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Fifth Gear clásico: BMW M3 E30 contra Lancia Delta Integrale
Vamos a tirar un poco del baúl de los recuerdos automovilístico. Un viaje al pasado del automóvil siempre es agradable, y más si tenemos en cuenta que Tiff Needell enfrentaba en circuito a dos de los deportivos de calle más calientes de finales de los años 80. Hablamos del majestuoso BMW M3 E30 y el brutal Lancia Delta Integrale. Dos concepciones de la velocidad y el desempeño muy diferentes, pero un mismo piloto, y un mismo duelo de tiempos en el circuito de Anglesey.
Comencemos un breve repaso técnico a los contendientes. El BMW M3 E30 montaba un motor 2.3 atmosférico, con 195 CV en origen. El ejemplar probado por Tiff Needell está impoluto, pero ha recorrido ya cerca de 300.000 km. Con 1.200 kg de peso, hacía el 0-100 en 7.6 segundos y rozaba los 230 km/h de punta. Dominaba los circuitos del DTM y dominaba las carreteras, con un equilibrio de conducción sin parangón, incluso hoy en día es una de las referencias en cuanto a dinámica vehicular.
Su diseño era sencillo y sobrio, al igual que las líneas cuadradas del Lancia Delta Integrale. Este ejemplar hecho para la homologación en rallies emplea una filosofía diferente: motor 2.0 turbo en posición delantera transversal en lugar de atmosférico y tracción total permanente en lugar de tracción trasera. Con 200 CV de potencia y un peso inferior a los 1.300 kg, hacía el 0 a 100 km/h en sólo 6.2 segundos. En cuanto a dinámica tenía fama de “morrón”, pero sus victorias en el WRC nunca hablaron mal de él.
Veamos qué tal se portan en circuito.
Ver video:
https://www.youtube.com/watch?v=OiYL4D6qdbg&feature=player_embedded
Como habéis podido ver, ha sido al final el Lancia el coche que se ha impuesto al BMW, pero por un margen sumamente estrecho. Tiff se ve más cómodo en el BMW, que parece comportarse de manera más dinámica y equilibrada. El Lancia es un coche más explosivo, más agresivo. Su motor turbo explota en cuanto la turbina comienza a girar y la tracción total le permite acelerar antes a la salida de las curvas, ganando unas décimas de segundo para la foto-finish.
Fuente.diariomotor.
Vamos a tirar un poco del baúl de los recuerdos automovilístico. Un viaje al pasado del automóvil siempre es agradable, y más si tenemos en cuenta que Tiff Needell enfrentaba en circuito a dos de los deportivos de calle más calientes de finales de los años 80. Hablamos del majestuoso BMW M3 E30 y el brutal Lancia Delta Integrale. Dos concepciones de la velocidad y el desempeño muy diferentes, pero un mismo piloto, y un mismo duelo de tiempos en el circuito de Anglesey.
Comencemos un breve repaso técnico a los contendientes. El BMW M3 E30 montaba un motor 2.3 atmosférico, con 195 CV en origen. El ejemplar probado por Tiff Needell está impoluto, pero ha recorrido ya cerca de 300.000 km. Con 1.200 kg de peso, hacía el 0-100 en 7.6 segundos y rozaba los 230 km/h de punta. Dominaba los circuitos del DTM y dominaba las carreteras, con un equilibrio de conducción sin parangón, incluso hoy en día es una de las referencias en cuanto a dinámica vehicular.
Su diseño era sencillo y sobrio, al igual que las líneas cuadradas del Lancia Delta Integrale. Este ejemplar hecho para la homologación en rallies emplea una filosofía diferente: motor 2.0 turbo en posición delantera transversal en lugar de atmosférico y tracción total permanente en lugar de tracción trasera. Con 200 CV de potencia y un peso inferior a los 1.300 kg, hacía el 0 a 100 km/h en sólo 6.2 segundos. En cuanto a dinámica tenía fama de “morrón”, pero sus victorias en el WRC nunca hablaron mal de él.
Veamos qué tal se portan en circuito.
Ver video:
https://www.youtube.com/watch?v=OiYL4D6qdbg&feature=player_embedded
Como habéis podido ver, ha sido al final el Lancia el coche que se ha impuesto al BMW, pero por un margen sumamente estrecho. Tiff se ve más cómodo en el BMW, que parece comportarse de manera más dinámica y equilibrada. El Lancia es un coche más explosivo, más agresivo. Su motor turbo explota en cuanto la turbina comienza a girar y la tracción total le permite acelerar antes a la salida de las curvas, ganando unas décimas de segundo para la foto-finish.
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