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Impresiones del SIHH 2018

Una vez más, en la feria anual del SIHH 2018 (Salon International de la Haute Horlogerie) celebrada en Ginebra se han presentado este año varias novedades dignas de mención. Si  bien es cierto que la gran mayoría de los expositores pertenecen al mismo grupo empresarial (el grupo Richemont), no lo es menos que en los últimos años (y ya van 25) se han ido incorporando marcas que son ajenas al mismo, en un proceso que empezó con Audemars Piguet y Parmigiani, continuó con relojeros independientes como Kari Voutilainen o Laurent Ferrier y ha culminado este 2018 con una marca tan icónica como Hermés, algo  que empieza a preocupar seriamente a la feria hegemónica hasta hace bien poco: Baselworld, que ya arrastraba sus propios problemas. Estas son mis impresiones del SIHH 2018.

Ferdinand Berthoud

Incluso la marca más de nicho de Chopard, Ferdinand Berthoud, que produce exclusivas series de 20 relojes, ha decidido exponer este año en Ginebra. Su Chronomètre FB-1R.6-1, segunda creación del atelier, está inspirado en el Reloj Marino nº 7 y, a diferencia de su predecesor, presenta la hora por ventanilla a las dos mientras los minutos se muestran en una subesfera a las nueve. Mantiene, eso sí, el gran segundero central. Como también mantiene el tourbillon (ahora oculto tras la esfera) y la transmisión por cadena y huso, una pequeña maravilla mecánica en sí misma. La técnica relojera más tradicional se alía aquí con lo último en tecnología: el acero del que está hecho la caja ha sido tratado mediante un “procedimiento termoquímico de difusión de carbono en fase gaseosa”, lo que en la práctica se traduce en una dureza excepcional de 1200 Vickers en superficie, haciéndolo extremadamente resistente. Los distintos modelos de F. Berthoud se producen en series de 20 unidades por la cantidad de cronómetros que el rey de Francia encargó al relojero para la Marina Real.

Ferdinand Berthoud en el SIHH 2018

Ferdinand Berthoud en el SIHH 2018

Ferdinand berthoud en el SIHH 2018

 

Richard Mille

Tomando la cronología con la que fui visitando los distintos expositores, le tocaría ahora el turno a Richard Mille, que se caracteriza por dos cosas: es el único independiente que no hace acto de presencia en las –valga la redundancia- presentaciones y también es el único que no te deja tocar sus relojes al final de las mismas. Eso sí, las innovaciones que trae suelen dar que hablar. El año pasado nos hablaron del grafeno como material constructivo (ultraligero, ultra-resistente), y este año nos contaron cómo han sido los primeros en aplicar el cristal de zafiro… ¡laminado!  Es decir, que han interpuesto una lámina más o menos flexible entre dos cristales de zafiro que encajan perfectamente para hacerlo resistente a los impactos de un partido de polo (podría resquebrajarse con un golpe fuerte, pero nunca estallar). No es tontería: de hecho, ese –la protección en los partidos de polo- es el origen de un venerable: el JLC Reverso que usaban los polistas británicos en la India. El invitado y amigo de la marca fue Pablo McDonough, uno de los mejores polistas del mundo, que nos contaba cómo iba a estrenar el nuevo RM53-01 después de vapulear su 53 en incontables partidos. El calibre del RM 53-01 (serie limitada a 30 unidades) está hecho de titanio grado 5 y presenta una construcción suspendida entre cables de acero trenzado de tan sólo 0,27mm de diámetro que corren entre minúsculas poleas. Todo esto hace que el conjunto sea capaz de resistir golpes de hasta 5000 G. ¿El precio? Superior al de un buen caballo de polo, según palabras de nuestro protagonista.

Pablo McDonough y su RM53-01

Richard Mille 53-01

 

Vacheron Constantin

Vacheron Constantin basa su prestigio y su historia en 175 años de buen hacer, durante los cuales ha tenido tiempo de desarrollar desde la Alta Relojería hasta los oficios artesanos. Tourbillones, calendarios perpetuos, complicaciones menores como el GMT o las fases lunares, esmaltes… sin olvidar la micromecánica, que le ha permitido desarrollar el calibre 2160, un automático con tourbillon ultra-plano montado en la serie Traditionelle, una de cuyas versiones es de platino, tanto la caja como el pespunte de la correa. Con la nueva colección Fiftysix –inspirada en un modelo de la marca de esos años del siglo XX- se apunta a un público más joven, y prueba de ello es la introducción del acero para las cajas. Eso sí, las agujas e índices seguirán siendo de oro (blanco, en este caso). La estrella de la casa sigue siendo, sin embargo, la colección Overseas. Este año se ha presentado un GMT en caja de acero y la inevitable esfera azul (todo el mundo tiene ahora una esfera azul, por lo menos), pero también con un calendario perpetuo automático ultraplano calibre 1120 QP/1 que aun manteniendo un aire inequívocamente deportivo (disponibles correas de caucho) mantiene la elegancia característica de la marca. Los Metiers d’Art se han centrado este año en los globos aerostáticos de Montgolfier y Blanchard, dando pie a una colección que permite a la Maison exhibir su dominio de oficios artesanos como el grabado, la cinceladura de orfebrería por vaciado llamada ramolayage y el esmaltado vítreo plique-à-jour (que deja pasar la luz) usado por primera vez en Vacheron Constantin. Calibre de Manufactura 2460 GA/1.

