Charlino
Habitual
Sin verificar
Durante las vacaciones he estado bastante desconectado del foro y de más cosas, pero da gusto andar por aquí de nuevo viendo y enseñando relojes. Hace poco ha sido mi cumpleaños y otra vez los principales regalos han sido relojes. Ya van siendo muchos, conforme se acumulan los relojes con el paso de los años, uno va necesitando que le aporten algo más para que sigan llegando nuevas piezas que ilusionen. Este año me ha ocurrido por partida doble con el Orient King Master y con este Citizen, los dos son mucho más que simplemente relojes bonitos y buenos, cada uno por sus motivos, aunque en algunos coinciden. Primero voy a presentar el Citizen, por ser con diferencia el más desconocido y tener mucho de qué hablar. Quizá en el foro general hubiese visto el hilo más gente, y no habría estado mal porque creo que por las historias que acompañan al reloj podría haberle parecido un hilo ameno a foreros de muchos perfiles, pero me ha parecido más adecuado presentarlo en el de relojes japoneses. Espero que lo disfrutéis.
El reloj en principio simplemente me gustó al primer golpe de vista, me gustó su estilo clásico años 50-60, me gustó su esfera blanco plata, las esferas blancas con tonos interesantes, cambiantes y con matices son quizá mis favoritas. Me gustaron sus índices aplicados contundentes en punta de flecha que le dan bastante carácter. Luego, al ver que era un Citizen automático que no conocía, me interesé por el calibre, y aunque Citizen nos da pocas sorpresas con los calibres automáticos, este sí que tenía algo nuevo que ofrecer, por fin. La cosa ya estaba más que interesante, pero había más. En la tapa trasera destacaba un Limited Edition que creo que siempre gusta, pero sobre todo destacaba una inscripción en una bonita letra cursiva con la para mí hasta entonces enigmática palabra Kuroshio’64. ¿Se referiría a algún evento deportivo importante de Japón de 1964? ¿Algún personaje japonés real o ficticio relevante en el año 64 o que portase el número 64 en su ropa? Investigando un poco el reloj me llevó a varias historias interesantes todas ellas relacionadas. Así que es un reloj de esos con historias detrás, con cosas bonitas que contar, que no solo es estética o técnica, que también, sino que además tiene algo más por lo que gustar, o mucho más. Os pongo algunas de las primeras fotos que le hice recién salido de su caja, cuando se miran por primera vez esos detalles en los que tanto se ha pensado hasta que llega el día del estreno. La primera impresión fue muy buena aunque no suelen ser los momentos en que salen las mejores fotos…
Es una reedición del Citizen Parawater de 1959, y no es una novedad, se lanzó en 2020, pero pertenece a las Limited Edition Asia series, como Citizen llama a una serie de modelos que solo se venden en varios países asiáticos, del entorno de Japón, y por eso no es muy conocido por aquí. Los muchos detalles atractivos y cuidados que tiene esta serie Kuroshio’64 nos dicen bastante de las buenas cosas del país del sol naciente que no llegan a Occidente , una pena. La presentación del reloj, sin ser de lujo, sí es muy bonita y recurrente, la caja cilíndrica amarilla representa a las boyas del mismo color que se lanzaron al mar desde barcos japoneses en 1963 y 1964 como parte del estudio de la corriente Kuroshio. Luego explico todo esto, ahora os enseño la elaborada presentación del reloj. Un cubre caja de cartón blanco envuelve la caja cuadrada de cartón amarilla con unas bandas azules que representan el agua del mar.
Dentro, en las solapas de la caja, encontramos un lema muy apropiado para un reloj reedición, “It's people who shape time”.
En el interior está la caja propiamente dicha del reloj, el típico cilindro rígido de Citizen, que ha venido muy bien en este caso porque recuerda a las mencionadas boyas, con el mismo color e inscripciones parecidas y conmemorativas del evento. Todo está pensado, la caja exterior cuadrada representaba el agua ondulante del mar, y dentro está la caja cilíndrica que representa las boyas que se echaron al mar con los Citizen dentro…
Además de ser muy bonito y tener un interesante y muy poco corriente calibre de manufactura, tiene no una, sino varias historias detrás. La del primer reloj resistente al agua de la relojería japonesa en 1959, el Citizen Parawater al que se homenajea, y con él, la de la travesía del Océano Pacífico en solitario de Kenichi Horie en 1962 llevando los Parawater, la del estudio de la corriente oceánica Kuroshio en 1963 y 1964 a la que se echaron estas boyas amarillas con los Parawater, y la del Tornaviaje de los españoles y el Galeón de Manila durante la época del Imperio, cuando se descubrió esta corriente Kuroshio que da nombre a la reedición del Parawater .
El Citizen Parawater fue el primer reloj japonés resistente al agua. Ya hacía décadas que los suizos habían hecho algunos relojes con estas características, recordemos el famoso Rolex Oyster en los años 20 del siglo pasado. En 1953 aparecen los primeros relojes herramienta de buceo tal como los entendemos desde entonces, además de con el mayor hermetismo al agua que podían ofrecer en ese momento, con bisel giratorio para contar el tiempo durante la inmersión, índices luminiscentes y demás, primero el Blancpain Fifty Fathoms y luego el Rolex Submariner. En Japón la cosa iba bastante más lenta. No es hasta 1959 cuando aparece el primer reloj nipón que, sin ser una herramienta de buceo, sí está preparado con un sistema de juntas especiales en corona y caja que lo hacen resistente al agua.
Básicamente se trata de un Citizen Deluxe, con el aspecto de otros Citizen de la época, pero con ese nuevo sistema de juntas que lo convertían en un reloj con un hermetismo de 50M y que revolucionó la relojería japonesa. Hoy día parece que una resistencia al agua de 50M no es mucho, pero en los años 50 la resistencia al agua era un lujo reservado para los pocos relojes herramienta que había. Incluso años después, un 50M e incluso un 40M como los primeros Orient King Diver ya en los años 60, se consideraban auténticos relojes acuáticos. Se puede considerar al Citizen Parawater como el padre de todos los relojes acuáticos japoneses, lo que da una idea de su enorme importancia, habida cuenta de la gran tradición de relojes de buceo que ha desarrollado a través de sus distintas marcas la relojería nipona. Citizen quiso en 1959 remarcar la gran importancia de su sistema Para Water poniendo ese nombre en la esfera bajo las 12 en sus primeras series, en el lugar habitual del nombre de la marca.
En 1962, el joven navegante de 23 años Kenichi Horie, a bordo del Mermaid, un pequeño velero de 5,8 metros de eslora, se convirtió en el primer japonés en hacer la travesía del Océano Pacífico en solitario sin escalas, llevando dos Citizen Parawater como parte de su equipamiento para guiarse por el mar durante los 94 días que tardó en cruzarlo.
El domingo 12 de Agosto de 1962 llegó a San Francisco, había cruzado el Océano Pacífico desde Japón sin ningún tipo de permiso, casi sin dinero y sin saber casi nada de inglés, en un barquito velero de menos de 6 metros de eslora. Los Citizen Parawater superaron la prueba sin problemas y tras su hazaña, Horie llevó a Citizen uno de los dos relojes para su museo, en agradecimiento al buen servicio prestado. Tras esta gran gesta, Kenichi Horie se convirtió en un héroe nacional japonés y terminaría siendo el más famoso navegante del país del sol naciente, realizando otros importantes viajes en barco durante su vida. Para Citizen, fue una buena campaña publicitaria que no planearon ellos, pero que les animó a llevar a cabo un año después una operación de marketing, esta sí perfectamente planificada por la marca, que llevó al éxito absoluto definitivamente a sus Parawater.
El nombre de esta bonita reedición del Citizen Parawater, Kuroshio’64, rememora el estudio que los japoneses hicieron de la corriente Kuroshio, al que se unió Citizen para promocionar sus Parawater.
En 1963 se puso en marcha un estudio de esta corriente marina, que transcurre por el Océano Pacífico desde Taiwán hasta el noreste de Japón. El estudio lo llevó a cabo la Universidad de Ciencia y Tecnología Marinas de Tokio coordinada con la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón , y como parte importante de él, se lanzaron al mar unas boyas amarillas que dentro llevaban un mensaje en papel con las instrucciones pertinentes para que quien las encontrara lo comunicara.
El estudio continuó en 1964, y ahí entró Citizen, que de acuerdo con los organizadores del experimento colocó en cada boya un Parawater e instrucciones para contactar con Citizen para quien lo encontrara, con el fin de demostrar hasta qué punto el reloj era resistente al agua. Se estuvieron encontrando boyas durante meses, hasta en la costa de Canadá y Estados Unidos, y los Citizen, que aún funcionaban bien, se los podía quedar quien encontrase las boyas.
En el museo Citizen tienen hoy día una de aquellas boyas originales que se lanzaron al mar en 1964 con el Parawater.
Y todo esto de la corriente Kuroshio que da nombre a estos Citizen nos lleva a otra historia mucho más antigua. La corriente Kuroshio, de la que yo nunca había oído hablar, lo que se aprende con los relojes, no siempre se llamó así. Fue descubierta por los españoles en el siglo XVI, por la expedición de los guipuzcoanos Legazpi y Urdaneta en 1565, encargada por el Rey Felipe II para encontrar la ruta de vuelta desde Filipinas y Asia oriental hasta las colonias en América central. Lo llamaron el Tornaviaje, y fue la clave para que España tuviese el dominio del Océano Pacífico durante siglos, estableciendo la ruta comercial del Galeón de Manila.
Se tardaban unos tres meses en llegar desde Méjico y alrededores hasta Japón y China, pero si se intentaba volver por el mismo sitio se tardaban seis meses por culpa de los vientos y corrientes marinas en contra, y eso cuando lograban llegar en lugar de acabar hundidos. Entre 1522 y 1565 se sucedieron cinco viajes de intento de regreso desde las islas Filipinas hasta la Nueva España americana, los cinco frustrados. El Océano Pacífico no hacía honor a su nombre, y sus fuertes corrientes circulares hacían fácil el viaje desde América hasta Filipinas, pero casi imposible el regreso. La expedición, minuciosamente preparada por Andrés de Urdaneta, partió desde Cebú el 1 de junio de 1565 y llegaron con éxito a Acapulco (México) el 8 de octubre.
El descubrimiento de esta nueva ruta del Tornaviaje fue una gran hazaña, hoy injustamente olvidada como los propios Legazpi y Urdaneta, aunque hay algunos libros que tratan de recuperar su memoria. Fue enormemente importante, supuso la manera de moverse de forma viable por el Océano Pacífico durante siglos y aún hoy se sigue utlizando.
Son las interesantes historias a las que nos lleva esta bonita reedición del Citizen Parawater llamada Kuroshio’64. Vamos ahora con el reloj.
Es evidente que el reloj rememora aquellos Citizen Parawater de alrededor de 1960. Pero no es una reedición exacta del sufrido Parawater original, sino que está inspirado en él, con algo más de inclinación hacia lo elegante, el estilo “de vestir”. La caja es redonda, con unas líneas sencillas y clásicas de aquellos años, carrura fina y cepillada y asas sencillas típicas de la época, un bisel también fino de acero pulido, y un cristal abombado al más puro estilo años 50-60. Un punto flojo de esta caja se puede considerar el que su resistencia al agua es solo de 50M; siendo una reedición de un reloj que en su día destacó por su hermetismo, no habría estado de más que este hubiese destacado hoy por el mismo motivo, con, por ejemplo, un wr. 200M. O al menos 100M. Pero no, parece incluso que lo han dejado en 50M como el Parawater original. De todas formas no es el reloj con el que me voy a meter en el agua, y con sus wr.50M algo de protección tiene, está bien. Me gusta la sencillez de la carrura, el Parawater original era un reloj práctico y debía ser también un reloj sufrido, por eso me gusta la limpieza y sencillez de líneas de la carrura de esta reedición, y el acero cepillado con un acabado fino y elegante pero más sufrido y resistente a los arañazos que el acero pulido a espejo.
El cristal abombado es precioso. No podía faltar en un reloj que homenajea a su abuelo de los años 50, el cristal abombado es una de las principales señas de identidad de aquellos relojes. Sin embargo, como se podía esperar, es un cristal mineral en lugar del plexiglás de 1959. Podría haber sido un zafiro, pero en las gamas asequibles e intermedias aún no vemos en marcas japonesas un cristal tan abombado en zafiro. Por supuesto, en los Orient Bambino no es zafiro, pero tampoco en los Seiko Presage Cocktail, ni siquiera en los Orient Star Classic, a pesar de que todos los demás Star llevan zafiro desde hace años. Creo que el Citizen Parawater Kuroshio ya da bastante para su segmento de precio, acepto que su precioso cristal abombado tenga que ser mineral. Y no voy a comparar estos relojes de manufactura, con tanta historia, tradición, diseño propio y originalidad, cosas que yo valoro mucho, con los relojes de marcas chinas que quizá ofrezcan más zafiros y cerámicas a bajo precio (ya no tan bajo…) pero que se dedican básicamente a copiar relojes de otras marcas sin más gastos ni más que ofrecer. Cada cual valora lo que le parece, por supuesto esta solo es mi opinión. Por otra parte, es cierto que un cristal tan abombado no es lo mismo que uno plano o solo un poco convexo, el coste de hacerlo no es igual. Lo que sí es una pena es que las marcas ya ni se planteen ponerles plexiglás, yo lo preferiría, se pulen en casa sin problemas y por lo demás quedan igual de bien. Sea como sea, habrá que tener cuidado con este cristal por lo que sobresale, aunque tampoco voy a usar este reloj en cualquier situación, y menos para cambiar las ruedas al coche. Disfruto mirando el cristal abombado, la estética vintage que da al reloj y los efectos de distorsión en agujas e índices si se mira en un ángulo cerrado, los juegos de luz que hace,…es muy bonito.
Además, en este modelo en concreto esas distorsiones ayudan a comparar la textura de la esfera con las ondulaciones del agua del mar y los surcos que deja en la arena por debajo de las aguas cristalinas…
En la foto anterior se pueden ver esas distorsiones cuando se mira el reloj así. También se puede ver la textura de la esfera, que según Citizen evoca las ondulaciones del agua del mar, y sí, el efecto está bien conseguido, queda bonito y sí recuerda eso. También el color de las cinco variantes de esta colección va más allá de la estética, tiene un significado, y son los colores en los que, según Citizen, se pueden ver los mares en Japón. Azul oscuro, verde, negro, blanco crema y blanco plateado . En el caso de mi Kuroshio blanco plateado el parecido puede verse no solo en el color sino en la distorsión que el cristal produce en la textura de la esfera, con las cristalinas aguas de las costas de la zona, como en esta imagen de una playa en el parque nacional de Sanin.
En los índices se parece mucho a varios de los Parawater de los primeros años, alrededor de 1960. Son índices aplicados contundentes, que le dan bastante carácter al reloj y que llevan claramente los genes de su abuelo.
Las agujas dauphine también son las típicas de los Citizen Parawater antiguos, aunque no todos tuvieron lumen en ellas. Hasta la fuente de la palabra “Automatic” sobre la esfera parece un guiño a la del “Para Water” que llevaba el original a las 12, de estilo parecido. El estilo clásico está muy logrado, pero no es una reedición calcando el original, como suele hacer por ejemplo Orient, que también está muy bien. Todos esos rasgos clásicos van en el Kuroshio acompañados de algunos detalles que le aportan algo más de “lujo” y sofisticación, y una imagen más fresca, sobre todo la textura de la esfera y también la corona, de buen tamaño, pulida a espejo y con una forma atractiva parecida a las de diamante; eso sí, sin firmar, creo que no costaba nada ponerle una C o una K o algo, pero de todas formas es una corona práctica y bonita.
Otra diferencia evidente con los Parawater antiguos es el tamaño mucho mayor, adaptado a los tiempos actuales, que con 41mm de diámetro está en el límite de lo que considero más o menos bien en un reloj de este estilo. Con unos 38mm habría sido perfecto, aún más grande que los originales pero más adecuado para un reloj de este estilo. Aun así, acostumbrado hoy día a relojes grandes (aunque también lo estoy a los pequeños vintage), creo que el reloj queda bien en mi muñeca de tamaño medio, 17,5mm, en parte por las asas pequeñas y también por la sensación de que el reloj tiene menos grosor del que tiene, 12,6mm, debido a la carrura fina.
La sensación de tamaño en los relojes engaña muchas veces. Un reloj comparable, por ejemplo, porque no es diver, sino el típico tres agujas con fecha a las tres y bisel fino como este Citizen, el Seiko Presage SARX045, tiene 11,3mm de grosor, pero este Citizen parece más fino con 12,6mm al tener una carrura mucho más fina y una caja en general menos masiva; igualmente, el Seiko parece igual o un poco más grande puesto en la muñeca, por sus asas más grandes y por la forma de la caja, pero mide 39,5mm, un milímetro y medio menos que este Citizen . Aparte ya sabemos que en las fotos hechas con móvil de cerca se exagera bastante el tamaño del reloj, lo que no favorece a uno como este en el límite por arriba, nada que ver con fotos mejor hechas que dan una idea más real de las proporciones del reloj con el brazo y la mano. También se puede ver la esfera cambiante, a veces más blanca, a veces más crema, o más azulada, y a veces más plateada, según la luz y lo que refleje en cada sitio, así no te aburres.
La pulsera de acero original le queda bien con el estilo clásico con un toque moderno del reloj. Lógicamente es una pulsera también adaptada a nuestro tiempo, con más calidad que la que llevaban los Parawater antiguos, es una de las cosas en las que los relojes han mejorado mucho desde hace décadas. Pero el estilo le queda muy bien a un reloj como este, que no olvida el lado práctico y “deportivo” de un Parawater; es sobria, con filas de tres eslabones de acero cepillado salvo un adorno pulido a espejo en los eslabones centrales como única concesión al lujo. Una vez más, como en la caja, sencillez y limpieza de líneas con el toque justo de elegancia. Me gusta mucho que el cepillado de la pulsera sea exactamente igual que el de la caja, fino y con algo de brillo, el tono y el tacto son exactamente iguales, que es una cosa que a veces se descuida en otros relojes con un armis que no parece el suyo. Por lo demás la calidad es correcta, eslabones macizos, los eslabones finales también lo son, y un cierre eso sí de chapa doblada en lugar de forjado, con un cómodo doble pulsador. Tiene el sistema de casquillos en los eslabones, que desquicia a algunos pero que con un poco de práctica va estupendamente. Tampoco es una pulsera ruidosa, es cómoda, y sin ser de tanta calidad de ajuste, acabados y construcción como la de un Orient Star o un Seiko SARX, es una pulsera suficientemente buena, acorde con el reloj.
También le he estado probando correas en este mes que llevo con él, y como era de esperar le sientan muy bien. Tengo un par de Hirsch marrones y una de avestruz que compré para el Orient Star Retrograde y para el Seiko SARX045, pero se las he puesto muy poco porque los relojes me suelen gustar más con sus pulseras de acero originales, sobre todo si son de calidad; por suerte este Citizen tiene la misma medida que ellos entre asas, 20mm. Con una correa de cocodrilo clásica el reloj es menos Parawater y más como un "vintage" típico, al estilo Orient Bambino. Realza su lado “de vestir”. Me gusta más con su pulsera de acero original y se la volví a poner rápido, pero me gusta saber lo bien que le sientan estas correas por si me apetece ponérselas en invierno, o en alguna ocasión en que quiera llevarlo más “formal”.
