JOACHIM
Forer@ Senior
Sin verificar
PENDULETTE d’OFFICIER
Presento relato de la restauración de un pequeño reloj de Oficial:
A través de una conocida Web de tiendas virtuales, localicé en Francia, en la Normandía, a muy buen precio este reloj transportable. Sólo cuatro imágenes lo describían y cuando contacté con el vendedor, su respuesta fue bastante parca, pero valía la pena conseguir ese “pendulette d’Officier” con despertador, de la prestigiosa casa -Couaillet Freres- de Saint-Nicolas-d'Aliermont, aproximadamente del año 1900, aunque le faltaban las manecillas. Hace pocos años, no era difícil encontrar estos relojes a muy buen precio, hasta que en el Reino Unido hubo y hay una demanda muy importante de estas antigüedades, ya que se pusieron de moda entre los coleccionistas, haciéndolos escasear y multiplicándose su precio cerca de diez veces.
El aspecto es de un reloj compacto, de tamaño reducido, marcha mecánica con esfera blanca muy legible; elegante y sobrio, de aspecto tradicional y práctico que, desafía las leyes de la gravedad gracias a su sistema regulador de volante, protegido por una caja en forma de ortoedro con cristales biselados en sus caras, que deja su mecanismo a la vista.
Una vez adquirido, lo más preocupante: ¿qué empresa de trasportes, en España, lo traería y, si llega, en que estado?, había que arriesgarse. A los dos días, el reloj atraviesa la frontera y en España, se hace cargo, una renombrada, por pésima, empresa de transportes; ahí empezó mi calvario. Después de dar vueltas 20 días por la piel de toro, y obteniendo información del seguimiento desde Francia, tengo que recurrir a la O.C.U. para a través de ellos, reclamar a la empresa de transportes. A través de Francia me informo que el paquete lo han dejado en un “punto de entrega ¿?” de la comarca (una tienda), pero no recibo aviso y tuve que recorrer los puntos “pick up” de esa empresa más cercanos al domicilio de entrega, hasta que di con el paquete.
Ya en casa, el reloj estaba muy bien embalado y no sufrió el trasporte, pero en la mano, le faltaban las agujas, no tenía el timbre del despertador, exteriormente muy sucio y sobado, la esfera suelta pero impecable, las cabezas de los tornillos medio barridas y, buscando la estanqueidad, habían sujetado los cristales con masilla de cristalero que se había hinchado, deformando el latón; el volante y escape de cilindro aparentaban buen estado; la cuerda estaba corrida y observo que falta el enganche del muelle real al barrilete. En fin, todo en consonancia con el precio que pagué por el reloj.
REPARACIÓN:
- Despiece de la caja y, retirada de los cristales biselados con sumo cuidado (algunos estaban claramente lijados) y, la carátula de la esfera, para dejar el mecanismo expeditivo.
- Desmonto el escape de cilindro, en muy buen estado y, lo sumerjo en bencina varios días, pasándole de vez en cuando un pincel de acuarela por los rincones para remover la suciedad.
- Antes de meterme con el mecanismo, le doy la vuelta y sacudo y, milagrosamente caen las tres saetas que daba por perdidas, la minutera muy oxidada; la horaria con el azulado conservado, así como la minúscula del despertador, que fue la última en aparecer. El hecho de recuperar las agujas aumentó mi motivación, pues era muy fácil que se hubieran perdido por el hueco en la base, del mazo del despertador.
- Desmonto puente, trinquetes, rochetas; quito los pasadores para sacar la platina y liberar las ruedas, palancas y barriletes. Observo cualquier marca y veo grabados los registros de cuatro ocasiones que el reloj visitó el taller de relojería, la primera en 1913 y la última en 1937.
- Con sumo cuidado saco de la platina inferior todas las ruedas y palancas, para darles un baño de amoniaco con detergente disuelto en agua, durante un tiempo de media a tres cuartos de hora, cepillándolos con un cepillo de dientes, puliendo los ejes, pivotes y piñones con mondadientes; enjuago con agua destilada y seco sirviéndome de un secador de pelo ayudándome con un paño de algodón. Todo el rodaje se conservaba francamente bien. Las platinas las tuve que limpiar con desoxidante rojo de Titan-Lux para remover el óxido, limpiando los centros con un mondadientes afilado; enjuago con agua destilada y con un trapo de algodón saco brillo. Reservo estas partes hasta su montaje.
- Los barriletes los abro y saco los muelles reales. Observo por las marcas que conservan, sobre todo en las tapas, veo que han estado muy manipulados. El de la marcha del despertador, más pequeño, conserva el muelle real perfecto. El barrilete de la marcha conserva el muelle real en buen estado, salvo que por el ojal que engancha al barrilete está roto y, hay que sanearlo, además que falta la pestaña de acero del enganche, en su lugar un hueco. Limpio los barriletes en baño de amoníaco y detergente y los muelles reales sumergidos en bencina.
Reconstruyo la pestaña donde enganchará el muelle real, aprovechando un clavo de acero con baño de latón; antes de soldarlo con estaño y soldador eléctrico, marco la pestaña y ajusto; una sola gota bastó, que como el clavo tenía baño de latón, se agarró muy bien; con limas acabo de dar forma a la pestaña de enganche y elimino rebabas; exteriormente preferí sacrificar la estética con el objeto de no debilitar el enganche restaurado, quedando la soldadura de estaño a la vista.
El extremo del ojal del muelle real tuve que cortarlo, con un soplete de cocina destemplé esta parte, y con un taladro y limas di forma a un nuevo ojal.
Una vez arreglados los barriletes y con los muelles en su sitio, aceito con SAE 5-50, cierro los barriletes y limpio, puliendo el exterior.
- De nuevo, sirviéndome de guantes de látex, montaje de barriletes y ruedas de la marcha y, ruedas y palancas del despertador y engrasado de pivotes.
- La carátula con la esfera, una vez limpia, descubro porqué estaba suelta, llevándose detrás las saetas; esta tiene 4 pivotes que se encastran en la platina y que, con unos finísimos pasadores, que tuve que trabajar con unos alfileres y limas, quedaba firmemente fijada a la platina.
- Las saetas. Comprobada la buena marcha y funcionamiento de los muelles reales, procedo a recolocar las agujas y a regular las horas con el despertador, con la sujeción de la horaria no hubo problema, pero la minutera tenía holgura en el eje y se desprendía; tuve que echar mano de una gotita en la punta de un alfiler de pegamento a base de cianocrilato para sujetarla al eje. La aguja del despertador estaba muy afectada pues como estaba doblada, al enderezarla la tuve que forzar y casi se rompió por el buje, pero con otra gotita de cianocrilato quedó firme.
- La caja. Todas las piezas de la caja las tuve en la disolución del amoniaco, pero no era suficiente; con desoxidante y un pincel, durante un tiempo prudencial para no quemar el metal, se removió definitivamente la suciedad y el óxido, inmediatamente con detergente limpio las trazas del desoxidante y enjuago con agua destilada y secado con paño de algodón. El resultado fue la recuperación del brillo y pulido original (son piezas de calidad).
- El escape de cilindro, después de tres días en bencina con pasadas de pincel fino, durante 24 horas, lo dejo escurriendo sobre un papel absorbente, también le paso un fino papel de seda por el espiral (se mantiene impecable) y, por el cilindro del volante. Transcurrido este tiempo, lo monto. Doy cuerda a la marcha y el volante empieza a latir.
- Montaje del mecanismo y la caja. Hechas las comprobaciones y observaciones y ajustes con la marcha y despertador del reloj, siempre con guantes de látex, procedo al ensamblaje de la caja con los cristales biselados y la máquina. El resultado del conjunto, espectacular.
Lo último que queda pendiente es conseguir un timbre que encaje y un tornillo con el pase de rosca correcto para reponer su falta, entonces, este reloj quedaría completo.
