Goldoff
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Piaget es una de esa marcas que el aficionado medio mira un tanto por encima del hombro porque los considera más joyas que relojes (el mismo sambenito que arrastra otra marca como Cartier, por ejemplo), pero lo cierto es que tiene mucho que decir sobre calibres (extraplanos, sobre todo). Un día tengo que traer a la luz su relación con Lassale y hacer un monográfico sobre el Altiplano Ultimate o los Emperador Coussin... pero hoy traigo Metiers d'Art, esos oficios artesanos que siguen existiendo precisamente gracias a casas como Piaget.
Los relojes Piaget Rose se han interpretado con una variedad de Métiers d'Art a lo largo de los años, que incluyen micro mosaicos, marquetería de madera y piedra, bordados, grabados, guilloché y esmaltes en miniatura. Este año Piaget presenta cuatro nuevos relojes que combinan grabado en oro, piedras ornamentales, glípticos y esmalte.
La glíptica o gliptografía es el arte de esculpir y grabar las piedras ornamentales, y es algo familiar para Piaget desde 1960. Habitualmente, el glíptico se usa principalmente en joyería en piedras grandes, y es raro verlo en esta escala en miniatura. Cada una de las cuatro esferas representa un ramo de rosas Piaget en todo su esplendor gracias al trabajo experto de dos artesanos: Dick Steenman, artesano relojero, joyero, engastador y grabador, y Anita Porchet, la más reconocida artista esmaltadora de la industria relojera. Ambos artistas tienen años de experiencia y son líderes en sus respectivos campos. Dick Steenman ha creado varios relojes glípticos y joyas para Piaget, incluyendo un brazalete de esmeraldas grabadas a mano Extremely Piaget, un reloj Golden Oasis Glyptic & Enamel único en su tipo y un reloj Wings of Light, por nombrar algunos. Sus medios favoritos incluyen la escultura en miniatura de oro y la glíptica, fusionando técnicas de relojería y joyería.
Cada esfera cobra vida en manos de Dick Steenman, quien esculpe y graba cada Piaget Rose en miniatura en oro para que Anita Porchet pueda agregar el tono perfecto de esmalte. Dick también le envía a Anita las piedras para que pueda investigar el tono exacto del color. Una vez terminado el esmalte, estos delicados elementos son devueltos a Dick quien trabaja el glíptico de cada piedra ornamental y vuelve a esculpir meticulosamente los bordes de algunos de los pétalos del esmalte, un proceso que no está exento de riesgos. También ahueca delicadamente el centro de las flores para prepararlas para el engaste de los diamantes, zafiros y tsavoritas que se convertirán en pistilos. El proceso final es el montaje del ramo final, que es un rompecabezas de la vida real que exige la máxima destreza.
Cada esfera tarda al menos un mes en completarse debido a los numerosos desafíos que surgen. En primer lugar, es importante tener la aleación perfecta de oro de 22 quilates para obtener los colores más ricos del esmalte. Esto es importante para que las flores no se oxiden en el horno ni se quemen alrededor de los bordes durante el proceso de esmaltado. En segundo lugar, las piedras son particularmente frágiles y pueden romperse o agrietarse fácilmente. Cada piedra tiene su propio conjunto de limitaciones: los ópalos son muy frágiles, el coral puede cambiar de color y la rodonita y la crisoprasa son extremadamente duras y difíciles de trabajar. Dick tuvo que crear sus propias herramientas y técnicas para trabajar cada piedra y usa una combinación de aceites, pasta y polvo de diamante para el pulido final. Incluso este paso requiere la máxima atención, ya que es fácil rodear los pétalos.
El proceso de esmaltado es igualmente complejo, ya que Anita no solo debe colocar el esmalte sobre una superficie moldeada, sino que también debe prestar atención al grosor del esmalte para no cubrir la parte esculpida. También debe encontrar los colores de esmalte perfectos, que son únicos para cada reloj. Presta especial atención a cada combinación de colores para que combinen perfectamente con las piedras preciosas, además de aportar luz y movimiento a cada pétalo a medida que capta la luz. Si a estos desafíos se suma el hecho de que la esfera tiene solo milímetros de grosor y debe respetar todas las tolerancias de un reloj mecánico, aumenta aún más la complejidad del proceso de creación para ambos Maîtres Artisans.