Y llegamos al calibre. Como se ve en algunas de estas últimas fotos, por su aspecto podría ser uno de los sempiternos serie 82xx, por ejemplo un 8215, que los hay con el rotor esqueleto como este. Con ese calibre ya habría estado bien el reloj, los serie 82xx son calibres muy fiables, más que conocidos desde hace décadas, dan confianza y no suelen dar problemas, y al fin y al cabo tienen la cuerda manual, que hasta hace pocos años era considerada un extra en los relojes automáticos japoneses de gamas económicas. Pero no es un 82xx, es bastante mejor, y fue una de las mejores sorpresas que me llevé investigando este reloj.
Es el Citizen 8310A, un calibre de manufactura de reciente creación, creo que presentado en 2020 y de momento montado en muy pocos modelos, parece ser que sólo en el mercado asiático. No estaría mal que nos lo montasen en algún Promaster Diver certificado 200M de los que se ven por aquí y subiendo poco el precio ganaría a la competencia de calle. Las mejoras con respecto a un 82xx son notables: a la cuerda manual suma la parada de segundero, tiene una decoración similar a la de un eta Elaboré, con côtes de Genève en los puentes y varios tornillos azules (cinco en este caso), además del rotor esqueleto para verlo mejor, y la diferencia que quizá más llama la atención, una reserva de marcha mucho mayor, 60 horas según el fabricante, que en el mío llegan hasta las 67 horas y media de reserva de marcha comprobadas. En lugar de alrededor de dos días de cuerda, este Citizen 8300 está en la categoría de los de alrededor de tres días de reserva. Hay quien comentaba en un artículo que leí hace poco, que sus características sitúan a este calibre al nivel del Seiko 4R35/36, pero se quedó corto; más bien estaría al nivel del Seiko 6R15, ya de gama media, o quizá más bien al nivel del 6R35 más actual, porque se queda realmente muy cerca de las 70 horas de reserva de marcha de este, que es simplemente una evolución del 6R15 con más reserva de marcha. Un 4R35 es igualmente un calibre de manufactura con cuerda manual y parada de segundero, una exactitud oficial similar a la del Citizen 8310, pero mucha menos reserva de marcha, más de un día completo menos de cuerda; además, el calibre no está decorado. Recordemos que, solamente por unas côtes de Genève y unos tornillos azules, un suizo Elaboré ya es más caro que el estándar.
El Seiko 6R15 y el 6R35 mejoran al 4R35 en exactitud oficial, +25/-15 seg. al día, como la mayoría de los Orient Star, frente a los +44/-35 del 4R35. El Citizen 8310 tiene oficialmente un margen de +40/-20 seg. al día, algo mejor que el 4R35/36 y por debajo del 6R15/6R35. Pero en la práctica ya sabemos que todo esto no es así, y que puedes tener un 4R35 que vaya más ajustado y que sea más preciso que un 6R15 o 6R35. De la misma manera, mi Citizen 8310 me ha dado unos buenos +8 segundos al día a plena carga, al bajar un día de reserva ya se queda en +2 segundos al día, y el tercer día de funcionamiento quieto en la mesilla estaba en +/- 0 segundos. Así que ya sé cómo funciona, muy bien. Pero ya sabemos que esto puede variar con el tiempo, a mejor o a peor, como en todo reloj automático. Lo que está claro es que, realmente, la mayor diferencia entre un Seiko 4R35 y un 6R15 es que el segundo tiene 10 horas más de reserva de marcha, llegando a algo más de 50 horas, que ya está muy bien. El más actual 6R35 llega a las 70 horas, que serán algunas más como suele pasar. Y es su ventaja real respecto a los Seiko inferiores nombrados. El Citizen 8310A del Parawater Kuroshio, con 60 horas, que son 67 y media reales, del calibre que se sitúa más cerca es del 6R35.
Por lo demás, el tacto de la corona al sacarla para ajustar el calendario y girar las agujas, es perfecto. Me da más sensación de solidez que en los Orient y Seiko que tengo, que tampoco es que tengan ningún problema con esto. Y el tacto al darle cuerda manual es muy suave, como el de los Seiko 4R35 y 6R15, que también es muy agradable, untuoso. El de los Orient es casi tan bueno, aunque quizá un poquito más áspero. El rotor no se oye nada ni se siente su giro.
Falta ver si la precisión, con el tiempo, es buena. Todos los automáticos varían un poco a lo largo del año, por los cambios de temperatura, presión, por golpecitos que se llevan, etc…siendo habitualmente más precisos los calibres de Orient que los de Seiko a igualdad de alternancias. Este, de momento, en los 20 días que llevo con él casi sin parar tiene muy buena pinta, se ve bastante preciso.
Como conclusión, ¿tiene sentido y es una buena reedición este reloj? Sin duda, sí. Además de que estamos en la época de los homenajes, ajenos muchos, y las reediciones, y ¡cómo no iba Citizen a poder homenajearse a sí misma, reeditando uno de sus modelos históricos más emblemático! Citizen ha tirado de archivo para sacar una serie atractiva, y ha querido recordar y homenajear a uno de sus modelos más importantes, el primer reloj resistente al agua de Japón, el Citizen Parawater de 1959. Me parece perfecto homenajear a un modelo propio (es lo que tienen las manufacturas con historia…) tan importante, con un sitio en la historia de la relojería japonesa. Y Citizen ha querido llamar Kuroshio’64 a esta reedición para recordar uno de los episodios importantes en la historia del Parawater. Todo esto hace que este reloj no sea solo un reloj más , sino que da mucha sensación de tradición y de historia de una marca que es manufactura desde hace ya mucho tiempo y cuyos modelos actuales tienen mucha buena herencia de la que presumir.
Como modelo actual, aparte de esa herencia, de la tradición y de ser una bonita reedición del Parawater, este Citizen es un buen reloj, con estilo, calidad y un buen calibre que, aún con las mismas alternancias y la misma exactitud teórica que los eternos 82xx, supone un salto a otro nivel por su equipamiento y decoración. Es de esos relojes automáticos que dejas en la mesilla el viernes al medio día, y el lunes por la mañana sigue dando la hora.
