Goldoff
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En todas las notas de prensa que lanza Ulysse Nardin se habla de su larga historia, de su vinculación con el mar como fabricante de cronómetros de marina y de otras cosas que gusta contar a los departamentos de marketing. De lo que no habla, lamentablemente, es de la histora reciente. De antes de que el grupo Kering -anteriormente conocido como Printemps- adquiriese la marca a la viuda de Rolf W. Schnyder.
Foto: Ulysse Nardin
Rolf W. Schnyder, un empresario de éxito, había comprado una agonizante Ulysse Nardin en 1983 con la idea de relanzarla, para lo que ideó miniaturizar el concepto de los grandes relojes astronómicos de torre y ponerlos en un reloj de pulsera. El socio tecnológico para conseguirlo no fue una compañía sino uno de esos hombres tan extraordinarios como el propio Schnyder: Ludwig Oechslin.
Oechslin nació en Gabicce Mare, en la región italiana de Marche el 10 de febrero de 1952 (o sea, que ayer cumplió los 70). Académico, en 1976 obtuvo la licenciatura en Arqueología, Historia Antigua y Griego en la Universidad de Basilea. Ya en activo, en 1983 obtuvo también un doctorado en Filosofía, Historia de la Investigación y Erudición (física teórica) y Astronomía, esta vez por la Universidad de Berna, y en 1995 una habilitación en arqueología técnica preindustrial por el Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich (ETHZ). Paralelamente a sus numerosos estudios, realizó un aprendizaje de relojería y alcanzó el grado de restaurador en 1984 (restauró el reloj astronómico de la biblioteca del Vaticano, el "reloj Farnese") y luego el de maestro relojero en 1993.
Foto: Ulysse Nardin
Fue él quien creó la Trilogía del Tiempo, un set de tres relojes ultracomplicados: El Astrolabium Galileo Galilei ref. 839-70, el Tellerium Johannes Kepler ref. 889-70, y el Planetarium-Copernicus ref. 999-70. También es el padre del Freak, donde se introdujo el escape de silicio antes que en ninguna otra marca relojera, y de otras complicaciones para Ulysse Nardin.
Con el fallecimiento de Schnyder en 2011 la marca quedó en una especie de inercia con tendencia al letargo, y Ludwig Oechslin decidió atender la infinidad de proyectos que tenía sobre la mesa, como dirigir el MIH, Museo Internacional de Relojería en la Chaux-de-Fonds o desarrollar su propia marca Ochs & Junior, fundada en 2006. En 2014 el mencionado grupo Kering compra la compañía a la viuda de Schnyder (también compra Girard Perregaux a los herederos de Luigi Macaluso, pero esa es otra historia), y recientemente ha recuperado a Oechslin para la causa.
Descendiente de la Trilogía del Tiempo, el Moonstruck (literalmente, lunático) se encuadra en la colección Blast (existen cuatro: Marine, Diver, Blast y Freak). Reproduce el ciclo de la luna ¡y del Sol! vistos desde la Tierra. Es decir, con una percepción geocéntrica del Universo cercano. Como uso más práctico, las fases de la luna, un doble huso horario y un gráfico de mareas. La Humanidad lleva generaciones tratando de explicarse el tiempo, y los relojes no son una forma de contarlo sino de dividirlo. En palabras de Oechslin: "todo lo que tiene ciclos regulares puede reproducirse mecánicamente y así leerse en una esfera. Encapsular el tiempo es el arte del relojero; liberarlo, el del filósofo"
Como sus predecesores, el Blast Moonstruck pretende ser una extrapolación miniaturizada de los formidables relojes de torre construidos a finales de la Edad Media. Además, proporciona la visualización de la hora en un lugar elegido entre los 24 principales husos horarios que se utilizan en el mundo desde la Convención de Washington de 1884 (y que van cambiando por motivos generalmente políticos, como por ejemplo el caso de Caracas). Mediante pulsadores situados en el lado izquierdo de la caja es posible adelantar o retroceder la visualización de la hora principal en saltos de una hora para ajustarla a otra zona horaria.
Para acentual la sensación de estar en el centro del Universo a partir de la observación del reloj, se ha colocado la parte del hemisferio norte vista desde el Polo Norte en el centro del cristal de zafiro. Para aumentar el impacto del efecto 3D, el cristal abovedado, con las masas terrestres grabadas en miniatura en el interior, está fijado a la caja protectora de cristal de zafiro rodeada por un anillo de oro rosa de 18 quilates grabado con los 31 días del mes, que tiene por puntero un pequeño triángulo cargado de materia luminiscente.
