Como cada año desde 2001, la Fundación del Grand Prix d’Horlogerie de Genève ha fallado sus premios GPHG 2016 en distintas categorías. El objetivo de la Fundación de la GPHG es contribuir, gracias a su sello, a la promoción de la relojería suiza y sus valores en todo el mundo. Por ello organiza anualmente el certamen que lleva su nombre, para premiar las mejores creaciones y reconocer a representantes del sector relojero. La ceremonia de entrega se celebra en noviembre de cada año en el Grand Théâtre de Genève, pero como vais a encontrar toda la información en la propia página de la Fundación, yo prefiero contaros cómo veo yo los Premios GPHG 2016 y hacer mis propios comentarios sobre los relojes premiados, ya que he tenido la suerte de poder probarme la mayoría de ellos –aunque no todos- en los últimos meses.
Grand Prix Aguille d’Or
Empezando por el premio principal, el Grand Prix Aguille d’Or, que este año ha recaído en el CHRONOMÈTRE FERDINAND BERTHOUD FB 1. Aunque parecía imposible, Karl-Friedrich Scheufele, co-presidente de Chopard y verdadera alma-máter de la alta relojería dentro de la marca, ha conseguido un nuevo hito en su búsqueda de la excelencia. Fue él quien creó el sello L.U.C. (Louis Ulysse Chopard) y quien ahora ha ido un paso más allá con este prodigio técnico compuesto por más de 1.120 piezas si contamos las que componen la cadena que mide ¡28 centímetros! Y está a arrollada al huso que le permite mantener una fuerza constante durante toda la carga, por no hablar del turbillón y el accionamiento del segundero mandado desde él por una rueda suplementaria… ¿se nota que me dejó impresionado? No es para menos, y si encima queda elegante en la muñeca ya lo tiene todo. El único inconveniente es que sólo se van a hacer 50+50 unidades al módico precio de 220.000 euros.
Premio al reloj de dama
El premio GPHG 2016 al reloj de mujer se lo ha llevado –una vez más- Piaget. El Limelight Gala con milanesa y bisel engastado de brillantes no es un reloj que yo vaya a llevar a menudo (nunca, en realidad) pero teniéndolo en la mano (en el SIHH 2016) uno no puede dejar de reconocer esta marca no sólo como joyera sino capaz de hacer los movimientos mecánicos más planos del mundo, con grosores por debajo del milímetro… aunque en este caso hablemos de uno de cuarzo y no precisamente delgado. Un tanto decepcionante –relojeramente hablando-para un precio de 37.300 francos suizos.
Premio al reloj “alta mecánica” de dama
El premio «alta mecánica » GPHG 2016 para mujer, algo así como un reloj no-de-cuarzo-para-señora… ha sido para el Cat’s Eye Tourbillon con Puente de Oro de Girard Perregaux. No tengo fotografía en vivo, pero la descripción es impresionante (también): además de los preceptivos diamantes talla brillante (sesenta y cuatro. Cincuenta en caja y bisel y catorce en la hebilla, a recordar cuando cambiemos de correa) monta un calibre GP09700-0012 con turbillón bajo puente de oro a 21.600 alternancias/hora… y que sólo tiene 174 componentes. Eso sí, todos terminados a mano. La esfera es de madreperla esculpida también a mano con motivos florales. Caja y hebilla en oro blanco. Precio: 132.000 CHF
Premio al reloj para caballero
El mejor reloj para caballero (¿habría que decir «de hombre»?) presentado ha sido para una marca no-suiza: Los holandeses Gronefeld, hermanos ellos e hijos y nietos a su vez de relojeros, están labrádose un sólido prestigio entre los aficionados. El Gronefeld 1941 Remontoire, limitado a 188 piezas, aplica también el concepto de remontoire (o fuerza constante) que consiste básicamente en mantener la curva fuerza de fuerza durante toda la vida de la cuerda del reloj en cada carga, lo que permite que la amplitud del volante sea constante desde el primer minuto hasta el último, cuando un mecanismo específico detecta el final de dicha cuerda y para todo el movimiento. En la parte de la esfera se ve –a las 9- el freno que gira cada 8 segundos para mitigar el choque del tren de ruedas cuando eso ocurra.
