Los calibres esqueletizados no son algo nuevo. De hecho, son casi tan antiguos como la relojería y casi siempre se han empleado para demostrar las habilidades artesanas de su creador porque requerían de la doble pericia de la planificación y de la ejecución, siempre a mano. El objetivo era –es- dejar a la vista los órganos del reloj para disfrute del aficionado, de manera que se impone la ausencia de esfera y un fondo transparente que en los relojes de más alto precio es de zafiro y en el resto de cristal mineral. Para una mejor visibilidad, prácticamente todos los relojes con máquina esqueleteada son de remonte o carga manual. Es decir, carecen del rotor o masa oscilante de los calibres de carga automática.
En la actualidad y debido a su alto coste sólo se realiza este trabajo a mano en la llamada Alta Relojería, mientras que las marcas o modelos de precio medio los realizan mecánicamente. Un punto intermedio sería aquel en que estos calibres modificados mecánicamente se terminan a mano. Lo que permanece inalterable es la fascinación que producen en el observador, y muchas marcas tienen al menos uno en su colección, desde Viceroy hasta (salvando todas las distancias) Patek Philippe.
Este año 2015 se presentan en Baselworld al menos cuatro modelos con esta característica:
Armin Strom Skeleton Pure, un calibre con doble barrilete que le otorga ocho días de reserva de marcha. Fiel a su propia tradición de elementos, se fabricarán cuatro series limitadas de cien ejemplares cada una: Fire (Fuego) en oro rosa, Water (Agua) en acero inoxidable, Air (aire) en titanio y Earth (Tierra) en acero recubierto por PVD negro. Todos se acompañarán de una correa en piel de aligátor “Hornback” y hebilla en su propio material así como de una correa de caucho. Una particularidad de este movimiento es que queda descentrado respecto a la propia caja. El precio anunciado estará entre los 20.000 y los 50.000 francos suizos. Eso sí, el áncora y la rueda de escape son de oro macizo.
Algo parecido hace ARTYA con su Son of Gears Shams. Shams, Sol en árabe, es el nombre de la nueva colección de ARTYA y viene dado por las formas que adopta la arquitectura interior del calibre vaciado. Tres series de 99 ejemplares cada una, todas ellas en caja de acero mientras que el movimiento (Swiss Made) es de acero, acero color oro y acero color negro, estos dos últimos gracias al PVD. Más modesta, esta marca ofrece sus Shams a precios entre los 3.000 y 4.000 francos suizos.
Claude Meylan es el único que no presenta una caja redonda. Su Tortue de Joux perteneciente a la línea LAC tiene forma de tonel (caja de forma, se llama) y es de acero. No limita sus dos series (puentes en acero y en acero con tratamiento PVD negro) de un calibre que no desvela (la referencia 165 CM14 suena más a arma secreta que a un calibre relojero) pero que igualmente queda atractivo. Ambos cristales en zafiro con tratamiento antirreflejos. Brazalete de aligátor con escamas cuadradas y hebilla de acero. Precio también en el arco de los 3.000 -4.000 francos suizos.
Aerowatch, que presenta el modelo con el nombre más largo, Renaissance Orange Tornado, es también el más transparente: explica que monta un calibre UNITAS 6498. También dice que se han terminado los ángulos a mano. Las agujas e índices están pintados en naranja y cubiertos de SuperLuminova. Cristal abombado en una caja de 45mm y fondo igualmente de zafiro. Su correa no es de cocodrilo sino de piel negra con pespunte naranja (hebilla en PVD negro) y su precio se anuncia por debajo de los 3.000 francos suizos.
Pero. Si tienes una muñeca especialmente peluda tal vez deberías considerar otro tipo de reloj
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