joler
De la casa
Sin verificar
Recuperando un reloj de trinchera Borel Fils
Hace muchos años, cuando todavía los dinosaurios de la relojería poblaban la tierra, en alguna ciudad de Centro-Europa este pequeño reloj marcaba las horas. Si lo hacía en la frágil muñeca de una dama o en el robusto brazo de un soldado, nunca lo sabremos.
Lo que si está claro, es que su camino hasta llegar aquí no ha sido fácil.
La esfera de porcelana tiene dos desconchones importantes a las 4 y a las 9.
Falta una de las patas que la fijan al movimiento que además se ha sustituido por un tornillo pasante.
El reloj no anda y parece tener la cuerda a tope.
El movimiento de 13 líneas es un FHF y parece ser de principios del siglo XX. La manzana atravesada por la flecha es un bonito símbolo que no he visto en movimientos más modernos. Hay quien considera que este símbolo hace referencia a la precisión de los movimientos FHF al relacionarlo con la historia de Guillermo Tell quien tuvo que disparar a una manzana colocada sobre la cabeza de su hijo.
Es la primera vez que desmonto un calibre con los puentes partidos y me ha resultado más fácil de lo habitual. Por desgracia para mí, a lo largo de la historia el número de puentes del rodaje se ha ido reduciendo de 3 a 2 y después a 1 aunque seguro que hay razones de peso para ello.
El desmontaje y montaje del movimiento ha transcurrido sin grandes sobresaltos salvo por el desprendimiento de un rubí que tuve que pegar con cianocrilato.
El muelle real no lo he llegado a sacar de su alojamiento porque no tengo repuesto y no creo que sea fácil ni barato conseguirlo. No he podido hacer un control exhaustivo pero diría que la reserva de marcha no llega a las 24 horas aunque tanto esta, como el número de vueltas de corona para cargar el muelle parecen aumentar conforme voy usando el reloj.
Os muestro alguna foto del procesoy una más del despiece.
Y el reloj montado de nuevo.
Cualquiera diría que no he hecho nada, con el trabajo que me ha costado.
Para acallar las dudas aquí tenéis una foto del recipiente donde se han quedado los restos de suciedad.
La pata de la esfera la he repuesto con un trozo de cable eléctrico, que he tenido que adelgazar a base de lija, y la he pegado con un pegamento especial para metales.
No queda tan firme como con soldadura de plata pero me da mejor resultado que experimentos pasados con soldadura de estaño.
La he dejado más larga de lo necesario para facilitar su manejo y luego la he cortado a medida.
El remontoir está en un estado especialmente frágil. Uno de los tornillos no coge bien la rosca y al poner en hora el giro es poco fluido y se aprecia a simple vista como la aguja horaria sube y baja a lo largo del cañón de minutos.
Dado el uso que va a tener el reloj confío en que esto no sea un problema.
La parte realmente difícil ha sido el arreglo de la esfera.
Primero he tapado los socavones con masilla tapa grietas por su gran capacidad de relleno, porque endurece muy rápido y porque se limpia fácilmente.
Para el acabado he utilizado un reparador de porcelana para sanitarios que tarda mucho más en secar pero que puede cortarse con una cuchilla y lijarse hasta obtener un aspecto parecido al original.
Recomiendo aplicar en exceso y luego retirar el sobrante hasta dejarlo enrasado.
A continuación algunas fotos del proceso.
Lamentablemente no he podido resolver de forma satisfactoria la reposición de los números que faltan.
He buscado un dial similar y lo he impreso en papel de pegatinas por la parte brillante.
Luego he transferido la imagen a la esfera con una plancha de la ropa tal como se explica en algunos hilos de este mismo foro.
La imagen se copia pero los puntos o pixeles son tan grandes que el resultado no es bueno.
He hecho varios intentos (muestro alguno) y al final me he quedado con el último que, desafortunadamente, no es el mejor.
Sí, no soy ningún Miguel Angel de los diales pero al menos me queda la satisfacción de haber recuperado un trozo de la historia.
Espero que os haya entretenido.
Hace muchos años, cuando todavía los dinosaurios de la relojería poblaban la tierra, en alguna ciudad de Centro-Europa este pequeño reloj marcaba las horas. Si lo hacía en la frágil muñeca de una dama o en el robusto brazo de un soldado, nunca lo sabremos.
Lo que si está claro, es que su camino hasta llegar aquí no ha sido fácil.
La esfera de porcelana tiene dos desconchones importantes a las 4 y a las 9.
Falta una de las patas que la fijan al movimiento que además se ha sustituido por un tornillo pasante.
El reloj no anda y parece tener la cuerda a tope.
El movimiento de 13 líneas es un FHF y parece ser de principios del siglo XX. La manzana atravesada por la flecha es un bonito símbolo que no he visto en movimientos más modernos. Hay quien considera que este símbolo hace referencia a la precisión de los movimientos FHF al relacionarlo con la historia de Guillermo Tell quien tuvo que disparar a una manzana colocada sobre la cabeza de su hijo.
Es la primera vez que desmonto un calibre con los puentes partidos y me ha resultado más fácil de lo habitual. Por desgracia para mí, a lo largo de la historia el número de puentes del rodaje se ha ido reduciendo de 3 a 2 y después a 1 aunque seguro que hay razones de peso para ello.
El desmontaje y montaje del movimiento ha transcurrido sin grandes sobresaltos salvo por el desprendimiento de un rubí que tuve que pegar con cianocrilato.
El muelle real no lo he llegado a sacar de su alojamiento porque no tengo repuesto y no creo que sea fácil ni barato conseguirlo. No he podido hacer un control exhaustivo pero diría que la reserva de marcha no llega a las 24 horas aunque tanto esta, como el número de vueltas de corona para cargar el muelle parecen aumentar conforme voy usando el reloj.
Os muestro alguna foto del procesoy una más del despiece.
Y el reloj montado de nuevo.
Cualquiera diría que no he hecho nada, con el trabajo que me ha costado.
Para acallar las dudas aquí tenéis una foto del recipiente donde se han quedado los restos de suciedad.
La pata de la esfera la he repuesto con un trozo de cable eléctrico, que he tenido que adelgazar a base de lija, y la he pegado con un pegamento especial para metales.
No queda tan firme como con soldadura de plata pero me da mejor resultado que experimentos pasados con soldadura de estaño.
La he dejado más larga de lo necesario para facilitar su manejo y luego la he cortado a medida.
El remontoir está en un estado especialmente frágil. Uno de los tornillos no coge bien la rosca y al poner en hora el giro es poco fluido y se aprecia a simple vista como la aguja horaria sube y baja a lo largo del cañón de minutos.
Dado el uso que va a tener el reloj confío en que esto no sea un problema.
La parte realmente difícil ha sido el arreglo de la esfera.
Primero he tapado los socavones con masilla tapa grietas por su gran capacidad de relleno, porque endurece muy rápido y porque se limpia fácilmente.
Para el acabado he utilizado un reparador de porcelana para sanitarios que tarda mucho más en secar pero que puede cortarse con una cuchilla y lijarse hasta obtener un aspecto parecido al original.
Recomiendo aplicar en exceso y luego retirar el sobrante hasta dejarlo enrasado.
A continuación algunas fotos del proceso.
Lamentablemente no he podido resolver de forma satisfactoria la reposición de los números que faltan.
He buscado un dial similar y lo he impreso en papel de pegatinas por la parte brillante.
Luego he transferido la imagen a la esfera con una plancha de la ropa tal como se explica en algunos hilos de este mismo foro.
La imagen se copia pero los puntos o pixeles son tan grandes que el resultado no es bueno.
He hecho varios intentos (muestro alguno) y al final me he quedado con el último que, desafortunadamente, no es el mejor.
Sí, no soy ningún Miguel Angel de los diales pero al menos me queda la satisfacción de haber recuperado un trozo de la historia.
Espero que os haya entretenido.
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