El pasado día 14 de Septiembre se abrió por fin al público el buque insignia de la familia de joyeros Rabat: un edificio entero en la Milla de Oro de la ciudad condal, casi nada. La apertura de Rabat supone cerca de dos mil metros cuadrados repartidos en tres plantas (dos de tienda y una de showroom reservado a eventos) y otros dos niveles superiores dedicados a oficinas y servicios internos.
De estilo modernista, en la apertura de Rabat se han respetado al máximo los elementos que identifican el edificio con los gustos de la burguesía de mediados del siglo XIX al tiempo que Estrella Salietti, la decoradora de cabecera de los Rabat, daba rienda suelta a sus ideas en la planta baja, parte de cuyo techo se ha recubierto con enormes paneles facetados que hacen referencia tanto el trencadís característico del Modernismo catalán como a los diamantes que brillan en sus múltiples vitrinas.
Audemars Piguet, Harry Winston, Lange&Söhne… las principales marcas del firmamento relojero tienen su propio espacio dentro de este complejo: las llamadas shop-in-shop, zonas decoradas cada una con sus propios códigos estéticos al margen de (aunque coordinados con) la decoración general, compartiendo, por ejemplo, las columnas de fundición unidas por cenefas de hierro forjado en la planta baja.
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Durante la apertura de Rabat se pudo descubrir como en la segunda planta hay, además de un segundo espacio Chopard y los corners de otras marcas, una cafetería al aire libre con vistas a la parte trasera de la Pedrera, donde se podrán tomar menús sencillos o tapas, ya que la cocina es limitada. En el apartado artísitco vale la pena fijarse en los techos policromados y en una pequeña joya pictórica: un fresco pintado en su día por Ramon Casas, que tuvo su estudio en este edificio antes de trasladarse a la casa –literalmente- de al lado, donde hasta hace poco tenía su espacio la tienda Vinçon.
Joyeia Rabat, Passeig de Gràcia, 94