Pude fotografiarlo en la última feria de Baselworld, y la verdad es que sus acabados están a la altura de cualquier aspirante a semejante premio. Eso sí, me quedé tan embelesado en la trasera que la foto frontal la he tenido que pedir prestada… 58.880 francos suizos y podrías ser uno de los 188 afortunados poseedores.
Premio al mejor cronógrafo
El premio al mejor cronógrafo GPHG 2016 ha recaído en el Crono 1858 Taquígrafo Edición Limitada de Montblanc. Desde que Jerome Lambert (ex CEO de JLC) se hizo cargo de la marca han pasado muchas cosas, casi todas buenas. Una de ellas es que la sección relojera de Montblanc ha experimentado un auge sin precedentes, algo que era relativamente fácil desde el momento que le adjudicaron Minerva, legendaria maison de cronógrafos, pero que necesitaba estar en las manos adecuadas. Pude fotografiarlo en el pasado SIHH 2016, aunque incomprensiblemente se me escapó esa trasera.
El Crono 1858 monopulsante (se acciona todo, arranque, parada y puesta a cero desde un mismo botón secuencial) se inspira en un modelo de 1930 y su calibre, que ocupa los 44mm del diámetro, presenta –cómo no- rueda de pilares y un embrague de disco horizontal… del que habrá que buscar información. En cualquier caso, una hermosa pieza de acero con un bonito azul en su esfera que, en contra de lo que Montblanc venía preconizando (precios contenidos en relojes de lujo) saldrá por 25.000 euros, aunque viendo esa trasera igual se justifica casi todo…
Premio al mejor turbillón
El premio al mejor turbillón GPHG 2016 ha sido para La Esmeralda, la manera que Girard Perregaux eligió para celebrar su 225 aniversario, reeditando un reloj –ahora en formato pulsera- que llevó el nombre de la joyería que lo comercializó en México en 1864 y que acabó vendido al general Porfirio Díaz, presidente del país. Así pues, los tres puentes, tan característicos de Girard Perregaux, no son un invento de ahora sino que es una disposición que el genio y la obsesión de de Constant Girard le llevaron a crear en 1860 y patentar definitivamente en 1884.
De la pieza, pues qué decir. Que tuve la oportunidad de probármela no hace ni una semana y que es espectacular. No sólo por los tres puentes de oro y lo que soportan -un turbillón cuya caja se compone de 80 piezas, o el barrilete con 60 horas de marcha y el rotor que esconde justo detrás de él – sino por el nivel de los acabados, enteramente a mano. De hecho, participé en una mini-master-class de pulido (gracias, Tomás Colomer) que me ayudó a darme cuenta de lo dificilísimo que es conseguir ese nivel de perfección (¡o incluso uno menor!). Se puede adquirir por 194.000 francos suizos.
Premio a la complicación de calendario
MB&F, Maximilian Busser & Friends, con su Legacy Machine Perpetual, se ha llevado el premio GPHG 2016 a la complicación de calendario. Debo admitir que, más allá de la perfección de su trabajo, sus diseños me dejaban un tanto frío, no sé si es porque me parecían excesivos o porque simplemente no son mi estilo. Y admito también que eso es lo que me ha alejado de su parte técnica, que se adivina impresionante. No dejes de leer –en inglés- la explicación que se da en su propia página: desde el diseño a partir de una hoja en blanco hasta las soluciones técnicas aplicadas, sin módulos, sin fechas redundantes, con un disco base de 28 días (el máximo común denominador) al que se le añaden los necesarios según el mes de que se trate en lugar de al contrario… definitivamente me estaba perdiendo algo. 50 unidades en total, 25 en platino 950 y 25 en oro rosa a un precio de 181.500 francos suizos que, si no fueran una barbaridad, vistos desde aquí hasta me parecerían ajustados…
Premio “Travel Time”
El siguiente premio, el “Travel Time” o relojes GMT GPHG 2016 ha recaído en el Fabergé Visionnaire de una marca poco reconocida relojeramente hablando, pero que ha sabido encargar el corazón de su reloj a un genio de la relojería como es el poco conocido Jean-Marc Wiederrecht, especialista en mecanismos retrógrados y padre de muchas de las complicaciones más fascinantes que han llegado al mercado en los últimos años. Desde Aghenor, su empresa, ha creado complicaciones “poéticas” para marcas como Hermès, Van Cleef & Arpels, Harry Winston o la Fabergé que nos ocupa, por hablar de las no-relojeras, que las otras son verdaderamente celosas de su secreto profesional…
Lo que aquí tenemos es un reloj de doble huso horario de lectura directa: la hora “home” se lee en un disco central ayudado de una lente para hacerla perfectamente visible. Como tampoco tengo fotografías directas de esta delicia que acabo de descubrir leyendo los premios, creo que será mejor que deje un video, mucho más ilustrativo. Precio, 29.500 francos suizos
Video
Por cierto, ese engranaje doble de color negro que vemos en la trasera es el que manda el segundo huso horario.
