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Jfpg
Forer@ Senior
Sin verificar
Hola compañeros,
Quiero compartir con vosotros tres relojes que he recuperado. Recientemente mis padres han vendido el piso donde pasé mi infancia y adolescencia y en la recogida de objetos han aparecido estos tres tesoros (sentimentales).
El primero que os quiero enseñar es el primer Lotus que me compró mi padre cuando empezaron a gustarme los relojes. Recuerdo exactamente el día que lo compramos, la joyería, que hoy es un establecimiento de los que hacen uñas, pero que conserva la misma fachada, la elección, la duda entre este y otro de color marrón, no poder parar de mirarlo en el coche de vuelta a casa... Igualmente recuerdo el día en que se arañó por completo el cristal con unas rejas de casa o el día que vi cómo se desprendía su segundero, que se acabó doblando y que finalmente he sacado. Le puse una pila nueva y ahí está, dando guerra. Sigue con su arañazo, no tengo aguja de segundos y el anillo interno baila, pero me trae grandes recuerdos y no tengo que ponerlo en hora cuando salgo con prisa.
Los otros dos comparten algo: eran de mi abuelo materno. Lo que me resulta curioso es que los tuviese yo. No recuerdo si me los dieron cuando falleció (tenía yo diez años) o más tarde, pero me sorprende el estado en que se encuentran. Y sobre todo, me gusta que estuviesen entre mis cosas. Siempre me interesaron los relojes, pero que me diesen a mí, siendo un crío, estos relojes, y que yo los guardase y hoy pueda disfrutarlos me dibuja una sonrisa enorme en la cara.
Uno era el de uso diario de mi abuelo:
El otro, parece ser que se lo regaló un banco y, de hecho, ha aparecido más tarde y separado de los otros, pero también entre mis cajones. En este caso, creo que la marca es de sobra conocida y si alguien quiere darme información del mismo estaré encantado de recibirla.
Está en muy buen estado, le pondré una pila y a ver si marcha.
Gracias por leerme.
Quiero compartir con vosotros tres relojes que he recuperado. Recientemente mis padres han vendido el piso donde pasé mi infancia y adolescencia y en la recogida de objetos han aparecido estos tres tesoros (sentimentales).
El primero que os quiero enseñar es el primer Lotus que me compró mi padre cuando empezaron a gustarme los relojes. Recuerdo exactamente el día que lo compramos, la joyería, que hoy es un establecimiento de los que hacen uñas, pero que conserva la misma fachada, la elección, la duda entre este y otro de color marrón, no poder parar de mirarlo en el coche de vuelta a casa... Igualmente recuerdo el día en que se arañó por completo el cristal con unas rejas de casa o el día que vi cómo se desprendía su segundero, que se acabó doblando y que finalmente he sacado. Le puse una pila nueva y ahí está, dando guerra. Sigue con su arañazo, no tengo aguja de segundos y el anillo interno baila, pero me trae grandes recuerdos y no tengo que ponerlo en hora cuando salgo con prisa.
Los otros dos comparten algo: eran de mi abuelo materno. Lo que me resulta curioso es que los tuviese yo. No recuerdo si me los dieron cuando falleció (tenía yo diez años) o más tarde, pero me sorprende el estado en que se encuentran. Y sobre todo, me gusta que estuviesen entre mis cosas. Siempre me interesaron los relojes, pero que me diesen a mí, siendo un crío, estos relojes, y que yo los guardase y hoy pueda disfrutarlos me dibuja una sonrisa enorme en la cara.
Uno era el de uso diario de mi abuelo:
El otro, parece ser que se lo regaló un banco y, de hecho, ha aparecido más tarde y separado de los otros, pero también entre mis cajones. En este caso, creo que la marca es de sobra conocida y si alguien quiere darme información del mismo estaré encantado de recibirla.
Está en muy buen estado, le pondré una pila y a ver si marcha.
Gracias por leerme.