Las agujas indican la hora local, ajustada a la hora de la zona horaria en la que vive el propietario del reloj. Pero también se puede configurar a voluntad a partir de cualquiera de las 24 zonas horarias de las que se reproducen los nombres de las ciudades correspondientes en el bisel fijo (aunque iguamente protegido por el cristal). Esto se puede hacer, hacia adelante o hacia atrás, mediante los dos pulsadores rectangulares ubicados en el lado izquierdo de la caja.
Se decidió representar las fases lunares en una abertura redonda ubicada en el apogeo de una elipse que representa su órbita, que se muestra en el mismo plano de la eclíptica que la Tierra por razones prácticas. Esta abertura mediante disco está asociada a un elaborado tren de engranajes que hace que el indicador de fase lunar haga una rotación completa por día para seguir el curso del sol, la fuente del brillo de la luna, y también posibilita que haga una vuelta completa a la esfera en 29 días, 12 horas, 41 minutos y 9,3 segundos, que representan la duración de un mes lunar, también conocido como rotación sinódica. Para conservar su precisión, la abertura que muestra la representación de la luna retrocede cada 24 horas sobre su superficie de revolución en un ángulo correspondiente, en grados, a 1/29,53 de un mes lunar para ocupar una nueva posición con respecto al sol.
De apariencia compleja, es fácil de leer y también de ajustar, ya que toda la información se puede configurar desde la corona de cuerda. Basta con un poco de concentración a la hora de posicionar correctamente toda la información útil, desde la ciudad de referencia hasta la fecha y la hora locales, para que la complicación integrada en el calibre automático de Manufactura UN-106 gestione posteriormente por sí sola todas las indicaciones mientras el reloj es utilizado. Si no se utiliza, se puede volver a colocar en el rotor que lo acompaña, diseñado para mantener la carga y conservar la información del calendario con precisión.
Referencia 1063-400-2A/1A
Movimiento Calibre UN-106 de Manufactura
Cuerda automática
Masa oscilante de oro rosa 5N
335 componentes / 42 rubíes
4 Hz / 28.800 alt/h
Reserva de marcha 50 horas
Funciones
Horas, minutos, fecha
Indicación de fases lunares
Días del mes lunar
Coeficiente de mareas
Hora Mundial
Doble Huso Horario
Posiciones del sol y la luna alrededor del globo
Caja
Cerámica negra
Titanio DLC negro
Cristal de zafiro
Fondo Abierto, cristal de zafiro & titanio DLC negro
Dimensiones 45 mm
Hermeticidad 30 m
Correa
Aligátor negro, terciopelo o caucho
Hebilla desplegable SYNC, titanio DLC negro y oro rosa
Precio 71’300 €
Producción limitada
Foto: Ulysse Nardin
Rolf W. Schnyder, un empresario de éxito, había comprado una agonizante Ulysse Nardin en 1983 con la idea de relanzarla, para lo que ideó miniaturizar el concepto de los grandes relojes astronómicos de torre y ponerlos en un reloj de pulsera. El socio tecnológico para conseguirlo no fue una compañía sino uno de esos hombres tan extraordinarios como el propio Schnyder: Ludwig Oechslin.
Oechslin nació en Gabicce Mare, en la región italiana de Marche el 10 de febrero de 1952 (o sea, que ayer cumplió los 70). Académico, en 1976 obtuvo la licenciatura en Arqueología, Historia Antigua y Griego en la Universidad de Basilea. Ya en activo, en 1983 obtuvo también un doctorado en Filosofía, Historia de la Investigación y Erudición (física teórica) y Astronomía, esta vez por la Universidad de Berna, y en 1995 una habilitación en arqueología técnica preindustrial por el Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich (ETHZ). Paralelamente a sus numerosos estudios, realizó un aprendizaje de relojería y alcanzó el grado de restaurador en 1984 (restauró el reloj astronómico de la biblioteca del Vaticano, el "reloj Farnese") y luego el de maestro relojero en 1993.
Foto: Ulysse Nardin
Fue él quien creó la Trilogía del Tiempo, un set de tres relojes ultracomplicados: El Astrolabium Galileo Galilei ref. 839-70, el Tellerium Johannes Kepler ref. 889-70, y el Planetarium-Copernicus ref. 999-70. También es el padre del Freak, donde se introdujo el escape de silicio antes que en ninguna otra marca relojera, y de otras complicaciones para Ulysse Nardin.
Con el fallecimiento de Schnyder en 2011 la marca quedó en una especie de inercia con tendencia al letargo, y Ludwig Oechslin decidió atender la infinidad de proyectos que tenía sobre la mesa, como dirigir el MIH, Museo Internacional de Relojería en la Chaux-de-Fonds o desarrollar su propia marca Ochs & Junior, fundada en 2006. En 2014 el mencionado grupo Kering compra la compañía a la viuda de Schnyder (también compra Girard Perregaux a los herederos de Luigi Macaluso, pero esa es otra historia), y recientemente ha recuperado a Oechslin para la causa.
