croma
Habitual
Sin verificar
Hola:
Ayer recibí una carta certificada procedente de una persona de este Foro. La recepción en sí no ha sido una sorpresa pues estaba avisado de su envío, aunque las razones que motivaban el asunto estaban rodeadas de cierto halo de misterio.
Su contenido es una preciosa carta manuscrita de cinco páginas, cada una de ellas escrita con una pluma y una tinta diferentes y cuya lectura ha sido una auténtica delicia, a la par que la culminación y la explicación del asunto en sí mismo.
Además del manuscrito, el paquete contenía un sobre con el logotipo de Montblanc que de inmediato hizo volar mi imaginación. Al abrirlo encontré la exquisita cajita de caramelos que puede verse en las fotos, una edición limitada (como los recursos naturales del planeta, por cierto) de pastillas de menta, encargada como obsequio para las tiendas de la propia marca.
La persona remitente la consiguió hace algunos meses y (esto es lo más incomprensible) pensó en mí, a quien no conoce de nada salvo por el hecho de que inicié el hilo titulado “Además de estilográficas” que os lleva dando la paliza desde principios de 2015, y no se le ocurrió otra cosa que decidir regalármela (lo cual es aún más inexplicable). Ni corta ni perezosa, esta persona me mandó un mensaje privado pidiendo mis datos postales para enviarme “una cosa”, a lo cual accedí ya que, aunque no sabía quién era ni de que iba el asunto, no parecía ni un acreedor avispado ni un marido ultrajado.
El resultado ha sido el envío recibido, cuyo contenido quizá no sea del mayor interés para la mayoría de los mortales ni para ninguno de los muertos, pero que para mí ha sido una sorpresa mayúscula y uno de los regalos inesperados que más ilusión me ha hecho desde hace mucho tiempo.
Lo más impresionante de todo esto es el hecho de que alguien piense en realizar un gesto como este y se tome las molestias para llevarlo a cabo solo para intentar (y conseguir) hacer feliz a otra persona sin esperar nada a cambio, una persona a la que no conoce de nada. Un gesto solo motivado por un impulso altruista que revela tal grado de generosidad, simpatía y elegancia que, personalmente, me ha abrumado y emocionado.
Aunque he adquirido el compromiso de mantener el anonimato sobre la identidad de tan magnífico forero, so pena de tener que devolver la cajita, no he podido dejar de compartir con cualquiera que desee leerlo este gratificante episodio que demuestra, por encima de todo, la gran calidad humana de los compañeros que frecuentan este lugar del que me enorgullece profundamente formar parte. Además, no es el primero de estos episodios de nobleza que se han comunicado en el Foro, lo cual reafirma este sentimiento de compañerismo.
Además, la cajita está completa y no se han comido los caramelitos.
Gracias y saludos a todos.
Ayer recibí una carta certificada procedente de una persona de este Foro. La recepción en sí no ha sido una sorpresa pues estaba avisado de su envío, aunque las razones que motivaban el asunto estaban rodeadas de cierto halo de misterio.
Su contenido es una preciosa carta manuscrita de cinco páginas, cada una de ellas escrita con una pluma y una tinta diferentes y cuya lectura ha sido una auténtica delicia, a la par que la culminación y la explicación del asunto en sí mismo.
Además del manuscrito, el paquete contenía un sobre con el logotipo de Montblanc que de inmediato hizo volar mi imaginación. Al abrirlo encontré la exquisita cajita de caramelos que puede verse en las fotos, una edición limitada (como los recursos naturales del planeta, por cierto) de pastillas de menta, encargada como obsequio para las tiendas de la propia marca.
La persona remitente la consiguió hace algunos meses y (esto es lo más incomprensible) pensó en mí, a quien no conoce de nada salvo por el hecho de que inicié el hilo titulado “Además de estilográficas” que os lleva dando la paliza desde principios de 2015, y no se le ocurrió otra cosa que decidir regalármela (lo cual es aún más inexplicable). Ni corta ni perezosa, esta persona me mandó un mensaje privado pidiendo mis datos postales para enviarme “una cosa”, a lo cual accedí ya que, aunque no sabía quién era ni de que iba el asunto, no parecía ni un acreedor avispado ni un marido ultrajado.
El resultado ha sido el envío recibido, cuyo contenido quizá no sea del mayor interés para la mayoría de los mortales ni para ninguno de los muertos, pero que para mí ha sido una sorpresa mayúscula y uno de los regalos inesperados que más ilusión me ha hecho desde hace mucho tiempo.
Lo más impresionante de todo esto es el hecho de que alguien piense en realizar un gesto como este y se tome las molestias para llevarlo a cabo solo para intentar (y conseguir) hacer feliz a otra persona sin esperar nada a cambio, una persona a la que no conoce de nada. Un gesto solo motivado por un impulso altruista que revela tal grado de generosidad, simpatía y elegancia que, personalmente, me ha abrumado y emocionado.
Aunque he adquirido el compromiso de mantener el anonimato sobre la identidad de tan magnífico forero, so pena de tener que devolver la cajita, no he podido dejar de compartir con cualquiera que desee leerlo este gratificante episodio que demuestra, por encima de todo, la gran calidad humana de los compañeros que frecuentan este lugar del que me enorgullece profundamente formar parte. Además, no es el primero de estos episodios de nobleza que se han comunicado en el Foro, lo cual reafirma este sentimiento de compañerismo.
Además, la cajita está completa y no se han comido los caramelitos.
Gracias y saludos a todos.