Claro que si el fin de semana te pones a leer algo sobre las aventuras de Kenichi Horie o cualquier navegante en solitario, historias del Océano Pacífico, o sobre la época del Tornaviaje, igual te lo pasas con el Kuroshio’64 puesto.
A los que habéis llegado hasta aquí, gracias por vuestro interés, espero que hayáis pasado un buen rato leyendo o por lo menos ojeando el hilo, es un modelo como decía muy poco conocido por aquí y creo que merecía la pena extenderse.
¡Saludos !
El reloj en principio simplemente me gustó al primer golpe de vista, me gustó su estilo clásico años 50-60, me gustó su esfera blanco plata, las esferas blancas con tonos interesantes, cambiantes y con matices son quizá mis favoritas. Me gustaron sus índices aplicados contundentes en punta de flecha que le dan bastante carácter. Luego, al ver que era un Citizen automático que no conocía, me interesé por el calibre, y aunque Citizen nos da pocas sorpresas con los calibres automáticos, este sí que tenía algo nuevo que ofrecer, por fin. La cosa ya estaba más que interesante, pero había más. En la tapa trasera destacaba un Limited Edition que creo que siempre gusta, pero sobre todo destacaba una inscripción en una bonita letra cursiva con la para mí hasta entonces enigmática palabra Kuroshio’64. ¿Se referiría a algún evento deportivo importante de Japón de 1964? ¿Algún personaje japonés real o ficticio relevante en el año 64 o que portase el número 64 en su ropa? Investigando un poco el reloj me llevó a varias historias interesantes todas ellas relacionadas. Así que es un reloj de esos con historias detrás, con cosas bonitas que contar, que no solo es estética o técnica, que también, sino que además tiene algo más por lo que gustar, o mucho más. Os pongo algunas de las primeras fotos que le hice recién salido de su caja, cuando se miran por primera vez esos detalles en los que tanto se ha pensado hasta que llega el día del estreno. La primera impresión fue muy buena aunque no suelen ser los momentos en que salen las mejores fotos…
Es una reedición del Citizen Parawater de 1959, y no es una novedad, se lanzó en 2020, pero pertenece a las Limited Edition Asia series, como Citizen llama a una serie de modelos que solo se venden en varios países asiáticos, del entorno de Japón, y por eso no es muy conocido por aquí. Los muchos detalles atractivos y cuidados que tiene esta serie Kuroshio’64 nos dicen bastante de las buenas cosas del país del sol naciente que no llegan a Occidente , una pena. La presentación del reloj, sin ser de lujo, sí es muy bonita y recurrente, la caja cilíndrica amarilla representa a las boyas del mismo color que se lanzaron al mar desde barcos japoneses en 1963 y 1964 como parte del estudio de la corriente Kuroshio. Luego explico todo esto, ahora os enseño la elaborada presentación del reloj. Un cubre caja de cartón blanco envuelve la caja cuadrada de cartón amarilla con unas bandas azules que representan el agua del mar.
Dentro, en las solapas de la caja, encontramos un lema muy apropiado para un reloj reedición, “It's people who shape time”.
En el interior está la caja propiamente dicha del reloj, el típico cilindro rígido de Citizen, que ha venido muy bien en este caso porque recuerda a las mencionadas boyas, con el mismo color e inscripciones parecidas y conmemorativas del evento. Todo está pensado, la caja exterior cuadrada representaba el agua ondulante del mar, y dentro está la caja cilíndrica que representa las boyas que se echaron al mar con los Citizen dentro…
Además de ser muy bonito y tener un interesante y muy poco corriente calibre de manufactura, tiene no una, sino varias historias detrás. La del primer reloj resistente al agua de la relojería japonesa en 1959, el Citizen Parawater al que se homenajea, y con él, la de la travesía del Océano Pacífico en solitario de Kenichi Horie en 1962 llevando los Parawater, la del estudio de la corriente oceánica Kuroshio en 1963 y 1964 a la que se echaron estas boyas amarillas con los Parawater, y la del Tornaviaje de los españoles y el Galeón de Manila durante la época del Imperio, cuando se descubrió esta corriente Kuroshio que da nombre a la reedición del Parawater .
El Citizen Parawater fue el primer reloj japonés resistente al agua. Ya hacía décadas que los suizos habían hecho algunos relojes con estas características, recordemos el famoso Rolex Oyster en los años 20 del siglo pasado. En 1953 aparecen los primeros relojes herramienta de buceo tal como los entendemos desde entonces, además de con el mayor hermetismo al agua que podían ofrecer en ese momento, con bisel giratorio para contar el tiempo durante la inmersión, índices luminiscentes y demás, primero el Blancpain Fifty Fathoms y luego el Rolex Submariner. En Japón la cosa iba bastante más lenta. No es hasta 1959 cuando aparece el primer reloj nipón que, sin ser una herramienta de buceo, sí está preparado con un sistema de juntas especiales en corona y caja que lo hacen resistente al agua.
Básicamente se trata de un Citizen Deluxe, con el aspecto de otros Citizen de la época, pero con ese nuevo sistema de juntas que lo convertían en un reloj con un hermetismo de 50M y que revolucionó la relojería japonesa. Hoy día parece que una resistencia al agua de 50M no es mucho, pero en los años 50 la resistencia al agua era un lujo reservado para los pocos relojes herramienta que había. Incluso años después, un 50M e incluso un 40M como los primeros Orient King Diver ya en los años 60, se consideraban auténticos relojes acuáticos. Se puede considerar al Citizen Parawater como el padre de todos los relojes acuáticos japoneses, lo que da una idea de su enorme importancia, habida cuenta de la gran tradición de relojes de buceo que ha desarrollado a través de sus distintas marcas la relojería nipona. Citizen quiso en 1959 remarcar la gran importancia de su sistema Para Water poniendo ese nombre en la esfera bajo las 12 en sus primeras series, en el lugar habitual del nombre de la marca.
En 1962, el joven navegante de 23 años Kenichi Horie, a bordo del Mermaid, un pequeño velero de 5,8 metros de eslora, se convirtió en el primer japonés en hacer la travesía del Océano Pacífico en solitario sin escalas, llevando dos Citizen Parawater como parte de su equipamiento para guiarse por el mar durante los 94 días que tardó en cruzarlo.