Descendiente de la Trilogía del Tiempo, el Moonstruck (literalmente, lunático) se encuadra en la colección Blast (existen cuatro: Marine, Diver, Blast y Freak). Reproduce el ciclo de la luna ¡y del Sol! vistos desde la Tierra. Es decir, con una percepción geocéntrica del Universo cercano. Como uso más práctico, las fases de la luna, un doble huso horario y un gráfico de mareas. La Humanidad lleva generaciones tratando de explicarse el tiempo, y los relojes no son una forma de contarlo sino de dividirlo. En palabras de Oechslin: "todo lo que tiene ciclos regulares puede reproducirse mecánicamente y así leerse en una esfera. Encapsular el tiempo es el arte del relojero; liberarlo, el del filósofo"
Como sus predecesores, el Blast Moonstruck pretende ser una extrapolación miniaturizada de los formidables relojes de torre construidos a finales de la Edad Media. Además, proporciona la visualización de la hora en un lugar elegido entre los 24 principales husos horarios que se utilizan en el mundo desde la Convención de Washington de 1884 (y que van cambiando por motivos generalmente políticos, como por ejemplo el caso de Caracas). Mediante pulsadores situados en el lado izquierdo de la caja es posible adelantar o retroceder la visualización de la hora principal en saltos de una hora para ajustarla a otra zona horaria.
Para acentual la sensación de estar en el centro del Universo a partir de la observación del reloj, se ha colocado la parte del hemisferio norte vista desde el Polo Norte en el centro del cristal de zafiro. Para aumentar el impacto del efecto 3D, el cristal abovedado, con las masas terrestres grabadas en miniatura en el interior, está fijado a la caja protectora de cristal de zafiro rodeada por un anillo de oro rosa de 18 quilates grabado con los 31 días del mes, que tiene por puntero un pequeño triángulo cargado de materia luminiscente.
Las agujas indican la hora local, ajustada a la hora de la zona horaria en la que vive el propietario del reloj. Pero también se puede configurar a voluntad a partir de cualquiera de las 24 zonas horarias de las que se reproducen los nombres de las ciudades correspondientes en el bisel fijo (aunque iguamente protegido por el cristal). Esto se puede hacer, hacia adelante o hacia atrás, mediante los dos pulsadores rectangulares ubicados en el lado izquierdo de la caja.
Se decidió representar las fases lunares en una abertura redonda ubicada en el apogeo de una elipse que representa su órbita, que se muestra en el mismo plano de la eclíptica que la Tierra por razones prácticas. Esta abertura mediante disco está asociada a un elaborado tren de engranajes que hace que el indicador de fase lunar haga una rotación completa por día para seguir el curso del sol, la fuente del brillo de la luna, y también posibilita que haga una vuelta completa a la esfera en 29 días, 12 horas, 41 minutos y 9,3 segundos, que representan la duración de un mes lunar, también conocido como rotación sinódica. Para conservar su precisión, la abertura que muestra la representación de la luna retrocede cada 24 horas sobre su superficie de revolución en un ángulo correspondiente, en grados, a 1/29,53 de un mes lunar para ocupar una nueva posición con respecto al sol.
De apariencia compleja, es fácil de leer y también de ajustar, ya que toda la información se puede configurar desde la corona de cuerda. Basta con un poco de concentración a la hora de posicionar correctamente toda la información útil, desde la ciudad de referencia hasta la fecha y la hora locales, para que la complicación integrada en el calibre automático de Manufactura UN-106 gestione posteriormente por sí sola todas las indicaciones mientras el reloj es utilizado. Si no se utiliza, se puede volver a colocar en el rotor que lo acompaña, diseñado para mantener la carga y conservar la información del calendario con precisión.
Referencia 1063-400-2A/1A
Movimiento Calibre UN-106 de Manufactura
Cuerda automática
Masa oscilante de oro rosa 5N
335 componentes / 42 rubíes
4 Hz / 28.800 alt/h
Reserva de marcha 50 horas
Funciones
Horas, minutos, fecha
Indicación de fases lunares
Días del mes lunar
Coeficiente de mareas
Hora Mundial
Doble Huso Horario
Posiciones del sol y la luna alrededor del globo
Caja
Cerámica negra
Titanio DLC negro
Cristal de zafiro
Fondo Abierto, cristal de zafiro & titanio DLC negro
Dimensiones 45 mm
Hermeticidad 30 m
Correa
Aligátor negro, terciopelo o caucho
Hebilla desplegable SYNC, titanio DLC negro y oro rosa
Precio 71’300 €
Producción limitada