nosferatus
Habitual
Sin verificar
Los relojes Led vintage son un auténtico anacronismo, una curiosa tecnología que duró poquísimo y fue pasada por encima por tecnologías menos encantadoras pero más económicas y duraderas. Los relojes led tenían -y tienen- dos problemas: pilas que duran dos telediarios y módulos muy muy delicados que fallan con nada y cuando mueren apenas hay soluciones (aunque hay un enamorado de estos bichos en el Reino Unido que los restaura amorosamente).
En todo caso es una delicia pulsar el botoncito y que se revelen los dígitos en un color rojo encantador, no producto de los leds, que son blancos, sino del cristal de su pantalla. Es conmovedor que uno de estos cacharritos vuelva a la vida en una especie de ejercicio de distopia: como si los videos beta hubiesen vencido la carrera por el estándar (tuve uno, ingenuo de mí) o la Armada Invencible hubiese ocupado Inglaterra.
He conseguido unos cuantos buscando aquí y allá con dispar éxito. A la mayoría no les he podido salvar ni restaurar sus tripas, pero alguno funcionaba y a otros les hemos hecho funcionar. Ni soy experto ni coleccionista, pero son tan monos…
Por ir por el final acaba de volver a mis manos después de un año fuera un HAMILTON QED FRONTIER 1602 LED 1975, un reloj perfecto de tamaño con brazalete integrado y un toque futurista como se veía el futuro en los setenta: brillante e infinito. El reloj que debería llevar el astronauta de 2001, Una Odisea en el Espacio.
Hombre, en realidad es un quiero y no puedo muy agradable, porque el que no he conseguido muerto ni vivo y a un precio razonable, y al que sustituye éste, es otro modelo icónico: el Omega Constellation u Omega Time Computer 2, que son muy parecidos, compartiendo módulo y forma, aunque la caja es ligeramente diferente igual que el brazalete.
Mi módulo tenía algún problemita con algún dígito, pero lo han conseguido reparar y así lo luzco orgulloso.
El Omega, objeto de deseo aún no conseguido
El primer led que tuve fue el famoso Pulsar Command P3, otra pasada. De éste he tenido varias versiones, tengo un montón de cajas y módulos irreparables porque he buscado piezas para canibalizar. Me gusta muchísimo su brazalete integrado lobster, de langosta, y hay versiones en acero y en oro (he tenido las dos pero me gusta más en acero). El cristal rojo del mío está un poco arañado, pero aunque tengo alguno de repuesto no quiero cambiarlo no sea que me lo cargue.
FOTO PULSAR
Con el Hamilton
Ya el tercero que os muestro es un modesto Texas Instruments, un led bastante raro, de tamaño algo más pequeñito pero muy chulo. También el brazalete es una pasada.
Señalaré que todos los vintages leds que he visto tienen unos maravillosos brazaletes. Eran relojes caros y muy bien terminados.
Y ahora una foto de conjunto. Espero que os gusten y perdón por el tostón.
En todo caso es una delicia pulsar el botoncito y que se revelen los dígitos en un color rojo encantador, no producto de los leds, que son blancos, sino del cristal de su pantalla. Es conmovedor que uno de estos cacharritos vuelva a la vida en una especie de ejercicio de distopia: como si los videos beta hubiesen vencido la carrera por el estándar (tuve uno, ingenuo de mí) o la Armada Invencible hubiese ocupado Inglaterra.
He conseguido unos cuantos buscando aquí y allá con dispar éxito. A la mayoría no les he podido salvar ni restaurar sus tripas, pero alguno funcionaba y a otros les hemos hecho funcionar. Ni soy experto ni coleccionista, pero son tan monos…
Por ir por el final acaba de volver a mis manos después de un año fuera un HAMILTON QED FRONTIER 1602 LED 1975, un reloj perfecto de tamaño con brazalete integrado y un toque futurista como se veía el futuro en los setenta: brillante e infinito. El reloj que debería llevar el astronauta de 2001, Una Odisea en el Espacio.
Hombre, en realidad es un quiero y no puedo muy agradable, porque el que no he conseguido muerto ni vivo y a un precio razonable, y al que sustituye éste, es otro modelo icónico: el Omega Constellation u Omega Time Computer 2, que son muy parecidos, compartiendo módulo y forma, aunque la caja es ligeramente diferente igual que el brazalete.
Mi módulo tenía algún problemita con algún dígito, pero lo han conseguido reparar y así lo luzco orgulloso.
El Omega, objeto de deseo aún no conseguido
El primer led que tuve fue el famoso Pulsar Command P3, otra pasada. De éste he tenido varias versiones, tengo un montón de cajas y módulos irreparables porque he buscado piezas para canibalizar. Me gusta muchísimo su brazalete integrado lobster, de langosta, y hay versiones en acero y en oro (he tenido las dos pero me gusta más en acero). El cristal rojo del mío está un poco arañado, pero aunque tengo alguno de repuesto no quiero cambiarlo no sea que me lo cargue.
Con el Hamilton
Ya el tercero que os muestro es un modesto Texas Instruments, un led bastante raro, de tamaño algo más pequeñito pero muy chulo. También el brazalete es una pasada.
Señalaré que todos los vintages leds que he visto tienen unos maravillosos brazaletes. Eran relojes caros y muy bien terminados.
Y ahora una foto de conjunto. Espero que os gusten y perdón por el tostón.