R
Rana
Forer@ Senior
Sin verificar
estupendo reportaje graciasla viena imperial, paseo informal con crónica particular y mundana de un fín de semana.
pocas veces se puede uno rodear de un pueblo tan tradicional como el austriaco, tradiciones que no solo se reflejan en sus calles y edificios tambien en su forma de vivir y entender la vida.
viena no es una ciudad preparada para recibir al turista, viena no ve a sus turistas, que además no son muchos, y que en una inmensa mayoria son austriacos, alemanes o suizos.
la máxima licencia turistica que se permiten es que la banda de la policia, recorra las calles comerciales del centro de viena tocando piezas de los strauss, seguidos por el tradicional carro de la cerveza, en este caso guiado por unos bellos caballos de carga.
viena no cambia y mantiene, afortunadamente, su orgullo imperial.
creo que el austriaco es una mezcla entre suizo y alemán, adquiriendo y conservando lo mejor de ambos pueblos de los que son hermanos y vecinos.
usted puede comprar la mayoria de los productos que pueda necesitar "made in austria" y lo puede hacer en comercios tan lujosos como los de la 5ª avenida o champs elisses, pero austriacos y normalmente le atenderán en perfecto alemán o incluso en un dialecto vienes, complejo, que todos lo hablan y emplean, junto con el alemán, en su vida cotidiana.
esta sería una de las explicaciones de como un pueblo de solo 8.000.000 de habitantes, sin salida al mar, puede mantener su alto nivel de vida durante siglos, con un peso tan significativo en la historia europea.
conserva después de más de 100 años, la mayoria de los cafés donde tradicionalmente se hacia la tertulia literaria o las crónicas politicas o muntanas de la ciudad.
personajes como peter altenberg, agudo cronista de la vida vienesa de principios de siglo pasado, esta perpetuado con esta estatua en el cafe central, era tal la presencia del cronista en el café que solia dar el central como su domicilio y allí se recibian las cartas a él dirigidas.
hablando de tradición, no se puede pasar por viena sin comerse una tarta sacher, pero la tradición obliga a hacerlo en el hotel sacher, posiblemente el más lujoso de viena.
la tarta sacher fue inventada o elaborada por primera vez, dándole nombre, por ellos en 1832 y aunque actualmente puede comprar una similar en muchas pastelerias del mundo, si quiere la original, pidasela, ellos envian por avión 360.000 tartas al año a sus fieles clientes.
pequeños cafes tradicionales, con carta en alemán, sin ninguna otra posibilidad, amenizan su estancia con un trio de cuerda todas las tardes, todo ello por 2,2 € por un buen mokka.
sin olvidar la buena cerveza acompañada con un plato de noseque, en una feria local al aire libre, con lluvia diaria, para celebrar la llegada de la primavera. (foto entre lluvia y lluvia, que acabo a las carreras para protegerse segundos después)
la ciudad es una maravilla, grandes avenidas y anchas calles surcan el centro historicos donde palacios e iglesias se alternan para dar nobleza e historia.
la iglesia de san carlos, joya del barroco en viena.
o la discreta iglesia de los capuchinos.
en cuya cripta descansan los cuerpos (solo los cuerpos) de los emperadores austriacos, porque sus entrañas embalsamadas descansan en las catacumbas de la catedral de san esteban y sus corazones en la iglesia de los agustinos. (todos contentos)
no hay que olvidar la tradición musical del pais, que empieza con mozart, schubert o mahler y pasando por la familia strauss, esta afición se refleja en sus grandes y famosos teatros como la staatsoper, la volksoper, la eiener kammeroper, la konzerthaus o la musikverein desde donde se transmite a todo el mundo el concierto de año nuevo. (en la foto la staatsoper)
o la tradicional escuela española de equitación;
donde solo los caballos reciben más atenciones que usted;
de los nuevos edificios hay que destacar el ayuntamiento, construido entre 1872 y 1883 en estilo neo-gotico, una maravilla a todo nivel.
fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad en sus 4 puertos de entrada, una en cada fachada, pero que una vez dentro y de buena mañana, sin que nadie te lo impida, puedes ir abriendo puertas y entrando en cualquier rincón.
incluida la sala noble, desde donde hasta la sra tantdetemps se permitió dirigir unas palabras, ante la fria mirada de estupefacción de los últimos alcaldes de la ciudad plasmados en sus lienzos.
muchos recordaran viena por sus apariciones en famosas películas, para hacer honor a ellas, les acompaño la noria, (riesenrad) en el prater, de construcción inglesa en 1896, co-protagonista de "el tercer hombre".
como estamos aqui para hablar de relojes, no hay que dejar de ver el museo del reloj de viena, posiblemente uno de los mejores de europa, con más de 3.000 piezas, con un altisimo porcentaje de construcción austriaca de los siglos xviii y principamente siglo xix.
destacar tambien en la última sala del museo esta vitrina vintage, donde no falta ninguno.
amigos, si tienen oportunidad, no dejen de visitar viena y naturalmente el museo del reloj en la calle schulhof, 2.
un saludo a todos.