Vibrar es poco decir, anoche fue una gran comunión entre un público rendido a su épica y una épica tormenta que hizo tener que parar el show durante media hora granizos, truenos rayos... Aquí creo que estuvo el quid, sin esta tormenta hubiera sido lo mismo? Mi respuesta es no. El hecho de tener que poner a 40.000 personas de nuevo en marcha hizo que diera y sacase fuerzas de donde no parecía que las hubiera.
Un derroche absoluto de rock and roll, pasion y magia.
Fueron más de tres horas y 32 canciones para todos los gustos, cada hubiera preferido una y otras... Pero elige él, y él manda.
Sigue cautivando a base de gestos y detalles, que no por dejar de ser conocidos atrapan a todo un estadio de fútbol.
Es un currela nato en lo suyo, compensa sus carencias físicas y vocales de sus 75 años con un oficio y una banda que va a piñón a sus exigencias.
Yo disfruté como un enano, me pareció un bolo espectacular.
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