V
velablanca
Forer@ Senior
Sin verificar
Estimados colegas, mucho tiempo hace de mi última participación en este foro. Las razones de esta ausencia nada tienen que ver, como se verá, a merma en interés por lo que aquí nos trae, el amor por los relojes viejos, sino a mala racha anímica y peor laboral. Durante este tiempo no he dejado de rescatar, con mejor o peor suerte, estos adorables mecanismos.
Empezaré por un día de mercadillo en el que me traje esto:
Sí, amigos, la misma familia Lecoultre que luego pariría la famosa marca empezó haciendo navajas de afeitar. Novedosas, porque incorporaban un tornillito que permitía intercambiar las cuchillas cuando estas perdían filo. Pero cuchillas del mismo acero que cualquier navaja, lo que las diferencia de las actuales shavetes, que sustituyeron a las tradicionales navajas tras la epidemia de sida y que se surtían de cuchillas de afeitar partidas. Esta ha pasado por el protocolo habitual: limpieza, desinfectado, pase por la piedra, pastas y suavizador. Y afeita de maravilla. Tras casi cien años.
Aquel día me traje estos dos. El primero un para mí desconocido Norexa, cuya máquina no consigo identificar:
A este hubo que cambiarle el plexi y repasarlo.
El otro, para la señora:
este monta una AS. La cuerda estaba rota.
Ni que decir tiene que hubiera preferido un reloj Lecoultre y dos navajas norexa o Royce, peeeero...
Seguiré relatando mis aventuras.
Empezaré por un día de mercadillo en el que me traje esto:
Sí, amigos, la misma familia Lecoultre que luego pariría la famosa marca empezó haciendo navajas de afeitar. Novedosas, porque incorporaban un tornillito que permitía intercambiar las cuchillas cuando estas perdían filo. Pero cuchillas del mismo acero que cualquier navaja, lo que las diferencia de las actuales shavetes, que sustituyeron a las tradicionales navajas tras la epidemia de sida y que se surtían de cuchillas de afeitar partidas. Esta ha pasado por el protocolo habitual: limpieza, desinfectado, pase por la piedra, pastas y suavizador. Y afeita de maravilla. Tras casi cien años.
Aquel día me traje estos dos. El primero un para mí desconocido Norexa, cuya máquina no consigo identificar:
A este hubo que cambiarle el plexi y repasarlo.
El otro, para la señora:
este monta una AS. La cuerda estaba rota.
Ni que decir tiene que hubiera preferido un reloj Lecoultre y dos navajas norexa o Royce, peeeero...
Seguiré relatando mis aventuras.