Audemars
Milpostista
Sin verificar
Si os gusta la lectura, la relajación, dejaros caer en el placer y leed el último libro del escritor uruguayo Mario Benedetti.
Un compendio de explicaciones de la propia vida, de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea.
Con una maestría impresionante, Benedetti roza lo magistral en "Vivir Adrede". Yo estoy disfrutando de lo lindo con la lectura.
Aquí os dejo algo del capítulo 10 "Pérdidas". Simplemente impresionante.
El pasado es una colección de silencios, pero hay partículas calladas, irrecuperables provincias de mutismo, albas y crepúsculos que quedaron ocultos, más allá de ese horizonte tan poco hospitalario; tallos que nunca más se expandirán en rosas, oscuras golondrinas que se aclararán en uno u otro vuelo.
Lo perdido tuvo color pero ahora es incoloro. Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche, pero el insomnio actual tiene otra partitura. Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los míos, y que ahora tan sólo puedo besar en mi memoria.
Lo perdido es la luna redonda que yo hacía ovalada en mi retina y el firmamento con estrellas que ahora es apenas un cielo raso azul.
Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío. Y el obligado acabose no nos ayuda a hallarlo.
Un compendio de explicaciones de la propia vida, de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea.
Con una maestría impresionante, Benedetti roza lo magistral en "Vivir Adrede". Yo estoy disfrutando de lo lindo con la lectura.
Aquí os dejo algo del capítulo 10 "Pérdidas". Simplemente impresionante.
El pasado es una colección de silencios, pero hay partículas calladas, irrecuperables provincias de mutismo, albas y crepúsculos que quedaron ocultos, más allá de ese horizonte tan poco hospitalario; tallos que nunca más se expandirán en rosas, oscuras golondrinas que se aclararán en uno u otro vuelo.
Lo perdido tuvo color pero ahora es incoloro. Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche, pero el insomnio actual tiene otra partitura. Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los míos, y que ahora tan sólo puedo besar en mi memoria.
Lo perdido es la luna redonda que yo hacía ovalada en mi retina y el firmamento con estrellas que ahora es apenas un cielo raso azul.
Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío. Y el obligado acabose no nos ayuda a hallarlo.