Como nos gusta que nuestros hijos valoren estas pasiones nuestras.
Yo puedo contar las dos caras de la moneda.
Hace unos días le compre a mi hija, que esta en 1o de bachillerato, una Lamy Vista para que disfrute de la visión de los colores de la tinta. Primero no le gusto el punto F y me prometio probar un punto EF que compre expresamente. No he tenido suerte .... no le encuentra el feeling.
Que tristeza me entro ... pero son sus gustos. Yo le he dado la oportunidad, ahora ya es cosa de ella.
Aceptando ese pequeño fracaso, no he vuelto insistir.
El pequeño de 11 años recibió, para las vacaciones de Navidad, aviso de su tutor que tenia que mejorar la caligrafía. Por un lado fue una mala noticia, pero la verdad es que nos pasamos juntos todas las vacaciones haciendo caligrafia de los cuadernos Rubio. El con su boli y yo con mis plumas, codo con codo. Os puedo asegurar que fue un placer y el resultado ha sido excepcional.
Pero curiosamente, sin pretenderlo ha ido siguiendo mi intromisión en el mundo de las estilográficas. Primero le dijo a su madre que cuando las heredara sacaría dinero empeñandolas ... es la influencia del canal TV Explora.
Pero hoy me ha dejado atónito. Le enseño una foto de una Conway a su madre y el que la ve, me comenta: "papa, esta es grande como la Pelikan y el plumin es muy bonito pero el barrell con esos brillos no me gusta."
Todavia estoy en estado de shock
Sigue prefiriendo un smartphone a una pluma ... pero
