Charlino
Habitual
Sin verificar
Os presento el último Casio que he pillado, un modelo que llevaba bastante tiempo queriendo tener, pero tenía que ponerse a tiro uno en muy buen estado y en el momento adecuado. El caso es que se ha venido para casa este G-Shock DW-8900-1 de 1997 (MRG-100 de 1996 en Japón).
Como ya sabréis es la versión internacional del primer MR-G totalmente de acero. En esta primera serie, Casio distinguió con el nombre MR-G solo a los destinados a su mercado interno (los famosos y apreciados JDM), utilizando la nomenclatura DW habitual de sus G-Shock para los modelos del mercado internacional. El módulo es el 1569, con las funciones típicas de otros G de su época, cronógrafo, cuenta atrás con automático, alarma configurable con la fecha y una preciosa luz azul turquesa como la del DW-5600E, el DW-6900 o los Protrek PRT.
Este reloj destaca sobre todo por estar hecho entero en acero, lo cual en Casio se ha ido convirtiendo en un lujo muy caro. Los G-Shock me gustan mucho, pero es una pena que con los años el deterioro de su bisel y correa de goma los haga en algunos casos casi inservibles por culpa de la falta de recambios; el uso de acero en todo el reloj acaba con ese problema, lo que hace muy atractivos a estos MR-G casi vintage, estos sí que son G-Shock para siempre. El MR-G 100/DW-8900 fue el primer G-Shock íntegramente hecho en acero, y también el primer MR-G totalmente de acero (el MR-G 1 de 1996 tenía bisel y correa de goma).
picture upload
Estos relojes en su época eran caros, 40.000 yenes en 1996, lo que equivale aproximadamente a unos 320 euros hace veinticuatro años, que hoy habría sido más o menos unos 470€, lo que viene a costar el GMW-B5000D-1ER. En Casio de este tipo el acero es un metal precioso. Esto es una pena por no poder disfrutar de más modelos en acero, como debería haber sido el AE-1200 Royale por ejemplo, pero por otra parte esto hace que los pocos modelos completamente metálicos tengan un atractivo muy especial, como en este caso.
El lema que eligió Casio para presentar estos relojes en el 96 fue “dureza vestida con elegancia”. El reloj es un G-Shock y lógicamente es grueso y de aspecto fuerte, pero en sus detalles Casio consiguió darle ese aspecto elegante que buscaban, sin dejar de ser un G. La caja y brazalete de acero gris satinado, la máscara de un gris metálico con algo de brillo, con la marca Casio plateada arriba, el borde interior del bisel pulido a espejo, el cristal ligeramente abombado, son detalles refinados que se disfrutan mucho y dan sensación de calidad. El pulido a espejo del interior del bisel es precioso, es un detalle de acabado que hace que mires el reloj una y otra vez porque brilla y refleja luces y colores todo el tiempo, Casio acertó al utilizar este detalle para dar elegancia al reloj.
Los MR-G 100/DW-8900 no solo fueron caros en su día por estar hechos de acero, sino también por estar muy bien hechos, con un excelente mecanizado del acero y un diseño muy estudiado. Un reloj realizado muy finamente. Los laterales de la caja están muy bien resueltos, con formas suaves y fluidas, y el borde inferior de la carrura biselado para que en ningún momento resulte molesto; los botones también son de acero satinado y están muy bien protegidos…
Es un reloj que invita a usarlo incluso con ropa algo más formal; normalmente uso mis G-Shock para hacer deporte o campo, pero este G se presta también a otros ambientes.
Además el reloj tiene muy buena legibilidad, con la información justa y necesaria en pantalla muy bien distribuida en dos pisos separados por una cornisa en la que se indican algunos modos y funciones. Esta disposición en pantalla es parecida a la de otros Casio de los 90, como el DW-290, pero en este DW-8900 siempre todo presentado con más calidad.
Por detrás también se ve la calidad del reloj; en un digital da gusto ver el brazalete macizo y una caja de acero con su tapa roscada en lugar de los cuatro tornillos sobre resina. Además es por supuesto un Made in Japan, tiene su número de serie, algo que se echa en falta en muchos Casio, y un curioso anillo de resina sobre la tapa que ayuda a que el reloj asiente muy bien en la muñeca. La comodidad es una de las virtudes que más se suelen resaltar de este reloj, y con razón. Creo que esta pieza de resina a modo de cojín tiene parte de culpa, y además quita algo de frío en invierno.
Mi conclusión es que es un Casio del que tenía ganas desde hace tiempo, pero que me ha gustado mucho más de lo que pensaba. El atractivo del acero en un Casio digital es evidente, pero este es un reloj que hay que verlo en persona, tenerlo y usarlo, disfrutar de sus formas y del brillo de su bisel en distintas situaciones, de peso y a pesar de ello de su enorme comodidad, y es cuando descubres de verdad su atractivo. No solo no te decepciona (ocurre con algunos relojes que crean muchas expectativas), sino que tiene tanto atractivo puesto en la muñeca, que ahora comprendo por qué es un clásico de Casio y el inicio de una saga en la que la marca ha puesto tanta calidad desde hace más de veinte años.
