
Gutigon
¡Cruzcampo o muerte!
Sin verificar
El 22 de julio no es para mí una fecha más; hoy es el aniversario de uno de los mayores acontecimientos que me ha tocado vivir: tal día como hoy, hace treinta años (ya ha llovido desde 1995...) me casaba en Alemania con la mujer de mi vida, una preciosa franco-alemana con la que tuve la dicha de coincidir en el curso de Erasmus que ambos pasamos en Limerick, Irlanda, en 1991 (por cierto, y curiosidad que no puedo dejar de poner de relieve: misma ciudad en la que estaba dando sus primeros pasos un grupo algo conocido por aquellas fechas: The Cranberries...).
Mi pobre madre, al verme volver de Irlanda con novia (era la primera) me decía con retintín y creo que algo de pena: "niño, con la de mujeres bonitas que hay en Sevilla, ¿te echas una novia de fuera?". Pero ya se sabe, el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y hoy, treinta años, diez hijos (desgraciadamente, no llegamos a conocer al ultimo) y un perro después, aquí seguimos, igual de enamorados, y encantados de habernos conocido.
Bueno, vamos a lo mollar, a lo que interesa más que mis almibaradas palabras: la razón la pintaban calva, la adquisición de un reloj encajaba en esta ocasión como anillo al dedo (nótese la referencia sutil al símbolo del matrimonio
). Así que, hace unos meses, comentaba con unos amigos del foro que quería aprovechar para hacerme con algo "serio", que marcara el hito tan redondo al que hemos llegado mi mujer y yo. Tenía en mente marcas como Longines u Omega, que aún faltan en mis cajas; pero no llegaba a encontrar nada que me convenciera.
Y entonces apareció la posibilidad de hacerme con un precioso reloj -por supuesto vintage-, de una marca histórica ya desaparecida, y lo bastante "importante" para conmemorar tan señalada fecha.
Dada la relevancia de la ocasión -y teniendo en cuenta el rango moderado en el que hasta ahora me había movido en cuanto a precios-, no me han dolido prendas, y he hecho un esfuerzo importante para hacerme con él (mis hijos tienen la fea costumbre de comer todos los días; y, además, varias veces
).
Pero, esta vez sí, el motivo de la celebración no pedía menos.
El elegido es este bonito Leónidas, con triple calendario y fase lunar, con el que tuve un flechazo en cuanto lo vi. Por una extraña paradoja, nunca me ha atraído para nada cuanto tenga que ver con la luna o la astronomía en general; pero la fase lunar es una complicación que siempre me ha gustado.
Parece que monta un ETA 1256 con módulo (gracias por el apunte, @xsagasta) y me tiene completamente enamorado (que no se entere mi mujer, jajaja).
Para los que lo estéis pensando: sí, tengo en mente cambiarle la correa; vino con ésta, pero ya me entretendré en buscarle algo más acorde.
Y poco más, amigos: gracias por haber llegado hasta aquí, acompañándome en esta fecha tan especial.
Nota bene: mi mujer también ha marcado la ocasión con un regalo especial, pero desgraciadamente no es un reloj.
Mi pobre madre, al verme volver de Irlanda con novia (era la primera) me decía con retintín y creo que algo de pena: "niño, con la de mujeres bonitas que hay en Sevilla, ¿te echas una novia de fuera?". Pero ya se sabe, el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y hoy, treinta años, diez hijos (desgraciadamente, no llegamos a conocer al ultimo) y un perro después, aquí seguimos, igual de enamorados, y encantados de habernos conocido.

Bueno, vamos a lo mollar, a lo que interesa más que mis almibaradas palabras: la razón la pintaban calva, la adquisición de un reloj encajaba en esta ocasión como anillo al dedo (nótese la referencia sutil al símbolo del matrimonio

Y entonces apareció la posibilidad de hacerme con un precioso reloj -por supuesto vintage-, de una marca histórica ya desaparecida, y lo bastante "importante" para conmemorar tan señalada fecha.
Dada la relevancia de la ocasión -y teniendo en cuenta el rango moderado en el que hasta ahora me había movido en cuanto a precios-, no me han dolido prendas, y he hecho un esfuerzo importante para hacerme con él (mis hijos tienen la fea costumbre de comer todos los días; y, además, varias veces

Pero, esta vez sí, el motivo de la celebración no pedía menos.
El elegido es este bonito Leónidas, con triple calendario y fase lunar, con el que tuve un flechazo en cuanto lo vi. Por una extraña paradoja, nunca me ha atraído para nada cuanto tenga que ver con la luna o la astronomía en general; pero la fase lunar es una complicación que siempre me ha gustado.
Parece que monta un ETA 1256 con módulo (gracias por el apunte, @xsagasta) y me tiene completamente enamorado (que no se entere mi mujer, jajaja).
Para los que lo estéis pensando: sí, tengo en mente cambiarle la correa; vino con ésta, pero ya me entretendré en buscarle algo más acorde.
Y poco más, amigos: gracias por haber llegado hasta aquí, acompañándome en esta fecha tan especial.
Nota bene: mi mujer también ha marcado la ocasión con un regalo especial, pero desgraciadamente no es un reloj.

Última edición: