiento compartido por la mayoría de los aficionados y que se ha ganado con creces su buena reputación. Conocen a su cliente y le ofrecen un catálogo honesto, herramientas funcionales, fiables y robustas, sin artificios. Para mí es un plus que se trate de una marca alemana por lazos familiares y que no sea un nombre muy conocido por el público general.
Pero, además del nombre pintado en el dial, el 556i tiene todo lo que yo busco en un reloj. Por vocación, formación y profesión, el diseño es una parte importantísima de mi vida y lo que más valoro a la hora de juzgar una pieza. Este Sinn parte de una de las ideas fundamentales del diseño, que la estética ha de estar al servicio de la funcionalidad, y la ejecuta de una manera brillante. La sencillez de su dial puede llevar a engaño, su minimalismo está muy estudiado. No es para todo el mundo, lo entiendo pero, para mí, roza la perfección. Aparte de todo lo anterior, el tamaño y las proporciones hacen que este modelo parezca hecho a mi medida.
Poco más que decir. Estoy encantado con este caprichito que me he dado. Es cómodo, tiene personalidad y es muy versátil. Os dejo un pase de moda como extra, probándole algunas correas que tenía a mano por casa.