Entrevista Walter Lange, refundador de Lange & Söhne

Entrevista Walter Lange: «Todavía tenemos contacto con los propietarios de los Lange de bolsillo»

Debía jubilarse, pero prefirió revivir una de las más importantes firmas de relojería europeas, debió descansar como correspondía a su edad pero prefirió embarcarse en un proyecto que hoy por hoy da trabajo a más de 1300 personas en su pueblo natal. Nada puede extrañar de la vida de este experto relojero que pasó la infancia jugando con un kit de relojes. Con motivo de su 90 cumpleaños, Walter Lange (Glashütte, 1924), refundador de Lange & Söhne, concede una entrevista a medios internacionales en la que habla de sus años de formación en Alemania, de las expropiaciones tras la II Guerra mundial, del proceso de revitalización de la empresa una vez caído el Muro de Berlín y de la absoluta apuesta de la marca por la innovación y la calidad. Un testimonio escrito sobre las bases de la superación y el amor absoluto por los relojes.

“Hoy en día, los niños juegan con coches teledirigidos u ordenadores. Cuando yo era joven, tenía un kit de relojería. No recuerdo cuántos años tenía, pero me armé un reloj con las piezas”, recuerda Lange. De familia relojera, no podía ser de otra manera en el seno de una casa cuyas piezas se cotizaban entre los mejores relojes de bolsillo del momento. “Los propietarios de los históricos relojes Lange de todas partes del mundo todavía mantienen el contacto con nosotros a día de hoy” apunta con orgullo al referirse a esos históricos ejemplares concebidos por su bisabuelo Ferdinand Adolph Lange.

Con apenas 16 años y para continuar la tradición familiar, Lange fue enviado Karlstein, Austria, a formarse en maestría relojera. Un aprendizaje interrumpido por su reclutamiento para el ejercito y que no continuaría hasta después de la guerra, al incorporarse con el maestro Alfred Helwig en la Escuela de Relojería de su Glashütte natal. Para entonces, Sajonia ya formaba parte de la República Democrática Alemana (RDA) lo que conllevaría la expropiación de la mayoría de las fábricas por parte del gobierno. Y es que la historia de Lange & Söhne no puede entenderse sin la fractura social y política derivada de la II Guerra mundial. Lange -junto a otras firmas como IWC, Stowa, Laco y Wempe- fabricaría los «B-Uhr» o relojes de observador para los pilotos de la Luftwaffe alemana, razón por la cual, en 1945, los bombardeos aliados destruirían la fábrica. Como recuerda el relojero, “una vez terminada la guerra tratamos de seguir trabajando y reconstruir la planta de producción bombardeada. Empezamos a desarrollar el calibre 28 de un reloj de muñeca, pero antes de que entrara en producción en serie, la empresa fue expropiada en abril de 1948”.

Como parte de la empresa estatal VEB Glashütter Uhrenbetriebe o GUB, a partir de 1951 Lange & Söhne deja de grabar el nombre de la marca en las esferas de los relojes y su papel como marca de referencia quedó detenido. Tuvo que pasar casi un cuarto de siglo para que las circunstancias volvieran a ser propicias para la marca.

Primera colección de Lange & Sönhe
Primera colección de Lange & Sönhe

Ya retirado, la oportunidad de revivir el negocio familiar regresó con la caída del Muro de Berlín en 1989. “No podía dejar pasar la oportunidad. El 7 de diciembre 1990 fue uno de los mejores días de mi vida. Volví a registrar la marca utilizando la dirección prestada de un antiguo compañero de clase en la escuela primaria en Glashütte”, cuenta Lange que comenzaba desde cero con una plantilla de sólo 15 personas pero la seguridad de que volverían a recuperar el éxito internacional que sus antepasados habían conseguido con los relojes de bolsillo. “Inicialmente, queríamos vender nuestros nuevos relojes en Alemania y en otras partes de Europa. Pero pronto nos llegaron peticiones desde el extranjero”, recuerda.

Actualmente, Walter Lange se reconoce “no involucrado en el negocio diario” de la marca de sus antepasados. Su presencia, imprescindible en los eventos de Lange & Söhne, recuerda el afán de superación de una firma que, según sus propias palabras, ha conseguido gracias a su calidad ser “marca de referencia”.