Gutigon
¡Cruzcampo o muerte!
Sin verificar
Creo que no incumplo ninguna norma del foro con la foto personal que voy a compartir (si es así, pido a los moderadores que borren el hilo que he iniciado); y la comparto porque creo que ilustra perfectamente lo que podríamos llamar los "intangibles emocionales".
La foto tiene casi 50 años: Sevilla, miércoles santo. El pequeño nazareno soy yo, en brazos de mi padre; en su muñeca, el Festina que solía lucir en días señalados.
Un reloj de oro (caja y correa) que yo personalmente no me habría comprado, porque no me gustan demasiado los relojes de oro, pero que heredé de mi padre (sólo la caja); y dado que formó parte de nuestras vidas (mi padre murió joven, lo disfruté pocos años), y se ha convertido en un vínculo entre él y yo, la pieza adquiere tal valor sentimental, que le concede un lugar permanente en mi modesta caja. Es ese "intangible emocional" que hace único a un reloj, del que nunca te desprenderás, independientemente de su valor, o de su estética.
La foto tiene casi 50 años: Sevilla, miércoles santo. El pequeño nazareno soy yo, en brazos de mi padre; en su muñeca, el Festina que solía lucir en días señalados.
Un reloj de oro (caja y correa) que yo personalmente no me habría comprado, porque no me gustan demasiado los relojes de oro, pero que heredé de mi padre (sólo la caja); y dado que formó parte de nuestras vidas (mi padre murió joven, lo disfruté pocos años), y se ha convertido en un vínculo entre él y yo, la pieza adquiere tal valor sentimental, que le concede un lugar permanente en mi modesta caja. Es ese "intangible emocional" que hace único a un reloj, del que nunca te desprenderás, independientemente de su valor, o de su estética.