Gracias por leer.
Presento relato de la restauración de un pequeño reloj de Oficial:
A través de una conocida Web de tiendas virtuales, localicé en Francia, en la Normandía, a muy buen precio este reloj transportable. Sólo cuatro imágenes lo describían y cuando contacté con el vendedor, su respuesta fue bastante parca, pero valía la pena conseguir ese “pendulette d’Officier” con despertador, de la prestigiosa casa -Couaillet Freres- de Saint-Nicolas-d'Aliermont, aproximadamente del año 1900, aunque le faltaban las manecillas. Hace pocos años, no era difícil encontrar estos relojes a muy buen precio, hasta que en el Reino Unido hubo y hay una demanda muy importante de estas antigüedades, ya que se pusieron de moda entre los coleccionistas, haciéndolos escasear y multiplicándose su precio cerca de diez veces.
El aspecto es de un reloj compacto, de tamaño reducido, marcha mecánica con esfera blanca muy legible; elegante y sobrio, de aspecto tradicional y práctico que, desafía las leyes de la gravedad gracias a su sistema regulador de volante, protegido por una caja en forma de ortoedro con cristales biselados en sus caras, que deja su mecanismo a la vista.
Una vez adquirido, lo más preocupante: ¿qué empresa de trasportes, en España, lo traería y, si llega, en que estado?, había que arriesgarse. A los dos días, el reloj atraviesa la frontera y en España, se hace cargo, una renombrada, por pésima, empresa de transportes; ahí empezó mi calvario. Después de dar vueltas 20 días por la piel de toro, y obteniendo información del seguimiento desde Francia, tengo que recurrir a la O.C.U. para a través de ellos, reclamar a la empresa de transportes. A través de Francia me informo que el paquete lo han dejado en un “punto de entrega ¿?” de la comarca (una tienda), pero no recibo aviso y tuve que recorrer los puntos “pick up” de esa empresa más cercanos al domicilio de entrega, hasta que di con el paquete.
Ya en casa, el reloj estaba muy bien embalado y no sufrió el trasporte, pero en la mano, le faltaban las agujas, no tenía el timbre del despertador, exteriormente muy sucio y sobado, la esfera suelta pero impecable, las cabezas de los tornillos medio barridas y, buscando la estanqueidad, habían sujetado los cristales con masilla de cristalero que se había hinchado, deformando el latón; el volante y escape de cilindro aparentaban buen estado; la cuerda estaba corrida y observo que falta el enganche del muelle real al barrilete. En fin, todo en consonancia con el precio que pagué por el reloj.
REPARACIÓN:
- Despiece de la caja y, retirada de los cristales biselados con sumo cuidado (algunos estaban claramente lijados) y, la carátula de la esfera, para dejar el mecanismo expeditivo.
- Desmonto el escape de cilindro, en muy buen estado y, lo sumerjo en bencina varios días, pasándole de vez en cuando un pincel de acuarela por los rincones para remover la suciedad.
- Antes de meterme con el mecanismo, le doy la vuelta y sacudo y, milagrosamente caen las tres saetas que daba por perdidas, la minutera muy oxidada; la horaria con el azulado conservado, así como la minúscula del despertador, que fue la última en aparecer. El hecho de recuperar las agujas aumentó mi motivación, pues era muy fácil que se hubieran perdido por el hueco en la base, del mazo del despertador.
- Desmonto puente, trinquetes, rochetas; quito los pasadores para sacar la platina y liberar las ruedas, palancas y barriletes. Observo cualquier marca y veo grabados los registros de cuatro ocasiones que el reloj visitó el taller de relojería, la primera en 1913 y la última en 1937.
