Omega sigue una estrategia tipo veleta. Parece que en los últimos meses o, desde hace un año, está copiando la estrategia de Seiko: poner delante de un teclado a quince orangutanes aporreando el teclado. De la combinación de caracteres resultante sacarán los modelos en cuestión:
Aquaterras en quince colores diferentes, combinando las nuevas referencias con esfera lisa y fechador asesino a las seis con fondo blanco, con la “antigua” referencia con esfera Teka de inspiración náutica.
Sobre los Planet Ocean poco que añadir. Modelos súper ergonómicos en casi 46 mm y de estética dudosa.
Del Speedy qué decir que no haya dicho ya. Lo de añadir una esfera blanca a la línea Professional fue una finta, o sea, una buena jugada en medio de los bandazos habituales de la marca. Ojalá hubiesen sido más racionales y tirado por ahí. Cronoscopes enormes, con el nombre Speedmaster en la esfera y un movimiento de carga manual con fondo visto estilo tapacubos, restyling del Apollo 8 y santas pascuas. Eso sí, un reel de 40 segundos en instagram conmemorando el Apolo 17, la última de las misiones lunares y la última vez que el Speedy se posó sobre la luna.
Para la renovación del Seamaster 300 habrá que estar atentos al anuncio o estreno de la próxima película de 007, que tampoco falta mucho. Ahí ya podremos comprobar si la estrategia de la marca ha perdido el norte sin solución de continuidad o si aún está a tiempo de corregir su deriva. El hecho de que Cartier los haya adelantado por la derecha ya nos debería dar pistas.
Sobre la estrategia de Omega, hay quien dice que se basa en copiar todo lo que hace Rolex. Ojalá fuese así, harían las cosas bien y sus lanzamientos de nuevos modelos serían más racionales. Yo la visión de Omega la veo cortoplacista, sin una estrategia definida a largo plazo y sacando modelos al mercado como el que amasa rosquillas. Pero yo qué voy a saber…