6aly
Habitual
Sin verificar
Predicando en el desierto...
Esta es una de tantas recriminaciones sobre mi trabajo, entre otras a destacar, deja de complicar la vida a las personas, que necesidad había de hacer esto o lo otro.
Por otra parte cada vez que solicite ayuda, a cultura o a los políticos, siempre recibía la misma respuesta, estamos en crisis, y que decir cuando me aceptaron en el club de inventores, cada vez que iba interesarme por lo mío, me decían invente usted algo que sea de utilidad, por lo que lo intente con los círculos de artistas, estos me negaron entrar en la cofradía, no fuera que pellizcara parte de pastel de cultura, por lo que intente introducir mis obras en la iglesia, la respuesta fue, deje de dar en que pensar a nuestros feligreses, que para pensar ya estamos nosotros, por lo que recurrir a la cuna de relojería suiza, el resultado fue que a los nueve meses parieron un proyecto similar al o la patente ofrecida, y no transcurrió un año una empresa española me mando los abogados con la acusácion de plagio, y cómo el dinero es un miedo los inversores desaparecieron, dejando solo ante el peligro, por lo que contacte con los medios de comunicación, en prensa y medios, radio Tv me entrevistaron y se rieron conmigo o de mí no lo tengo claro, me compararon con Dalí, pero no con su obra si no diciéndome, usted está como Dalí si, tocado por la tramontana (loco como él), en otras ocasión me compararon para bien con Joan Brossa, catalogando así mi obra como Poemas objeto, y apoyándola con una crítica de Arte, pero estas publicaciones de mis trabajos, no agradaron, a la censura, provocando el cierre de mi empresa.
En su día una joven me preguntó al ver una de mis exposiciones, como es que usted sigue trabajando, arreglando relojes, a lo que le conteste los innovadores creadores artistas y poetas también comen, pagan facturas, e impuestos.
Llegados a este punto y tras haber escrito el libro, tenido un hijo y plantado un pino en lo más alto de la Torre Eiffel en Francia, (si me dio un apretón y no lo pude evitar), fui a evacuar en el país donde nació mi madre, y lo de plantar un árbol no lo conseguí y eso que mi padre fue jardinero del camposanto y plantó muchos cipreses, pero así le fue de dejar dinero, murió pobre.
Ahora tras cinco años de trabajo, con el libro casi terminado, tan solo queda que acabar de corregir cuatro cosas, y cuatro ilustraciones, lo quiero llevar al registro, y van y me dicen que para poder publicarlo tengo que renunciar al 50% de la pensión, así que me estoy planteando emigrar a otro planeta, donde no me traten de loco, por apagar farolas, relojes, ordenadores y demás aparatos tecnológicos, y creer en el virus 5G.
Última edición: