Jonathan Kamstrup y Christian Mygh son dos locos por los dos tipos de máquinas que habitualmente encandilan a los hombres: automóviles y relojes. Y han unido ambas pasiones en un proyecto, RECwatches, que parece funcionar a la perfección: incorporar partes de coches míticos a relojes diseñados pensando precisamente en esos coches. De momento llevan cuatro colecciones: dos con piezas de Mini Cooper, una con piezas del Ford Mustang y la última con piezas del mítico Porsche 911, el Porsche 901 que es la que veremos en esta review.
El motivo de llamar a este reloj 901 es ni más ni menos que un tributo a su denominación original: cuando Porsche presentó en el Salón de Paris de 1964 el modelo que iba a sustituir al legendario 356 lo llamó 901. Peugeot se quejó porque consideraba como propia la denominación de tres dígitos cuya cifra central era un 0 y adujo que ya había vendido muchos vehículos con esa nomenclatura. Porsche no discutió y simplemente cambió el cero por otro uno.
Una de las cosas que la mayoría de las marcas cuidan es el packaging, ya que el envoltorio o presentación de lo que hemos comprado va a condicionar nuestras sensaciones. En RECwatches lo saben y han cuidado el producto desde el minuto cero. En este caso se trata de una lata que recuerda a las de los whiskies de lujo, que contiene no una botella sino una caja de cartón, y dentro de ella, bien protegido, el reloj acompañado de una gamuza de limpieza, la tarjeta de garantía y el manual de instrucciones, ambos impresos en un papel con un toque vintage.
Lo que tenemos en las manos es un reloj de tamaño considerable, ya que mide 44mm de diámetro y 14mm de alto. Proporcionalmente, la anchura entre asas (y por tanto el ancho de la correa) es –tiene que ser- de 24mm. La calidad general percibida es alta, desde esa misma correa hasta el cristal de zafiro, con un buen tratamiento anti-reflejos, o la caja, que combina zonas satinadas y pulidas bien ejecutadas. Por la parte de atrás el fondo tiene zonas ciegas y transparentes alternadas, simulando la llanta de un coche, y a través de él se puede ver la masa oscilante del movimiento automático, a la que se le ha dado la forma de un disco de freno.
El motor que anima al REC 901 es el Miyota 9100, un calibre japonés probado, fiable y económico. Vibra a 28800 alternancias/hora y, según las especificaciones del fabricante, su precisión oscila entre 10 y 30 segundos por día. Dado que es de carga automática, se puede también cargar manualmente, lo que da sentido a la indicación de reserva de marcha que presenta a las doce. Originalmente trae un segundo huso horario a las seis que en este caso se ha suprimido, como se han suprimido las agujas que indicarían el día de la semana y el mes a las tres y a las nueve, sustituidas por discos transparentes.
Todo en el reloj quiere recordar al coche en el que se inspira y que, no lo olvidemos, lleva una parte real del mismo: un pedazo de aluminio procedente de la carrocería y que recortado en redondo forma parte de la esfera. Esfera que contiene hasta siete informaciones: hora, minutos, segundos, día de la semana, del mes, el mes mismo y el indicador de reserva de marcha. Todos estos datos se leen de forma ordenada gracias a la lógica de su disposición, aunque tal vez el disco de los días del mes se lea con cierta dificultad debido a que queda muy hundido.
También la correa se inspira en el cosido de los asientos traseros del Porsche 911. Muy agradable al tacto, combina partes de piel vuelta y está bien cosida. Tiene un sistema de cambio rápido mediante una palanca, muy útil para evitar las típicas rayas producidas por la herramienta para extraer los pasadores. Es muy larga (125 y 85 mm cada parte respectivamente), lo que si bien servirá para un amplio abanico de grosores, las muñecas de menos de 16cm de circunferencia tendrán dificultades para usarla porque simplemente se acaban los agujeros. Lo que no me ha gustado ha sido la hebilla: es bonita con su logo y su color “gunmetal”, pero en mi opinión la forma no es acertada porque no se integra con la correa y queda levantada.
El REC 901 es cómodo de llevar y para nada se hacen pesados o molestos sus 44mm de diámetro, al menos en una muñeca de 17cm como es la mía. La única condición es llevarlo bien ceñido, porque de lo contrario cabecea y tiende a quedarse en las doce. La corona (en pvd negro, recuerda al tapón de gasolina) roscada y prácticamente embutida en la caja hace que quede muy integrada y no molesta en absoluto. En cuanto a la legibilidad de las informaciones suministradas podemos decir que es correcta… siempre que sea con luz, porque el lumen de las agujas es insuficiente. También tienen tratamiento de SuperLuminova las cifras del rehaut, pero es más decorativo que útil. Las indicaciones de fecha no están tratadas con lumen.
El precio en su página web es (será, porque todavía están en fase de pre-venta) de 1.695 dólares USA, unos 1.560 €, con envío a todo el mundo incluido. Frente al posible debate acerca de lo acertado o no de ese precio vale la pena ver el tremendo éxito que han cosechado en Kickstarter, la página de crowfunding: en un solo mes han conseguido más de cuatro millones de coronas danesas (548.000 €) de 546 entusiastas que recibirán sus relojes a partir del próximo mes de septiembre.