Los relojes Piaget Rose se han interpretado con una variedad de Métiers d'Art a lo largo de los años, que incluyen micro mosaicos, marquetería de madera y piedra, bordados, grabados, guilloché y esmaltes en miniatura. Este año Piaget presenta cuatro nuevos relojes que combinan grabado en oro, piedras ornamentales, glípticos y esmalte.
La glíptica o gliptografía es el arte de esculpir y grabar las piedras ornamentales, y es algo familiar para Piaget desde 1960. Habitualmente, el glíptico se usa principalmente en joyería en piedras grandes, y es raro verlo en esta escala en miniatura. Cada una de las cuatro esferas representa un ramo de rosas Piaget en todo su esplendor gracias al trabajo experto de dos artesanos: Dick Steenman, artesano relojero, joyero, engastador y grabador, y Anita Porchet, la más reconocida artista esmaltadora de la industria relojera. Ambos artistas tienen años de experiencia y son líderes en sus respectivos campos. Dick Steenman ha creado varios relojes glípticos y joyas para Piaget, incluyendo un brazalete de esmeraldas grabadas a mano Extremely Piaget, un reloj Golden Oasis Glyptic & Enamel único en su tipo y un reloj Wings of Light, por nombrar algunos. Sus medios favoritos incluyen la escultura en miniatura de oro y la glíptica, fusionando técnicas de relojería y joyería.
Cada esfera cobra vida en manos de Dick Steenman, quien esculpe y graba cada Piaget Rose en miniatura en oro para que Anita Porchet pueda agregar el tono perfecto de esmalte. Dick también le envía a Anita las piedras para que pueda investigar el tono exacto del color. Una vez terminado el esmalte, estos delicados elementos son devueltos a Dick quien trabaja el glíptico de cada piedra ornamental y vuelve a esculpir meticulosamente los bordes de algunos de los pétalos del esmalte, un proceso que no está exento de riesgos. También ahueca delicadamente el centro de las flores para prepararlas para el engaste de los diamantes, zafiros y tsavoritas que se convertirán en pistilos. El proceso final es el montaje del ramo final, que es un rompecabezas de la vida real que exige la máxima destreza.
Cada esfera tarda al menos un mes en completarse debido a los numerosos desafíos que surgen. En primer lugar, es importante tener la aleación perfecta de oro de 22 quilates para obtener los colores más ricos del esmalte. Esto es importante para que las flores no se oxiden en el horno ni se quemen alrededor de los bordes durante el proceso de esmaltado. En segundo lugar, las piedras son particularmente frágiles y pueden romperse o agrietarse fácilmente. Cada piedra tiene su propio conjunto de limitaciones: los ópalos son muy frágiles, el coral puede cambiar de color y la rodonita y la crisoprasa son extremadamente duras y difíciles de trabajar. Dick tuvo que crear sus propias herramientas y técnicas para trabajar cada piedra y usa una combinación de aceites, pasta y polvo de diamante para el pulido final. Incluso este paso requiere la máxima atención, ya que es fácil rodear los pétalos.
El proceso de esmaltado es igualmente complejo, ya que Anita no solo debe colocar el esmalte sobre una superficie moldeada, sino que también debe prestar atención al grosor del esmalte para no cubrir la parte esculpida. También debe encontrar los colores de esmalte perfectos, que son únicos para cada reloj. Presta especial atención a cada combinación de colores para que combinen perfectamente con las piedras preciosas, además de aportar luz y movimiento a cada pétalo a medida que capta la luz. Si a estos desafíos se suma el hecho de que la esfera tiene solo milímetros de grosor y debe respetar todas las tolerancias de un reloj mecánico, aumenta aún más la complejidad del proceso de creación para ambos Maîtres Artisans.
