Goldoff
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Reconozco que Rado es una de esas marcas que -al menos con parte de su catálogo- no te deja indiferente: o la amas o te preguntas cómo diablos ha podido llegar tan lejos con según qué diseños. Sí, me refiero a la línea Diastar, lanzada en 1962 y que hoy día sigue siendo la best seller de la marca.
A finales de los años 50, el mundo vivía aún el auge económico que trajo consigo el final de la Segunda Guerra Mundial. La economía prosperaba, y el mundo de la relojería no fue una excepción. Por aquel entonces, la mayoría de relojes eran valorados por su atractivo y funcionalidad. En 1957, la compañía relojera suiza Schlup & Co. decidió cambiar su nombre a Rado y se embarcó en producir cajas resistentes a los arañazos usando como base un material a la vez raro y cotidiano: el tungsteno (o wolframio) se usaba en los blindajes de los tanques militares, pero también en el filamento de las bombillas incandescentes. El carburo de tungsteno-también llamado "metal duro"- fue patentado por Rado en 1961. Estaba a punto de nacer el DiaStar: duro como el Diamante y brillante como una estrella (Star). Además, Rado fue de los primeros fabricantes en usar zafiro para los cristales de sus relojes.
En 2022, Rado celebró el 60 aniversario del DiaStar con nuevos modelos que cambiaban el material de la caja. El carburo de tungsteno original daba paso a la tecnología Ceramos™ desarrollada por la relojera suiza y que parece una evolución del zirconio que se había venido usando durante años: el Ceramos™ "es un innovador material compuesto que combina las propiedades de dureza de la cerámica y el brillo y la resistencia de una aleación metálica".
Y es con este nuevo material (sólo en el bisel, ojo) que Rado ha lanzado la enésima versión de su bestseller. Ahora dorado (como la edición lanzada en 1972) y con una esfera anular, lo que permite ver su calibre R808 (probablemente basado en el Powermatic 80) esqueletizado y que se puede ver también a través de su fondo transparente. La masa oscilante ha sido recortada para darle una forma parecida al ancla, el logo de Rado. Tanto la caja como el brazalete son de acero con tratamiento PVD. El cristal sigue siendo de zafiro, eso sí.
A finales de los años 50, el mundo vivía aún el auge económico que trajo consigo el final de la Segunda Guerra Mundial. La economía prosperaba, y el mundo de la relojería no fue una excepción. Por aquel entonces, la mayoría de relojes eran valorados por su atractivo y funcionalidad. En 1957, la compañía relojera suiza Schlup & Co. decidió cambiar su nombre a Rado y se embarcó en producir cajas resistentes a los arañazos usando como base un material a la vez raro y cotidiano: el tungsteno (o wolframio) se usaba en los blindajes de los tanques militares, pero también en el filamento de las bombillas incandescentes. El carburo de tungsteno-también llamado "metal duro"- fue patentado por Rado en 1961. Estaba a punto de nacer el DiaStar: duro como el Diamante y brillante como una estrella (Star). Además, Rado fue de los primeros fabricantes en usar zafiro para los cristales de sus relojes.
En 2022, Rado celebró el 60 aniversario del DiaStar con nuevos modelos que cambiaban el material de la caja. El carburo de tungsteno original daba paso a la tecnología Ceramos™ desarrollada por la relojera suiza y que parece una evolución del zirconio que se había venido usando durante años: el Ceramos™ "es un innovador material compuesto que combina las propiedades de dureza de la cerámica y el brillo y la resistencia de una aleación metálica".
Y es con este nuevo material (sólo en el bisel, ojo) que Rado ha lanzado la enésima versión de su bestseller. Ahora dorado (como la edición lanzada en 1972) y con una esfera anular, lo que permite ver su calibre R808 (probablemente basado en el Powermatic 80) esqueletizado y que se puede ver también a través de su fondo transparente. La masa oscilante ha sido recortada para darle una forma parecida al ancla, el logo de Rado. Tanto la caja como el brazalete son de acero con tratamiento PVD. El cristal sigue siendo de zafiro, eso sí.