Goldoff
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"En su día afirmé que crear una marca y poner el nombre de uno en una esfera si uno no es relojero era pretencioso. Es más, dije que yo nunca haría tal cosa. Pero he evolucionado".
Parecería que además de su respetable fortuna, Jean-Claude Biver quiere dejar en herencia a su hijo Pierre una marca relojera con su propio apellido. Y, claro, siendo el padre quien es y conociendo a quien conoce en el entorno relojero (por resumirlo: a todo el mundo), no podía ser cualquier cosa.
Contactaron en su momento con los mejores proveedores de todos los componentes de un reloj, desde el calibre hasta el "habillage" (todo lo demás), y esta semana pasada -viejo zorro, JC- han presentado lo que anuncian como la primera piedra de este proyecto de largo recorrido: un reloj de carga automática con micro-rotor, repetición de minutos y tourbillon, lo que sumado a los metales que se han usado para la caja y brazalete (oro, básicamente) da una idea de por dónde irán los precios. También se han usado piedras semipreciosas (obsidiana y sodalita, en este primer modelo), cuya rareza en relojería (no parece habese usado antes) añade exclusividad. Un detalle a agradecer es que se ha hecho resistente al agua hasta 50 metros, lo que permitirá a su afortunado poseedor meterlo en la ducha o en la piscina, aunque no se aconseja -Biver Jr. dixit- usarlo para hacer largos.
Se podría decir que J-C. Biver ha puesto en su marca todo lo que ha aprendido en sus 50 años de exitosa andadura en la industria relojera... o al menos así debería ser, pero viendo el resultado a mí me asaltan dudas: me sorprende que esto sea lo mejor que podía hacer. Quiero decir, que seguro que es lo más exquisito que se pueda conseguir en la relojería, pero se me hace muy cuesta arriba creer que no hayan podido elegir un diseño más atractivo que ese, o que ese haya sido su favorito, por mucho que en la auto-entrevista expliquen que es una yuxtaposición de ambos mundos, el de la experiencia del padre y el del atrevimiento del hijo...
El precio, como era de suponer, no es para cualquiera: 520.000 € más impuestos
No contento con lanzar su propia marca, presenta también su propio sello, al estilo del Punzón de Ginebra o el de Patek, pero se supone que todavía más exigente ¿Más que el de Patek? Ya que nos ponemos, vamos con todo, debió pensar.
Personalmente, creo que es una "evolución" que el gran J-C podría haberse ahorrado. Pero imagino que su ego le exigía dejar una huella más duradera en la industria que él mismo contribuyó a resucitar. Best of lucks.
Parecería que además de su respetable fortuna, Jean-Claude Biver quiere dejar en herencia a su hijo Pierre una marca relojera con su propio apellido. Y, claro, siendo el padre quien es y conociendo a quien conoce en el entorno relojero (por resumirlo: a todo el mundo), no podía ser cualquier cosa.
Contactaron en su momento con los mejores proveedores de todos los componentes de un reloj, desde el calibre hasta el "habillage" (todo lo demás), y esta semana pasada -viejo zorro, JC- han presentado lo que anuncian como la primera piedra de este proyecto de largo recorrido: un reloj de carga automática con micro-rotor, repetición de minutos y tourbillon, lo que sumado a los metales que se han usado para la caja y brazalete (oro, básicamente) da una idea de por dónde irán los precios. También se han usado piedras semipreciosas (obsidiana y sodalita, en este primer modelo), cuya rareza en relojería (no parece habese usado antes) añade exclusividad. Un detalle a agradecer es que se ha hecho resistente al agua hasta 50 metros, lo que permitirá a su afortunado poseedor meterlo en la ducha o en la piscina, aunque no se aconseja -Biver Jr. dixit- usarlo para hacer largos.
Se podría decir que J-C. Biver ha puesto en su marca todo lo que ha aprendido en sus 50 años de exitosa andadura en la industria relojera... o al menos así debería ser, pero viendo el resultado a mí me asaltan dudas: me sorprende que esto sea lo mejor que podía hacer. Quiero decir, que seguro que es lo más exquisito que se pueda conseguir en la relojería, pero se me hace muy cuesta arriba creer que no hayan podido elegir un diseño más atractivo que ese, o que ese haya sido su favorito, por mucho que en la auto-entrevista expliquen que es una yuxtaposición de ambos mundos, el de la experiencia del padre y el del atrevimiento del hijo...
El precio, como era de suponer, no es para cualquiera: 520.000 € más impuestos
No contento con lanzar su propia marca, presenta también su propio sello, al estilo del Punzón de Ginebra o el de Patek, pero se supone que todavía más exigente ¿Más que el de Patek? Ya que nos ponemos, vamos con todo, debió pensar.
Personalmente, creo que es una "evolución" que el gran J-C podría haberse ahorrado. Pero imagino que su ego le exigía dejar una huella más duradera en la industria que él mismo contribuyó a resucitar. Best of lucks.