Goldoff
Administrador de RE
Tripulación
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Cuando Jean Claude Biver anunció desde LVMH que se retiraba casi nadie le creyó. Demasiada energía y demasiadas cosas que decir todavía (y probablemente demasiado dinero en su cuenta también): En marzo de 2023 anunciaba junto a su veinteañero hijo la creación de su propia marca -con su propio nombre, cómo no- para hacer realidad sus sueños más húmedos: el arte relojero en su máxima expresión, sin restricciones ni limitaciones de ningún tipo.
De las pocas cosas -para mi desgracia- que tengo en común con semejante genio está la de considerar a la repetición de minutos como la cima del arte relojero, mucho más allá del tourbillon... que también utiliza. Otra, pensar que una serie verdaderamente limitada es la que consta de una sola pieza.
Y esto es a lo que se han venido dedicando padre e hijo en estos últimos meses: relojes únicos realizados en materiales preciosos en los que no han escatimado nada -técnicamente hablando- para que sean piezas perfectas. La última es una pieza única con la caja engastada de zafiros azules, el color corporativo de Rol... uy no, de Bucherer, que es para quien han hecho lo que aquí se presenta y que como los anteriores tendrá un precio por encima del medio millón (de dólares, de francos, de euros, qué más da).
Cuenta con una repetición de minutos tipo carillón que consta de tres gongs y tres martillos, lo que añade una capa de complejidad a su funcionalidad. El movimiento automático está realzado por un micro rotor de platino cuya placa decorativa está elaborada en oro rosa. La presencia del sello JCB en el puente regulador atestigua el acabado excepcional del movimiento, tanto en términos de calidad como de estética. Todo el movimiento tiene un meticuloso veteado circular en ambos lados y los puentes, visibles en la parte trasera que están hechos de oro blanco con un acabado graneado y el tourbillon está coronado con un puente de oro blanco. Con 196 ángulos reentrantes, 44 rubíes y una reserva de marcha de 72 horas, las especificaciones técnicas son tan impresionantes como su estética.
De las pocas cosas -para mi desgracia- que tengo en común con semejante genio está la de considerar a la repetición de minutos como la cima del arte relojero, mucho más allá del tourbillon... que también utiliza. Otra, pensar que una serie verdaderamente limitada es la que consta de una sola pieza.
Y esto es a lo que se han venido dedicando padre e hijo en estos últimos meses: relojes únicos realizados en materiales preciosos en los que no han escatimado nada -técnicamente hablando- para que sean piezas perfectas. La última es una pieza única con la caja engastada de zafiros azules, el color corporativo de Rol... uy no, de Bucherer, que es para quien han hecho lo que aquí se presenta y que como los anteriores tendrá un precio por encima del medio millón (de dólares, de francos, de euros, qué más da).
Cuenta con una repetición de minutos tipo carillón que consta de tres gongs y tres martillos, lo que añade una capa de complejidad a su funcionalidad. El movimiento automático está realzado por un micro rotor de platino cuya placa decorativa está elaborada en oro rosa. La presencia del sello JCB en el puente regulador atestigua el acabado excepcional del movimiento, tanto en términos de calidad como de estética. Todo el movimiento tiene un meticuloso veteado circular en ambos lados y los puentes, visibles en la parte trasera que están hechos de oro blanco con un acabado graneado y el tourbillon está coronado con un puente de oro blanco. Con 196 ángulos reentrantes, 44 rubíes y una reserva de marcha de 72 horas, las especificaciones técnicas son tan impresionantes como su estética.