huriana
Milpostista
Sin verificar
Hola a tod@s,
A principios de este mes de octubre, he tenido la grata oportunidad de viajar a la localidad de Dresde, en la antigua Alemania Oriental y desde allí acercarme hasta la bonita cuidad de Glashütte cerca de la frontera alemana con Chequia.
Es en ésta ciudad, donde además de ver otras cosas que los amantes de la relojería no pueden perderse, tales como las manufacturas de A. Lange & Söhne, Nomos, Glashütte Original y otros fabricantes como Mühle-Glashütte , Hemes, Bruno Söhnle, SUG Glashütte, Union Glashütte o Wempe, también merece en mi opinión la pena, hacer una visita al Museo de Relojes (Uhrenmuseum), para conocerlo.
Este museo fue inaugurado el 22 de mayo de 2008 gracias al mecenazgo de Swatch Group AG con su fundación Deutsches Uhrenmuseum Glashütte – Nicolas G. Hayek. Conjuntamente con la ciudad de Glashütte. En el se presenta la historia en el tiempo de la fabricación sajona de relojes, desde el año 1845 hasta la actualidad, siendo su lema «La fascinación por el tiempo; vivir el tiempo»
El edificio ocupa las históricas instalaciones de la antigua Escuela Alemana de Relojería fundada en 1868 por Moritz Grossman. Dispone de dos niveles con unos 1000 m² de superficie de exposición y pueden contemplarse en ella más de 400 objetos únicos tales como relojes de péndulo, de bolsillo, de pulsera, cronómetros marinos de diferentes épocas, herramientas y bancos de trabajo, documentos históricos y patentes, asi como diferentes modelos astronómicos y metrónomos. Su exhibición está organizada en torno a las Salas del Tiempo y las Salas Históricas.
En las Salas del Tiempo no se sigue un recorrido cronológico de las piezas, sino que el visitante es quien debe descubrir por sí mismo los secretos que guarda el interior de un reloj intentando comprender cómo cientos de piezas individuales pueden medir con absoluta precisión el instante una vez acopladas en su conjunto. En una sala multimedia se encuentra todo un glosario de la cronometría con el que se puede interactuar.
La Salas Históricas contemplan la historia en la región durante la cuarta década del siglo XIX cuando los yacimientos de plata dejaron de ser el motor de la economía de la zona y la población de Glashütte comenzó a sufrir los efectos de la pobreza. Fue entonces cuando la relojería se convirtió, gracias entre otros a un relojero de Dresde llamado Ferdinand A. Lange , en la salvación de esta localidad de la ruina, cuando imaginó en ella la oportunidad de realizar su sueño de crear un centro de población especializado en relojería mecánica.
En el museo también se hace un especial homenaje a los otros tres artífices de que Glashütte se convirtiera en su momento en la cabecera de la relojería alemana: Adolf Schneider, Julius Assman, y Moritz Grossman. Estos establecieron en la ciudad sus compañías y trasladaron allí sus centros de producción, logrando que sus relojes alemanes rivalizaran con los afamados suizos del Valle del Jura.
Contemplando las piezas y las fotografías, se tiene la oportunidad de observar la edad de oro de la relojería alemana, así como su decadencia y final, el cual se produjo con la llegada de la Primera Guerra Mundial y la crisis económica que se sucedió con la derrota alemana. No obstante Glashütte supo renacer de sus cenizas levantando nuevas compañías a partir de la ruina de las viejas instalaciones
La llegada de la Segunda Guerra Mundial supuso para la zona un nuevo desastre, pues a la destrucción nuevamente de las fábricas, se añadió el aislamiento internacional de Alemania durante la post-guerra, sin embargo, el tesón de sus habitantes consiguió que a finales de 1946, comenzara de nuevo la producción de movimientos mecánicos aunque poco después, llegó el desmontaje y la expropiación y más tarde, de nuevo, la resurrección. En el año1951, las empresas expropiadas se fusionaron en una única compañía, VEB Glashütter Uhrenbetrieb, que tras la reunificación alemana se convirtió en una sociedad limitada y posteriormente en 1994 paso a manos privadas con el nombre de Glashüte Original.
También en un espacio dentro del Museo Alemán de Relojería, se alberga la Escuela de Relojería “Alfred Helwig” de Glashütte Original, la cual fundada en el año 2002, pretende instruir a un grupo selecto de alumnos sobre la fabricación de los guarda tiempos y de las herramientas para su manufactura.
Esta es una pequeña muestra de algunas de las maravillas que pueden contemplarse en el Museo del reloj alemán de Glashütte.
