No es cuestión de estado del bienestar, podríamos tener un estado con muchos mejores servicios que nos costara la mitad. El problema es tener que mantener 5 administraciones diferentes, la local, la provincial (Diputaciones), la autonómica, la nacional y la de la CE, que además se superponen. Eso no solo supone una burocracia tremenda que desorienta al ciudadano e impide la fluidez de las transacciones, sino que es un gasto inaguantable en funcionarios, políticos y costes de funcionamiento de esas administraciones (parlamentos, sedes oficiales-mobiliario, vehículos oficiales, guardaespaldas, publicidad, viajes, televisiones etc. etc), que nos deja por los suelos en cuanto a competitividad al exterior, y lo que es aún peor, pudre la sociedad desde dentro, invadiendo esas administraciones todos los ámbitos de la sociedad, politazándolo todo, incluyendo la Justicia, los medios de comunicación, los sindicatos, las universidades, las escuelas, la empresa privada etc etc.
Muestra de todo lo anterior es que una cosa tan obvia como es la necesidad de simplificar fuertemente nuestro sistema de administración, de rebajar costes, no ha calado en los ciudadanos pese a que nos suban los impuestos. Simplemente no figura entre nuestras inquietudes, precisamente porque a los políticos no les interesa que ese sentimiento cale, tienen que seguir con la sopa boba (más bien chuletón crudo), y sobre todo, tienen que mantener ese férreo control de la sociedad que tan bien consiguen a la vista de lo formalitos que seguimos todos pese a que nos quitan buena parte de lo que producimos y pese a que Montesquieu murió en España hace ya mucho tiempo. ¡Porca miseria!