- Con sumo cuidado saco de la platina inferior todas las ruedas y palancas, para darles un baño de amoniaco con detergente disuelto en agua, durante un tiempo de media a tres cuartos de hora, cepillándolos con un cepillo de dientes, puliendo los ejes, pivotes y piñones con mondadientes; enjuago con agua destilada y seco sirviéndome de un secador de pelo ayudándome con un paño de algodón. Todo el rodaje se conservaba francamente bien. Las platinas las tuve que limpiar con desoxidante rojo de Titan-Lux para remover el óxido, limpiando los centros con un mondadientes afilado; enjuago con agua destilada y con un trapo de algodón saco brillo. Reservo estas partes hasta su montaje.
- Los barriletes los abro y saco los muelles reales. Observo por las marcas que conservan, sobre todo en las tapas, veo que han estado muy manipulados. El de la marcha del despertador, más pequeño, conserva el muelle real perfecto. El barrilete de la marcha conserva el muelle real en buen estado, salvo que por el ojal que engancha al barrilete está roto y, hay que sanearlo, además que falta la pestaña de acero del enganche, en su lugar un hueco. Limpio los barriletes en baño de amoníaco y detergente y los muelles reales sumergidos en bencina.
Reconstruyo la pestaña donde enganchará el muelle real, aprovechando un clavo de acero con baño de latón; antes de soldarlo con estaño y soldador eléctrico, marco la pestaña y ajusto; una sola gota bastó, que como el clavo tenía baño de latón, se agarró muy bien; con limas acabo de dar forma a la pestaña de enganche y elimino rebabas; exteriormente preferí sacrificar la estética con el objeto de no debilitar el enganche restaurado, quedando la soldadura de estaño a la vista.
El extremo del ojal del muelle real tuve que cortarlo, con un soplete de cocina destemplé esta parte, y con un taladro y limas di forma a un nuevo ojal.
Una vez arreglados los barriletes y con los muelles en su sitio, aceito con SAE 5-50, cierro los barriletes y limpio, puliendo el exterior.
- De nuevo, sirviéndome de guantes de látex, montaje de barriletes y ruedas de la marcha y, ruedas y palancas del despertador y engrasado de pivotes.
- La carátula con la esfera, una vez limpia, descubro porqué estaba suelta, llevándose detrás las saetas; esta tiene 4 pivotes que se encastran en la platina y que, con unos finísimos pasadores, que tuve que trabajar con unos alfileres y limas, quedaba firmemente fijada a la platina.
- Las saetas. Comprobada la buena marcha y funcionamiento de los muelles reales, procedo a recolocar las agujas y a regular las horas con el despertador, con la sujeción de la horaria no hubo problema, pero la minutera tenía holgura en el eje y se desprendía; tuve que echar mano de una gotita en la punta de un alfiler de pegamento a base de cianocrilato para sujetarla al eje. La aguja del despertador estaba muy afectada pues como estaba doblada, al enderezarla la tuve que forzar y casi se rompió por el buje, pero con otra gotita de cianocrilato quedó firme.
- La caja. Todas las piezas de la caja las tuve en la disolución del amoniaco, pero no era suficiente; con desoxidante y un pincel, durante un tiempo prudencial para no quemar el metal, se removió definitivamente la suciedad y el óxido, inmediatamente con detergente limpio las trazas del desoxidante y enjuago con agua destilada y secado con paño de algodón. El resultado fue la recuperación del brillo y pulido original (son piezas de calidad).
- El escape de cilindro, después de tres días en bencina con pasadas de pincel fino, durante 24 horas, lo dejo escurriendo sobre un papel absorbente, también le paso un fino papel de seda por el espiral (se mantiene impecable) y, por el cilindro del volante. Transcurrido este tiempo, lo monto. Doy cuerda a la marcha y el volante empieza a latir.
- Montaje del mecanismo y la caja. Hechas las comprobaciones y observaciones y ajustes con la marcha y despertador del reloj, siempre con guantes de látex, procedo al ensamblaje de la caja con los cristales biselados y la máquina. El resultado del conjunto, espectacular.
Lo último que queda pendiente es conseguir un timbre que encaje y un tornillo con el pase de rosca correcto para reponer su falta, entonces, este reloj quedaría completo.
Gracias por leer.
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