Premio a la Excepción Mecánica
El premio a la excepción mecánica GPHG 2016 ha sido para Audemars Piguet con su Concept Supersonnerie que, como su propio nombre indica, es una –cara- prueba de concepto que aúna cronógrafo, turbillón y repetición de minutos en una caja de titanio super ligero y cerámica, estanca a 20 metros. Ocho años han pasado desde el Royal Oak Concept RD#1 y se han desarrollado nuevos conceptos sonoros, tres innovaciones patentadas que hacen que esta nave espacial en la forma suene con la grandiosidad de los relojes de bolsillo de siglos pasados. Disponible por 561.600 francos suizos (no hay erratas).
Premio “Petite Aiguille”
“Petite Aiguille” vendría a ser el premio que el jurado da al reloj más terrenal de los galardonados, algo así como un reconocimiento a que no todos los aficionados tienen una cuenta bancaria abultada como para suspirar seriamente por cualquiera de sus compañeros de galardón. Y en esta ocasión le ha tocado a uno que lo venía pidiendo a gritos desde que apareció en el último Baselworld 2016: el Tudor Black Bay en bronce. Efectivamente, fue un auténtico bombazo desde el minuto cero, cuando lo vimos en las vitrinas del stand de la marca y más tarde (minuto dos) cuando nos lo presentaron a Prensa.
La familia Heritage Black Bay dio comienzo al relanzamiento de la marca como verdaderamente independiente de su hermana mayor Rolex, cuya sombra la ha acompañado desde su nacimiento. Con 43mm y una aleación de bronce alumínico que toma una pátina controlada, el Tudor Heritage Black Bay Bronze combina el tono pajizo de la caja con tonos marrón chocolate de esfera y bisel. Y para que esto no parezca un desfile de moda diré que está animado por el nuevo calibre in-house (el primero de su historia) MT5601, certificado cronómetro por el COSC, con espiral de silicio y 70 horas de reserva de marcha. Y que con un precio de 3.800 francos suizos se hace verdaderamente atractivo.
Premio al Reloj Deportivo
El premio GPHG 2016 al reloj deportivo (que el año pasado fue precisamente para Tudor con su Pelagos) ha ido a parar este año a Eberhard & Co. y su Scafograf 300. Al igual que su antecesor en el premio, Eberhard ha buscado en sus archivos y catálogos históricos – y quién no- para encontrar la inspiración que parece faltar últimamente en la industria relojera si descontamos los sueños sin límite de presupuesto. Mejorado con una válvula para el escape de helio, cristal curvo de zafiro y bisel de cerámica, el Scafograf 300 homenajea a su homónimo de los años 50. Incluso su correa está actualizada: caucho sobre una base de acero Chassis® y cierre desplegable Déclic® patentado. Todo por 2.640 francos suizos.
