
Goldoff
Administrador de RE
Tripulación
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Pocas veces se ha interpretado tan acertadamente la filosofía Disruptive Legacy. En 2025, 10 años después de su coronación en la categoría Excepción Mecánica en el GPHG, el Charming Bird se reinterpreta en una caja de titanio de grado 5, el primer reloj de pulsera con autómata musical fabricado en este duro metal. Considerado uno de los metales más difíciles de trabajar, con una desafortunada tendencia a prender fuego a las herramientas que intentan domarlo, el titanio se había resistido durante mucho tiempo a las técnicas de mecanizado, acabado y decoración. A cambio, ofrece ligereza y una gran resistencia a los golpes.
a pesar de estas dificultades, Jaquet Droz ha conseguido preservar la distintiva geometría de su caja, que tiene dos características únicas. En primer lugar, un doble cristal de zafiro en el lado de la esfera protege el movimiento y, por otra parte, a las 6 se sitúa el pájaro autómata. Luego hay una fina abertura lateral, entre las 8 y las 10, que permite que el aire —y, por tanto, la melodía— circule desde el interior de la caja hacia el exterior.
El mecanismo es totalmente visible a través de una esfera en zafiro situada a las 12, de modo que las horas y los minutos pueden leerse sobre un fondo negro. El autómata mide de 13,5 mm. Grabado y pintado a mano, aprovecha una abertura en la esfera para volar hacia su dueño. Silba, abre el pico, gira, bate las alas y la cola.
Este autómata tiene su propia reserva de marcha, a la que da cuerda la corona situada a las 2. Una simple presión sobre su pulsador coaxial desencadena la animación. Se interrumpe cuando se desee mediante una segunda pulsación. Sin intervención del propietario, dura unos treinta segundos durante los cuales se oyen claramente las tres notas del silbido del pájaro. La velocidad de sus movimientos y de su canto no se controla por medios mecánicos, para evitar una fricción en el metal que inevitablemente causaría un desgaste, sino magnéticamente, para que no exista ningún contacto, lo que también elimina cualquier ruido no deseado en favor de la pureza de la melodía. Se trata de una edición de un ejemplar único
a pesar de estas dificultades, Jaquet Droz ha conseguido preservar la distintiva geometría de su caja, que tiene dos características únicas. En primer lugar, un doble cristal de zafiro en el lado de la esfera protege el movimiento y, por otra parte, a las 6 se sitúa el pájaro autómata. Luego hay una fina abertura lateral, entre las 8 y las 10, que permite que el aire —y, por tanto, la melodía— circule desde el interior de la caja hacia el exterior.
El mecanismo es totalmente visible a través de una esfera en zafiro situada a las 12, de modo que las horas y los minutos pueden leerse sobre un fondo negro. El autómata mide de 13,5 mm. Grabado y pintado a mano, aprovecha una abertura en la esfera para volar hacia su dueño. Silba, abre el pico, gira, bate las alas y la cola.
Este autómata tiene su propia reserva de marcha, a la que da cuerda la corona situada a las 2. Una simple presión sobre su pulsador coaxial desencadena la animación. Se interrumpe cuando se desee mediante una segunda pulsación. Sin intervención del propietario, dura unos treinta segundos durante los cuales se oyen claramente las tres notas del silbido del pájaro. La velocidad de sus movimientos y de su canto no se controla por medios mecánicos, para evitar una fricción en el metal que inevitablemente causaría un desgaste, sino magnéticamente, para que no exista ningún contacto, lo que también elimina cualquier ruido no deseado en favor de la pureza de la melodía. Se trata de una edición de un ejemplar único