Espero que os haya gustado verlo y conocerlo un poco más, aunque seguro que algunos ya lo conocéis de sobra, sobre todo los Casio adictos. A mí me parece un reloj de película, me recuerda a esas películas futuristas de viajes espaciales, viajes a Marte…
Como ya sabréis es la versión internacional del primer MR-G totalmente de acero. En esta primera serie, Casio distinguió con el nombre MR-G solo a los destinados a su mercado interno (los famosos y apreciados JDM), utilizando la nomenclatura DW habitual de sus G-Shock para los modelos del mercado internacional. El módulo es el 1569, con las funciones típicas de otros G de su época, cronógrafo, cuenta atrás con automático, alarma configurable con la fecha y una preciosa luz azul turquesa como la del DW-5600E, el DW-6900 o los Protrek PRT.
Este reloj destaca sobre todo por estar hecho entero en acero, lo cual en Casio se ha ido convirtiendo en un lujo muy caro. Los G-Shock me gustan mucho, pero es una pena que con los años el deterioro de su bisel y correa de goma los haga en algunos casos casi inservibles por culpa de la falta de recambios; el uso de acero en todo el reloj acaba con ese problema, lo que hace muy atractivos a estos MR-G casi vintage, estos sí que son G-Shock para siempre. El MR-G 100/DW-8900 fue el primer G-Shock íntegramente hecho en acero, y también el primer MR-G totalmente de acero (el MR-G 1 de 1996 tenía bisel y correa de goma).
picture upload
Estos relojes en su época eran caros, 40.000 yenes en 1996, lo que equivale aproximadamente a unos 320 euros hace veinticuatro años, que hoy habría sido más o menos unos 470€, lo que viene a costar el GMW-B5000D-1ER. En Casio de este tipo el acero es un metal precioso. Esto es una pena por no poder disfrutar de más modelos en acero, como debería haber sido el AE-1200 Royale por ejemplo, pero por otra parte esto hace que los pocos modelos completamente metálicos tengan un atractivo muy especial, como en este caso.
El lema que eligió Casio para presentar estos relojes en el 96 fue “dureza vestida con elegancia”. El reloj es un G-Shock y lógicamente es grueso y de aspecto fuerte, pero en sus detalles Casio consiguió darle ese aspecto elegante que buscaban, sin dejar de ser un G. La caja y brazalete de acero gris satinado, la máscara de un gris metálico con algo de brillo, con la marca Casio plateada arriba, el borde interior del bisel pulido a espejo, el cristal ligeramente abombado, son detalles refinados que se disfrutan mucho y dan sensación de calidad. El pulido a espejo del interior del bisel es precioso, es un detalle de acabado que hace que mires el reloj una y otra vez porque brilla y refleja luces y colores todo el tiempo, Casio acertó al utilizar este detalle para dar elegancia al reloj.
Los MR-G 100/DW-8900 no solo fueron caros en su día por estar hechos de acero, sino también por estar muy bien hechos, con un excelente mecanizado del acero y un diseño muy estudiado. Un reloj realizado muy finamente. Los laterales de la caja están muy bien resueltos, con formas suaves y fluidas, y el borde inferior de la carrura biselado para que en ningún momento resulte molesto; los botones también son de acero satinado y están muy bien protegidos…
Es un reloj que invita a usarlo incluso con ropa algo más formal; normalmente uso mis G-Shock para hacer deporte o campo, pero este G se presta también a otros ambientes.
Además el reloj tiene muy buena legibilidad, con la información justa y necesaria en pantalla muy bien distribuida en dos pisos separados por una cornisa en la que se indican algunos modos y funciones. Esta disposición en pantalla es parecida a la de otros Casio de los 90, como el DW-290, pero en este DW-8900 siempre todo presentado con más calidad.
Por detrás también se ve la calidad del reloj; en un digital da gusto ver el brazalete macizo y una caja de acero con su tapa roscada en lugar de los cuatro tornillos sobre resina. Además es por supuesto un Made in Japan, tiene su número de serie, algo que se echa en falta en muchos Casio, y un curioso anillo de resina sobre la tapa que ayuda a que el reloj asiente muy bien en la muñeca. La comodidad es una de las virtudes que más se suelen resaltar de este reloj, y con razón. Creo que esta pieza de resina a modo de cojín tiene parte de culpa, y además quita algo de frío en invierno.
Mi conclusión es que es un Casio del que tenía ganas desde hace tiempo, pero que me ha gustado mucho más de lo que pensaba. El atractivo del acero en un Casio digital es evidente, pero este es un reloj que hay que verlo en persona, tenerlo y usarlo, disfrutar de sus formas y del brillo de su bisel en distintas situaciones, de peso y a pesar de ello de su enorme comodidad, y es cuando descubres de verdad su atractivo. No solo no te decepciona (ocurre con algunos relojes que crean muchas expectativas), sino que tiene tanto atractivo puesto en la muñeca, que ahora comprendo por qué es un clásico de Casio y el inicio de una saga en la que la marca ha puesto tanta calidad desde hace más de veinte años.
Espero que os haya gustado verlo y conocerlo un poco más, aunque seguro que algunos ya lo conocéis de sobra, sobre todo los Casio adictos. A mí me parece un reloj de película, me recuerda a esas películas futuristas de viajes espaciales, viajes a Marte…
Última edición: