jorgeexeva
Milpostista
Sin verificar
Este reloj que tengo aquí fue comprado por tu bisabuelo. Lo compró durante la Primera Guerra Mundial en una pequeña tienda de Knoxville, Tennesee. Fue llevado por el soldado Doughboy Erine Coolidge el día en que zarpó para París. Fue el reloj de guerra de tu bisabuelo. hecho por la primera empresa que fabricó relojes de pulsera, porque, hasta entonces, la gente sólo llevaba relojes de bolsillo. Tu bisabuelo llevó ese reloj durante cada uno de los días que estuvo en la guerra. Luego, una vez que hubo cumplido con su deber, regresó a casa junto a tu bisabuela, se quitó el reloj de la muñeca y lo guardó en una vieja lata de café. Y en esa lata permaneció guardado hasta que tu abuelo, Coolidge, fue llamado por su país para servir en ultramar y luchar de nuevo contra los alemanes. En esa ocasión la llamaron la Segunda Guerra Mundial. Tu bisabuelo le entregó el reloj a tu abuelo para que le trajera buena suerte. Desgraciadamente, la suerte de Dañe no fue tan buena como la del viejo. Tu abuelo era marine y resultó muerto junto con otros muchos marines en la batalla de la isla Wake. Tu abuelo se enfrentaba a la muerte y lo sabía. Ninguno de aquellos muchachos se hacía ilusiones sobre la posibilidad de salir con vida de aquella isla. Así que, tres días antes de que los japoneses ocuparan la isla, tu abuelo, que entonces tenía veintidós años de edad, le pidió a un artillero de un transporte de la Fuerza Aérea, llamado Winocki, un hombre al que jamás había visto en su vida, que le entregara el reloj de oro a su pequeño hijo, el de tu abuelo, al que tampoco había podido llegar a conocer. Tres días más tarde, tu abuelo había muerto. Pero Winocki mantuvo su palabra. Una vez terminada la guerra, visitó a tu abuela y le entregó el reloj de oro a tu padre, que por entonces aún era un niño. Este mismo reloj de oro. Tu padre llevaba este reloj de oro en la muñeca cuando su avión fue derribado sobre Hanoi. Fue capturado y encerrado en un campo de concentración vietnamita. Sabía que si sus carceleros le descubrían el reloj, se lo confiscarían. Según veía las cosas tu padre, ese reloj era tu propio derecho de nacimiento. Y estaba dispuesto a que lo condenaran antes de que cualquier ojos rasgados fuera a poner sus manos amarillas sobre el derecho de nacimiento de su hijo. Así pues, lo ocultó en el único lugar donde sabía que podía esconder algo. En el trasero. ) ¡Durante cinco largos años llevó este reloj escondido en el trasero! Luego, cuando ya estaba a punto de morir de disentería, me entregó el reloj. Yo también oculté este incómodo montón de metal en mi trasero durante otros dos años. Luego, al cabo de siete años de prisión, fui enviado de regreso a casa con mi familia. Y ahora, hombrecito, te entrego a ti el reloj.