El domingo 12 de Agosto de 1962 llegó a San Francisco, había cruzado el Océano Pacífico desde Japón sin ningún tipo de permiso, casi sin dinero y sin saber casi nada de inglés, en un barquito velero de menos de 6 metros de eslora. Los Citizen Parawater superaron la prueba sin problemas y tras su hazaña, Horie llevó a Citizen uno de los dos relojes para su museo, en agradecimiento al buen servicio prestado. Tras esta gran gesta, Kenichi Horie se convirtió en un héroe nacional japonés y terminaría siendo el más famoso navegante del país del sol naciente, realizando otros importantes viajes en barco durante su vida. Para Citizen, fue una buena campaña publicitaria que no planearon ellos, pero que les animó a llevar a cabo un año después una operación de marketing, esta sí perfectamente planificada por la marca, que llevó al éxito absoluto definitivamente a sus Parawater.
El nombre de esta bonita reedición del Citizen Parawater, Kuroshio’64, rememora el estudio que los japoneses hicieron de la corriente Kuroshio, al que se unió Citizen para promocionar sus Parawater.
En 1963 se puso en marcha un estudio de esta corriente marina, que transcurre por el Océano Pacífico desde Taiwán hasta el noreste de Japón. El estudio lo llevó a cabo la Universidad de Ciencia y Tecnología Marinas de Tokio coordinada con la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón , y como parte importante de él, se lanzaron al mar unas boyas amarillas que dentro llevaban un mensaje en papel con las instrucciones pertinentes para que quien las encontrara lo comunicara.
El estudio continuó en 1964, y ahí entró Citizen, que de acuerdo con los organizadores del experimento colocó en cada boya un Parawater e instrucciones para contactar con Citizen para quien lo encontrara, con el fin de demostrar hasta qué punto el reloj era resistente al agua. Se estuvieron encontrando boyas durante meses, hasta en la costa de Canadá y Estados Unidos, y los Citizen, que aún funcionaban bien, se los podía quedar quien encontrase las boyas.
En el museo Citizen tienen hoy día una de aquellas boyas originales que se lanzaron al mar en 1964 con el Parawater.
Y todo esto de la corriente Kuroshio que da nombre a estos Citizen nos lleva a otra historia mucho más antigua. La corriente Kuroshio, de la que yo nunca había oído hablar, lo que se aprende con los relojes, no siempre se llamó así. Fue descubierta por los españoles en el siglo XVI, por la expedición de los guipuzcoanos Legazpi y Urdaneta en 1565, encargada por el Rey Felipe II para encontrar la ruta de vuelta desde Filipinas y Asia oriental hasta las colonias en América central. Lo llamaron el Tornaviaje, y fue la clave para que España tuviese el dominio del Océano Pacífico durante siglos, estableciendo la ruta comercial del Galeón de Manila.
Se tardaban unos tres meses en llegar desde Méjico y alrededores hasta Japón y China, pero si se intentaba volver por el mismo sitio se tardaban seis meses por culpa de los vientos y corrientes marinas en contra, y eso cuando lograban llegar en lugar de acabar hundidos. Entre 1522 y 1565 se sucedieron cinco viajes de intento de regreso desde las islas Filipinas hasta la Nueva España americana, los cinco frustrados. El Océano Pacífico no hacía honor a su nombre, y sus fuertes corrientes circulares hacían fácil el viaje desde América hasta Filipinas, pero casi imposible el regreso. La expedición, minuciosamente preparada por Andrés de Urdaneta, partió desde Cebú el 1 de junio de 1565 y llegaron con éxito a Acapulco (México) el 8 de octubre.
El descubrimiento de esta nueva ruta del Tornaviaje fue una gran hazaña, hoy injustamente olvidada como los propios Legazpi y Urdaneta, aunque hay algunos libros que tratan de recuperar su memoria. Fue enormemente importante, supuso la manera de moverse de forma viable por el Océano Pacífico durante siglos y aún hoy se sigue utlizando.
Son las interesantes historias a las que nos lleva esta bonita reedición del Citizen Parawater llamada Kuroshio’64. Vamos ahora con el reloj.
Es evidente que el reloj rememora aquellos Citizen Parawater de alrededor de 1960. Pero no es una reedición exacta del sufrido Parawater original, sino que está inspirado en él, con algo más de inclinación hacia lo elegante, el estilo “de vestir”. La caja es redonda, con unas líneas sencillas y clásicas de aquellos años, carrura fina y cepillada y asas sencillas típicas de la época, un bisel también fino de acero pulido, y un cristal abombado al más puro estilo años 50-60. Un punto flojo de esta caja se puede considerar el que su resistencia al agua es solo de 50M; siendo una reedición de un reloj que en su día destacó por su hermetismo, no habría estado de más que este hubiese destacado hoy por el mismo motivo, con, por ejemplo, un wr. 200M. O al menos 100M. Pero no, parece incluso que lo han dejado en 50M como el Parawater original. De todas formas no es el reloj con el que me voy a meter en el agua, y con sus wr.50M algo de protección tiene, está bien. Me gusta la sencillez de la carrura, el Parawater original era un reloj práctico y debía ser también un reloj sufrido, por eso me gusta la limpieza y sencillez de líneas de la carrura de esta reedición, y el acero cepillado con un acabado fino y elegante pero más sufrido y resistente a los arañazos que el acero pulido a espejo.
El cristal abombado es precioso. No podía faltar en un reloj que homenajea a su abuelo de los años 50, el cristal abombado es una de las principales señas de identidad de aquellos relojes. Sin embargo, como se podía esperar, es un cristal mineral en lugar del plexiglás de 1959. Podría haber sido un zafiro, pero en las gamas asequibles e intermedias aún no vemos en marcas japonesas un cristal tan abombado en zafiro. Por supuesto, en los Orient Bambino no es zafiro, pero tampoco en los Seiko Presage Cocktail, ni siquiera en los Orient Star Classic, a pesar de que todos los demás Star llevan zafiro desde hace años. Creo que el Citizen Parawater Kuroshio ya da bastante para su segmento de precio, acepto que su precioso cristal abombado tenga que ser mineral. Y no voy a comparar estos relojes de manufactura, con tanta historia, tradición, diseño propio y originalidad, cosas que yo valoro mucho, con los relojes de marcas chinas que quizá ofrezcan más zafiros y cerámicas a bajo precio (ya no tan bajo…) pero que se dedican básicamente a copiar relojes de otras marcas sin más gastos ni más que ofrecer. Cada cual valora lo que le parece, por supuesto esta solo es mi opinión. Por otra parte, es cierto que un cristal tan abombado no es lo mismo que uno plano o solo un poco convexo, el coste de hacerlo no es igual. Lo que sí es una pena es que las marcas ya ni se planteen ponerles plexiglás, yo lo preferiría, se pulen en casa sin problemas y por lo demás quedan igual de bien. Sea como sea, habrá que tener cuidado con este cristal por lo que sobresale, aunque tampoco voy a usar este reloj en cualquier situación, y menos para cambiar las ruedas al coche. Disfruto mirando el cristal abombado, la estética vintage que da al reloj y los efectos de distorsión en agujas e índices si se mira en un ángulo cerrado, los juegos de luz que hace,…es muy bonito.
