Fundada en 2004 aunque la relación entre sus fundadores venía de 1999, los números de Greubel Forsey son impresionantes: veinte calibres nuevos desde cero, siete invenciones, cien relojes por año e innumerables premios entre los que se incluyen dos Agujas de Oro en el GPHG. Y todo esto con una plantilla de cien personas. Acostumbrados a trabajar sólo en metales preciosos, este año dan un paso más y anuncian su primer modelo en acero. Y digo “anuncian” y no “presentan” porque este acabado llegará dentro de dos años.
Empecemos por el principio: en su constante búsqueda de nuevos desafíos (¿y qué es, si no, la Alta Relojería?) la joven manufactura decidió dar un giro hacia la simplicidad con el Signature 1. Cada uno de los Signature llevará la firma de un relojero de talento que desarrollará una única pieza dentro del universo y filosofía (e instalaciones) Greubel Forsey, disponiendo así de todos los recursos técnicos del Atelier a la vez que se garantizan los estándares de excelencia habituales en la marca. Con este proyecto y con el llamado “Naissance d’une montre” es como Robert Greubel y Stephen Forsey quieren preservar el conocimiento relojero para futuras generaciones.
El elegido para el Signature 1 fue Dider J. G. Cretin, un brillante relojero que ya lleva tiempo formando parte del equipo. Su creación es insólita en la colección ya que es un “sencillo” solo hora de tres agujas de carga manual. Eso sí, con un enorme volante concebido y creado en la Manufactura al igual que el resto del calibre. El fondo transparente muestra una arquitectura poco vista, con un puente de tres brazos sujetando el barrilete. El reloj mide unos contenidos 41,5mm de 
diámetro por 11,4 de altura ¡y esto sí que es infrecuente en los G&F! Lo que sí es común a todos los relojes de Greubel Forsey es su corta tirada y de este Signature 1 se producirán muy pocas unidades: 11 en oro rosa, 11 en oro blanco, 11 en platino y 33 en acero, que serán los últimos y para los que ya se ha abierto la lista de espera. Los precios van desde los 190.000 francos suizos del platino hasta los 155.000 del acero, siempre antes de impuestos.
La otra novedad presentada es el bastante más complejo “Double balancier à Différentiel Constant”. Y es complejo no sólo por coordinar dos órganos reguladores a través de un diferencial entre ellos, lo es porque mantener una altura de caja dentro de lo aceptable (13,38mm) con esa arquitectura tridimensional y los volantes inclinados 30º (marca de la casa) es un logro notable. Los dos volantes, de 10mm de diámetro con contrapesos de oro, son de inercia variable y vibran a 
una frecuencia de 21.300 alternancias por hora ó 3 Herzios. Compuesto por un total de 285 piezas, el movimiento está equipado con dos barriletes acoplados que le proporcionan 72 horas de reserva de marcha. Dos puentes de oro , 50 rubíes, 4 minutos de rotación del diferencial, 43mm de diámetro, 30 metros de resistencia al agua, cientos de horas en acabados manuales (pulidos, biselados, esmaltados…) y sólo 33 unidades en oro blanco para 33 afortunados. En todos los sentidos.