Vacheron Constantin en el SIHH 2018

 

Baume & Mercier

Baume & Mercier, la hermana pequeña del grupo Richemont, se ha puesto por fin de largo al presentar su propio calibre de manufactura: la fábrica de calibres ValFleurier, creada en 2005 y perteneciente al mismo grupo Richemont, ha desarrollado el Baumatic expresamente para ella. Sus características básicas son la resistencia al magnetismo (hasya 1.500 gauss) gracias a la presencia del silicio en su órgano regulador (espiral, áncora y rueda de escape), su precisión cronométrica que le permite estar en parámetros COSC, entre -4 y +6 segundos por día, que, y esto es importante, se mantiene durante toda la reserva de marcha, que es de 5 días. Además, el hecho de que haya menos fricción gracias al silicio permite alargar los intervalos de servicio hasta cinco años o más (en el supuesto de que alguno de nosotros respete esos intervalos…). El anfitrión de esta novedad ha sido el Clifton ahora llamado Baumatic, y que ha sido presentado como novedad relojera en esta edición del Salon. 40mm d diámetro, justo en la frontera de los relojes deportivos, doble cristal de zafiro (abombado en el frontal) y correa de piel de cocodrilo de escamas grandes con pasadores curvados de cambio sin herramienta ¿alguien da más por 2.300 euros? También vimos la nueva alianza de la marca, con las motos Indian y Burt Munro, el héroe que batió récords de velocidad sobre una de ellas. Esto ha dado pie a unos cronógrafos Clifton que, si siguen la estela de los Cobra Shelby del año pasado, van a agotarse bien pronto. ¿El precio? sobre 3.500 €. Por cierto, trae unas correas preciosas.

El nuevo calibre Baumatic en los Clifton

Baume et Mercier e Indian, la leyenda continua

Crono Clifton-Indian

 

Parmigiani

Parmigiani celebró en 2016 su 20 aniversario con el Tonda Chronor Anniversaire, en 2017 revisitó la colección Toric y  este 2018 celebra los 20 años del Kalpa, el reloj de forma que alojó el primer calibre diseñado por Michel Parmigiani, el PF110. Y Kalpa son todos los modelos que hemos visto en el SIHH 2018. Desde los cronógrafos certificados cronómetros por el COSC y el Hebdomadaire con 8 días enteros de reserva de marcha hasta el Kalpa Chronor, serie limitada a 50 ejemplares numerados, que esconde una curiosa particularidad: su calibre PF365 está hecho completamente en oro de 18 kilates. Otro Kalpa, el Kalpagraph Chronometre,  montan una derivación del PF36X (cronógrafo integrado, no modular. Rueda de pilares y embrague vertical), compartiendo la altísima frecuencia de 36.000 alternancias/hora (5 Herzios)  y una reserva de marcha de 65 horas. El Kalparisma Nova Galaxy presenta una esfera hecha de Aventurina, mineral azul que con sus múltiples inclusiones evoca un cielo estrellado. Edición limitada a 50 ejemplares.  Todos los relojes Parmigiani montan correas de Hermés.

Parmigiani Kalpa 20 aniversario

 

A. Lange & Söhne

Hace un año, en enero de 2017 fallecía el re- fundador de A. Lange & Söhne. En 1990, el mismo año de la reunificación alemana, Walter A. Lange recuperó la fábrica en Glashütte y la marca  después de los oscuros años de la colectivización. Había sido, desde entonces, el referente y vínculo con el legendario fundador, de quien era biznieto. Y, como era de esperar, este 2018 se ha presentado un reloj en su memoria. En palabras de Tony de Haas, director de desarrollo de producto, hubiera sido fácil tomar el reloj más complicado y darle el nombre de Walter, pero en lugar de eso decidieron hacerle un auténtico homenaje y desarrollar desde cero la complicación de la que Walter hablaba siempre: un segundero independiente accionable a voluntad. Como el de un cronógrafo, pero sin reseteo o retorno a cero. Para hacerlo más complejo decidieron también que fueran “segundos muertos”, que –en palabras del propio Haas- le da aspecto de reloj de cuarzo… Lo que nadie en Lange me supo explicar es qué utilidad tiene semejante complicación. No la del segundo muerto, que es sencillamente un alarde, sino la posibilidad de accionar o parar un segundero adicional que sólo permite contar tiempos de un minuto.  El 1815 Homenaje a Walter A. Lange se producirá en tres series limitadas: oro blanco (147 unidades), oro rosa (90 unidades) y oro amarillo (27 unidades). Todas ellas tendrán el mismo precio: 47.000 €, y se producirá una única pieza en ¡acero! (inaudito en Lange) que será subastado durante 2018 y cuyos fondos irán a alguna obra benéfica. La otra gran novedad fue el Saxonia Triple Split que, como su nombre sugiere, dispone de un triple rattrapante para contar tiempos parciales de hasta doce horas. Impresionante, como impresionante es su precio: 139.000 € (impuestos incluidos) en una producción de 100 únicas unidades.

1815 Walter Lange

1815 Walter Lange

Triple Split de A. Lange & Söhne

Triple Split de A. Lange & Söhne

Hubo más, pero se merecen un artículo propio. A lo que no me resisto es a poner el making-of de la maravilla que decoraba la entrada del stand.

 

Hermès

Hermés se estrena este año en el SIHH, y no parece que vaya a regresar a Baselworld visto lo  cómodo que resulta estar aquí. La pena será no volver a ver su fabuloso stand, realizado por el arquitecto japonés Toyo Ito. Fiel a su concepto lúdico del tiempo, ha presentado una reedición de su cuadratura del círculo con el Carré H de Marc Berthier, que equipa un movimiento automático de manufactura Hermés H1912 producido por Vaucher Manufacture Fleurier (donde Hermés posee al menos el 25% de acciones). También vimos el Arceau Casaque, que juega con los colores de las chaquetas (casacas) de los jockeys, aunque aquí prima la estética y el movimiento es de cuarzo. En realidad la estética prima en todo lo que hace Hermés, y la relojería no iba a ser menos. Es por esto que lo más impresionante que vi fue el Arceau Pocket Millefiori, una pieza única que combina la relojería con el preciosismo de lo que mejor sabe hacer la maison: una esfera de cristal “millefiori” realizada por la Cristallerie Saint-Louis en una caja de oro blanco tapizada por detrás en piel de cocodrilo negra, cuyo motivo imita precisamente la esfera. Que tenga un movimiento mecánico de manufactura (¿automático en un reloj de bolsillo?) es casi lo de menos.

Hermès Carré

Hermès Arceau Casaque

Hermès Arceau Pocket Millefiori

 

IWC

La casa de Schaffhausen ha cumplido 150 años (unos pocos más que Parmigiani), y lo celebra recuperando lo que en su día fue una innovación: el reloj digital de Pallweber. No, no es que IWC se haya apuntado a la moda del smartwatch; El Pallweber fue un reloj de bolsillo que indicaba la hora por números en ventana, así llamado por su inventor, el austríaco Josef Pallweber, que patentó el mecanismo y lo licenció a IWC (y a otros). Este reloj se produjo solamente durante dos años, lo que lo convierte en una rareza buscada por los coleccionistas. No es de extrañar entonces que IWC lo haya elegido para celebrar tan sonado cumpleaños, y lo haya presentado en ediciones limitadas, desde la versión más fiel –la de bolsillo, oro rosa, 50 unidades – hasta distintos metales de caja, ahora ya de pulsera, que van desde el platino al oro blanco, entre 25 y 250 ejemplares, y precios entre 40.000 y 69.000 CHF antes de impuestos. Todos con esferas esmaltadas donde, en honor al fundador americano (F. A. Jones), las horas y minutos aparecen en inglés. IWC ha aprovechado también para comunicar –sin decirlo- que ha rebajado su precio de entrada, y si bien la banda alta llega hasta los 255.000 francos suizos (hablamos de relojería, no de joyería) el listón de acceso se ha puesto por debajo de los 5.000. Por cierto, hace unos meses venció la patente de Glashütte Original para la gran fecha de discos concéntricos (los dos discos a la misma altura, que hacen innecesario el truco de poner una separación vertical entre ambos guarismos para disimular el escalón), y queda claro que aquí ya lo sabían porque hemos podido ver los primeros ejemplares con tan útil complicación.

IWC PAllweber 150 aniversario

IWC Pilot 8 días con gran fecha

Precios IWC en CHF sin impuestos

Y bueno, esto es lo que dio de sí el primer día del SIHH. Espero terminar antes de que llegue Baselworld…