Además, en este modelo en concreto esas distorsiones ayudan a comparar la textura de la esfera con las ondulaciones del agua del mar y los surcos que deja en la arena por debajo de las aguas cristalinas…
En la foto anterior se pueden ver esas distorsiones cuando se mira el reloj así. También se puede ver la textura de la esfera, que según Citizen evoca las ondulaciones del agua del mar, y sí, el efecto está bien conseguido, queda bonito y sí recuerda eso. También el color de las cinco variantes de esta colección va más allá de la estética, tiene un significado, y son los colores en los que, según Citizen, se pueden ver los mares en Japón. Azul oscuro, verde, negro, blanco crema y blanco plateado . En el caso de mi Kuroshio blanco plateado el parecido puede verse no solo en el color sino en la distorsión que el cristal produce en la textura de la esfera, con las cristalinas aguas de las costas de la zona, como en esta imagen de una playa en el parque nacional de Sanin.
En los índices se parece mucho a varios de los Parawater de los primeros años, alrededor de 1960. Son índices aplicados contundentes, que le dan bastante carácter al reloj y que llevan claramente los genes de su abuelo.
Las agujas dauphine también son las típicas de los Citizen Parawater antiguos, aunque no todos tuvieron lumen en ellas. Hasta la fuente de la palabra “Automatic” sobre la esfera parece un guiño a la del “Para Water” que llevaba el original a las 12, de estilo parecido. El estilo clásico está muy logrado, pero no es una reedición calcando el original, como suele hacer por ejemplo Orient, que también está muy bien. Todos esos rasgos clásicos van en el Kuroshio acompañados de algunos detalles que le aportan algo más de “lujo” y sofisticación, y una imagen más fresca, sobre todo la textura de la esfera y también la corona, de buen tamaño, pulida a espejo y con una forma atractiva parecida a las de diamante; eso sí, sin firmar, creo que no costaba nada ponerle una C o una K o algo, pero de todas formas es una corona práctica y bonita.
Otra diferencia evidente con los Parawater antiguos es el tamaño mucho mayor, adaptado a los tiempos actuales, que con 41mm de diámetro está en el límite de lo que considero más o menos bien en un reloj de este estilo. Con unos 38mm habría sido perfecto, aún más grande que los originales pero más adecuado para un reloj de este estilo. Aun así, acostumbrado hoy día a relojes grandes (aunque también lo estoy a los pequeños vintage), creo que el reloj queda bien en mi muñeca de tamaño medio, 17,5mm, en parte por las asas pequeñas y también por la sensación de que el reloj tiene menos grosor del que tiene, 12,6mm, debido a la carrura fina.
La sensación de tamaño en los relojes engaña muchas veces. Un reloj comparable, por ejemplo, porque no es diver, sino el típico tres agujas con fecha a las tres y bisel fino como este Citizen, el Seiko Presage SARX045, tiene 11,3mm de grosor, pero este Citizen parece más fino con 12,6mm al tener una carrura mucho más fina y una caja en general menos masiva; igualmente, el Seiko parece igual o un poco más grande puesto en la muñeca, por sus asas más grandes y por la forma de la caja, pero mide 39,5mm, un milímetro y medio menos que este Citizen . Aparte ya sabemos que en las fotos hechas con móvil de cerca se exagera bastante el tamaño del reloj, lo que no favorece a uno como este en el límite por arriba, nada que ver con fotos mejor hechas que dan una idea más real de las proporciones del reloj con el brazo y la mano. También se puede ver la esfera cambiante, a veces más blanca, a veces más crema, o más azulada, y a veces más plateada, según la luz y lo que refleje en cada sitio, así no te aburres.
La pulsera de acero original le queda bien con el estilo clásico con un toque moderno del reloj. Lógicamente es una pulsera también adaptada a nuestro tiempo, con más calidad que la que llevaban los Parawater antiguos, es una de las cosas en las que los relojes han mejorado mucho desde hace décadas. Pero el estilo le queda muy bien a un reloj como este, que no olvida el lado práctico y “deportivo” de un Parawater; es sobria, con filas de tres eslabones de acero cepillado salvo un adorno pulido a espejo en los eslabones centrales como única concesión al lujo. Una vez más, como en la caja, sencillez y limpieza de líneas con el toque justo de elegancia. Me gusta mucho que el cepillado de la pulsera sea exactamente igual que el de la caja, fino y con algo de brillo, el tono y el tacto son exactamente iguales, que es una cosa que a veces se descuida en otros relojes con un armis que no parece el suyo. Por lo demás la calidad es correcta, eslabones macizos, los eslabones finales también lo son, y un cierre eso sí de chapa doblada en lugar de forjado, con un cómodo doble pulsador. Tiene el sistema de casquillos en los eslabones, que desquicia a algunos pero que con un poco de práctica va estupendamente. Tampoco es una pulsera ruidosa, es cómoda, y sin ser de tanta calidad de ajuste, acabados y construcción como la de un Orient Star o un Seiko SARX, es una pulsera suficientemente buena, acorde con el reloj.
También le he estado probando correas en este mes que llevo con él, y como era de esperar le sientan muy bien. Tengo un par de Hirsch marrones y una de avestruz que compré para el Orient Star Retrograde y para el Seiko SARX045, pero se las he puesto muy poco porque los relojes me suelen gustar más con sus pulseras de acero originales, sobre todo si son de calidad; por suerte este Citizen tiene la misma medida que ellos entre asas, 20mm. Con una correa de cocodrilo clásica el reloj es menos Parawater y más como un "vintage" típico, al estilo Orient Bambino. Realza su lado “de vestir”. Me gusta más con su pulsera de acero original y se la volví a poner rápido, pero me gusta saber lo bien que le sientan estas correas por si me apetece ponérselas en invierno, o en alguna ocasión en que quiera llevarlo más “formal”.
Y llegamos al calibre. Como se ve en algunas de estas últimas fotos, por su aspecto podría ser uno de los sempiternos serie 82xx, por ejemplo un 8215, que los hay con el rotor esqueleto como este. Con ese calibre ya habría estado bien el reloj, los serie 82xx son calibres muy fiables, más que conocidos desde hace décadas, dan confianza y no suelen dar problemas, y al fin y al cabo tienen la cuerda manual, que hasta hace pocos años era considerada un extra en los relojes automáticos japoneses de gamas económicas. Pero no es un 82xx, es bastante mejor, y fue una de las mejores sorpresas que me llevé investigando este reloj.
Es el Citizen 8310A, un calibre de manufactura de reciente creación, creo que presentado en 2020 y de momento montado en muy pocos modelos, parece ser que sólo en el mercado asiático. No estaría mal que nos lo montasen en algún Promaster Diver certificado 200M de los que se ven por aquí y subiendo poco el precio ganaría a la competencia de calle. Las mejoras con respecto a un 82xx son notables: a la cuerda manual suma la parada de segundero, tiene una decoración similar a la de un eta Elaboré, con côtes de Genève en los puentes y varios tornillos azules (cinco en este caso), además del rotor esqueleto para verlo mejor, y la diferencia que quizá más llama la atención, una reserva de marcha mucho mayor, 60 horas según el fabricante, que en el mío llegan hasta las 67 horas y media de reserva de marcha comprobadas. En lugar de alrededor de dos días de cuerda, este Citizen 8300 está en la categoría de los de alrededor de tres días de reserva. Hay quien comentaba en un artículo que leí hace poco, que sus características sitúan a este calibre al nivel del Seiko 4R35/36, pero se quedó corto; más bien estaría al nivel del Seiko 6R15, ya de gama media, o quizá más bien al nivel del 6R35 más actual, porque se queda realmente muy cerca de las 70 horas de reserva de marcha de este, que es simplemente una evolución del 6R15 con más reserva de marcha. Un 4R35 es igualmente un calibre de manufactura con cuerda manual y parada de segundero, una exactitud oficial similar a la del Citizen 8310, pero mucha menos reserva de marcha, más de un día completo menos de cuerda; además, el calibre no está decorado. Recordemos que, solamente por unas côtes de Genève y unos tornillos azules, un suizo Elaboré ya es más caro que el estándar.
El Seiko 6R15 y el 6R35 mejoran al 4R35 en exactitud oficial, +25/-15 seg. al día, como la mayoría de los Orient Star, frente a los +44/-35 del 4R35. El Citizen 8310 tiene oficialmente un margen de +40/-20 seg. al día, algo mejor que el 4R35/36 y por debajo del 6R15/6R35. Pero en la práctica ya sabemos que todo esto no es así, y que puedes tener un 4R35 que vaya más ajustado y que sea más preciso que un 6R15 o 6R35. De la misma manera, mi Citizen 8310 me ha dado unos buenos +8 segundos al día a plena carga, al bajar un día de reserva ya se queda en +2 segundos al día, y el tercer día de funcionamiento quieto en la mesilla estaba en +/- 0 segundos. Así que ya sé cómo funciona, muy bien. Pero ya sabemos que esto puede variar con el tiempo, a mejor o a peor, como en todo reloj automático. Lo que está claro es que, realmente, la mayor diferencia entre un Seiko 4R35 y un 6R15 es que el segundo tiene 10 horas más de reserva de marcha, llegando a algo más de 50 horas, que ya está muy bien. El más actual 6R35 llega a las 70 horas, que serán algunas más como suele pasar. Y es su ventaja real respecto a los Seiko inferiores nombrados. El Citizen 8310A del Parawater Kuroshio, con 60 horas, que son 67 y media reales, del calibre que se sitúa más cerca es del 6R35.
Por lo demás, el tacto de la corona al sacarla para ajustar el calendario y girar las agujas, es perfecto. Me da más sensación de solidez que en los Orient y Seiko que tengo, que tampoco es que tengan ningún problema con esto. Y el tacto al darle cuerda manual es muy suave, como el de los Seiko 4R35 y 6R15, que también es muy agradable, untuoso. El de los Orient es casi tan bueno, aunque quizá un poquito más áspero. El rotor no se oye nada ni se siente su giro.
Falta ver si la precisión, con el tiempo, es buena. Todos los automáticos varían un poco a lo largo del año, por los cambios de temperatura, presión, por golpecitos que se llevan, etc…siendo habitualmente más precisos los calibres de Orient que los de Seiko a igualdad de alternancias. Este, de momento, en los 20 días que llevo con él casi sin parar tiene muy buena pinta, se ve bastante preciso.
Como conclusión, ¿tiene sentido y es una buena reedición este reloj? Sin duda, sí. Además de que estamos en la época de los homenajes, ajenos muchos, y las reediciones, y ¡cómo no iba Citizen a poder homenajearse a sí misma, reeditando uno de sus modelos históricos más emblemático! Citizen ha tirado de archivo para sacar una serie atractiva, y ha querido recordar y homenajear a uno de sus modelos más importantes, el primer reloj resistente al agua de Japón, el Citizen Parawater de 1959. Me parece perfecto homenajear a un modelo propio (es lo que tienen las manufacturas con historia…) tan importante, con un sitio en la historia de la relojería japonesa. Y Citizen ha querido llamar Kuroshio’64 a esta reedición para recordar uno de los episodios importantes en la historia del Parawater. Todo esto hace que este reloj no sea solo un reloj más , sino que da mucha sensación de tradición y de historia de una marca que es manufactura desde hace ya mucho tiempo y cuyos modelos actuales tienen mucha buena herencia de la que presumir.
Como modelo actual, aparte de esa herencia, de la tradición y de ser una bonita reedición del Parawater, este Citizen es un buen reloj, con estilo, calidad y un buen calibre que, aún con las mismas alternancias y la misma exactitud teórica que los eternos 82xx, supone un salto a otro nivel por su equipamiento y decoración. Es de esos relojes automáticos que dejas en la mesilla el viernes al medio día, y el lunes por la mañana sigue dando la hora.
Claro que si el fin de semana te pones a leer algo sobre las aventuras de Kenichi Horie o cualquier navegante en solitario, historias del Océano Pacífico, o sobre la época del Tornaviaje, igual te lo pasas con el Kuroshio’64 puesto.
A los que habéis llegado hasta aquí, gracias por vuestro interés, espero que hayáis pasado un buen rato leyendo o por lo menos ojeando el hilo, es un modelo como decía muy poco conocido por aquí y creo que merecía la pena extenderse.
¡Saludos !
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