Premio de Joyería
Vale, de acuerdo, tampoco sé mucho del premio a la joyería, que ha ido para Chanel con su “Signature Grenat”, un “reloj secreto” (de cuazo) oculto bajo una auténtica cascada de piedras preciosas y que no parecería más que la excusa para lucir semejante estallido de luz. Es, más que nada, una maravillosa joya que lo más probable es que casi nunca sirva para dar la hora a su portadora aunque, eso sí, atraerá más miradas que cualquiera de los relojes descritos en este artículo: diamantes y zafiros naranja enmarcando un enorme granate de más de 56 kilates que a su vez esconde una esfera de reloj recamada de más brillantes no es para menos. Como tampoco lo es el precio: 759.000 francos suizos.
Premio Artistic Craft
Otro alarde de virtuosismo no-relojero: Piaget se alza con el premio a la artesanía (“artistic craft”) con un trabajo de micro-teselas en una caja de oro gris.Un mosaico hecho con 5.000 piezas imposibles en una caja (incluyendo la esfera) de 42x46mm por el artista Cesare Bella en una serie necesariamente limitada. Tres ejemplares, exactamente. Movimiento manual con 60 horas de reserva de marcha, aunque esto a quí no es lo importante para que cueste 249.000 francos suizos.
Premio Revival
Del que sí puedo hablar con más conocimiento es del ganador al premio Revival GPHG 2016: el Monza Crono, de TAG-Heuer, reedición (aunque no tanto) del famoso homónimo Heuer de 1976 que montaba el mítico calibre 12. Hay más diferencias: de acero pavonado en negro a titanio grado 5 recubierto con carburo de titanio, por no hablar de la inevitable recolocación de los pulsadores del crono a la derecha al pasar de un calibre 12 al 17, más convencional y basado en Sellita. La caja crece de los 39mm originales a 42, pero han coloreado la superluminova (antes tritio) en un tono tostado, eso sí. Lo pude probar en la pasada edición de Baselworld y las impresiones fueron buenas, aunque yo hubiera mantenido los pulsadores opuestos o, como le comenté al equipo TH de España, pintado la corona en negro…
Pero es que ya lo dijo el gran Biver: “no queremos reproducir exactamente los iconos del pasado. Queremos construir sobre nuestras raíces sin hacer perder valor a los relojes que nos han llevado donde estamos. Y si hiciéramos réplicas exactas de ellos estaríamos minando ese valor.” Jack Heuer, verdader genio del marketing que introdujo su marca en el glamuroso mundo de la F1, recogió el premio junto a un reconocimiento que en su tiempo le fue negado debido a la llegada de la crisis del cuarzo.
En edición limitada a 2.650 ejemplares, saldrá ala venta por 4.900 francos suizos o 4.700 euros
Premio del público
Finalmente, “last but no least”, el premio del público GPHG 2016. No sé muy bien cómo caculan eso desde la organización, pero la verdad es que suelo coincidir bastante con ellos. Czapek es uno de esos proyectos llevados con corazón pero también con mucha cabeza por tres socios que conocen bien el entorno en que se mueven y, lo más importante, en el que se quieren mover. Un “crowfunding” a lo grande donde los suscriptores pasan a ser socios de la empresa y lo más importante: embajadores convencidos. La por ahora corta historia de esta marca será objeto de un reportaje dedicado, prometido.
El Quai des Berges es el primer modelo que ve la luz después de una gestación de varios años y está basado en uno de los que François Czapek (el primer socio de Antoine de Patek) creó en 1850 para la aristocracia europea de la época. Monta un calibre desarrollado por la prestigiosa Chronode (otro mago oculto entre bambalinas, como Aghenor) con 7 días de reserva de marcha que se reflejan en la subesfera de las 5 mientras que en la de las 7 vemos los segundos contínuos. Combina todos los elementos de la Alta Relojería, como son los acabados a mano del movimiento con una esfera esmaltada “Grand Feu” que además esconde una frase secreta que cada cliente podrá personalizar. Igualmente a mano están trabajadas las agujas “Fleur de Lis”. Todo esto en una caja de 42,5mm que podrá ser de oro, titanio o acero XO de alta rersistencia a la corrosión (por si lo necesitara). El precio –en oro- es de 23.980 francos suizos, aunque los socios pueden conseguir suculentos descuentos.
Y hasta aquí lo que -para mí- han dado estos premios GPHG 2016. Recomiendo fervorosamente ampliar la información en los abundantes enlaces que he dejado.