Un saludo a tod@s.
A principios de este mes de octubre, he tenido la grata oportunidad de viajar a la localidad de Dresde, en la antigua Alemania Oriental y desde allí acercarme hasta la bonita cuidad de Glashütte cerca de la frontera alemana con Chequia.
Es en ésta ciudad, donde además de ver otras cosas que los amantes de la relojería no pueden perderse, tales como las manufacturas de A. Lange & Söhne, Nomos, Glashütte Original y otros fabricantes como Mühle-Glashütte , Hemes, Bruno Söhnle, SUG Glashütte, Union Glashütte o Wempe, también merece en mi opinión la pena, hacer una visita al Museo de Relojes (Uhrenmuseum), para conocerlo.
Este museo fue inaugurado el 22 de mayo de 2008 gracias al mecenazgo de Swatch Group AG con su fundación Deutsches Uhrenmuseum Glashütte – Nicolas G. Hayek. Conjuntamente con la ciudad de Glashütte. En el se presenta la historia en el tiempo de la fabricación sajona de relojes, desde el año 1845 hasta la actualidad, siendo su lema «La fascinación por el tiempo; vivir el tiempo»
El edificio ocupa las históricas instalaciones de la antigua Escuela Alemana de Relojería fundada en 1868 por Moritz Grossman. Dispone de dos niveles con unos 1000 m² de superficie de exposición y pueden contemplarse en ella más de 400 objetos únicos tales como relojes de péndulo, de bolsillo, de pulsera, cronómetros marinos de diferentes épocas, herramientas y bancos de trabajo, documentos históricos y patentes, asi como diferentes modelos astronómicos y metrónomos. Su exhibición está organizada en torno a las Salas del Tiempo y las Salas Históricas.
En las Salas del Tiempo no se sigue un recorrido cronológico de las piezas, sino que el visitante es quien debe descubrir por sí mismo los secretos que guarda el interior de un reloj intentando comprender cómo cientos de piezas individuales pueden medir con absoluta precisión el instante una vez acopladas en su conjunto. En una sala multimedia se encuentra todo un glosario de la cronometría con el que se puede interactuar.
La Salas Históricas contemplan la historia en la región durante la cuarta década del siglo XIX cuando los yacimientos de plata dejaron de ser el motor de la economía de la zona y la población de Glashütte comenzó a sufrir los efectos de la pobreza. Fue entonces cuando la relojería se convirtió, gracias entre otros a un relojero de Dresde llamado Ferdinand A. Lange , en la salvación de esta localidad de la ruina, cuando imaginó en ella la oportunidad de realizar su sueño de crear un centro de población especializado en relojería mecánica.
En el museo también se hace un especial homenaje a los otros tres artífices de que Glashütte se convirtiera en su momento en la cabecera de la relojería alemana: Adolf Schneider, Julius Assman, y Moritz Grossman. Estos establecieron en la ciudad sus compañías y trasladaron allí sus centros de producción, logrando que sus relojes alemanes rivalizaran con los afamados suizos del Valle del Jura.
Contemplando las piezas y las fotografías, se tiene la oportunidad de observar la edad de oro de la relojería alemana, así como su decadencia y final, el cual se produjo con la llegada de la Primera Guerra Mundial y la crisis económica que se sucedió con la derrota alemana. No obstante Glashütte supo renacer de sus cenizas levantando nuevas compañías a partir de la ruina de las viejas instalaciones
La llegada de la Segunda Guerra Mundial supuso para la zona un nuevo desastre, pues a la destrucción nuevamente de las fábricas, se añadió el aislamiento internacional de Alemania durante la post-guerra, sin embargo, el tesón de sus habitantes consiguió que a finales de 1946, comenzara de nuevo la producción de movimientos mecánicos aunque poco después, llegó el desmontaje y la expropiación y más tarde, de nuevo, la resurrección. En el año1951, las empresas expropiadas se fusionaron en una única compañía, VEB Glashütter Uhrenbetrieb, que tras la reunificación alemana se convirtió en una sociedad limitada y posteriormente en 1994 paso a manos privadas con el nombre de Glashüte Original.
También en un espacio dentro del Museo Alemán de Relojería, se alberga la Escuela de Relojería “Alfred Helwig” de Glashütte Original, la cual fundada en el año 2002, pretende instruir a un grupo selecto de alumnos sobre la fabricación de los guarda tiempos y de las herramientas para su manufactura.
Esta es una pequeña muestra de algunas de las maravillas que pueden contemplarse en el Museo del reloj alemán de Glashütte.
Un saludo a tod@s.