Hace tiempo que se veía que aquí algo funcionaba mal y celebro que por parte de Goldoff y del equipo gestor se haya dado un golpe de timón a este proyecto.
Opino, como en otras ocasiones, que cada cosa debe hacerse a su tiempo. No se puede pedir a una empresa que de un precio ajustado si no se tiene un proyecto acabado para poderlo valorar.
No os quepa la menor duda de que este ha sido el pecado original: hemos comprometido a una empresa un precio ajustado con un proyecto inacabado, y al surgir nuevas ideas para completar el proyecto nos han tenido que decir no a todo. El paciente Jesús G. a cada idea que iba surgiendo, fuese buena o mala, tenía que despejar la pelota diciendo invariablemente que esto no puede ser, o que es muy caro. Ambas respuestas las hemos leído muchas veces.
La reacción de SEAL al ver que cada día pedíamos mejoras sobre un proyecto, del cual se había comprometido a un precio cerrado, es la lógica en estos casos y debemos comprender-la, porque cada cosa que pedíamos les representaba a ellos la reducción de su margen de beneficios ya que no podían incrementar el precio, y ni esta ni ninguna empresa está dispuesta a perder dinero.
Todo esto, junto a unos retrasos exagerados sin ninguna explicación convincente, ha producido una frustración a todos aquellos que de buena fe nos habíamos apuntado al proyecto pensando que entre todos íbamos a hacer un reloj, bien dirigidos por un equipo gestor serio de competencia acreditada, cosa que nos aseguraba el éxito final.
Ahora que tenemos ocasión de enmendar los errores cometidos creo que lo primero debemos considerar seriamente es la secuencia de actuaciones, para ello propongo esta nueva hoja de ruta:
1. Reconsiderar si hacer uno o dos relojes simultáneamente. Recordemos que esto fue impuesto por SEAL en su momento.
2. Revisar el proyecto y ver si alguna idea de las muchas ideas desestimadas es susceptible de ser ahora recuperada.
3. Abrir una nueva preinscripción, con un pequeño ingreso a efectos de tener derecho a participar en las votaciones y de poder evaluar el número de relojes a realizar.
4. Acabar de desarrollar el diseño, partiendo de lo que tenemos más lo recuperado, con unas votaciones transparentes y democráticas que abarquen algo más que los colores del dial.
5. Una vez el proyecto totalmente acabado, y sabiendo el número de relojes a encargar, darlo a las empresas relojeras para su valoración económica.
6. Elegir la empresa más conveniente para llevar a cabo el diseño, porque a veces lo más barato no es lo que más conviene. Entran en juego otras variables además del precio, como el calendario o la capacidad de que nos hagan unos buenos acabados.
7. Dar un precio cerrado a los foreros, proponiendo un plan de pagos que abarque desde aquel momento hasta la entrega del reloj.
Esta sería la secuencia lógica de actuaciones que nos garantiza el éxito de nuestro proyecto, cambiar este orden es poner el carro delante del buey, y no es lo mejor para llegar sin sorpresas y tropiezos al destino por todos deseado.