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juanrock
In memoriam
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ergo un reloj es una cosa y una cosa que da la hora es una cosa que da la hora. He dicho.
He puesto dos post soltando un rollazo y tu en cuatro palabras haces un perfecto resumen de lo que yo opino. Que bueno
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ergo un reloj es una cosa y una cosa que da la hora es una cosa que da la hora. He dicho.
El móvil no es ni más ni menos que un reloj de bolsillo del siglo XXI, y el bolsillo no es superior al de pulsera en practicidad, más al contrario.
Ver la hora en mi reloj.
Estiro un poco el brazo. "Ah, son las 8 y 20".
Ver la hora en mi móvil.
Estiro el brazo. Lo meto en el bolsillo. Saco el móvil. Tengo que desbloquear porque la pantalla está en negro. "Ah, son las 20:20". Bloqueo de nuevo. Estiro de nuevo el brazo para meter el móvil en el bolsillo.
Genial. Y sin comentarios.
Pero pretenden que miremos el reloj inteligente en la muñeca.
Aún así tu y yo y una inmensa minoría de hoy y del mañana preferiremos los mecánicos.
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No pasa nada yo os mostraré sus virtudes con las correspondientes fotos frikis de reloj a dos muñecas cuando salga el de Apple![]()
El aporte vendrá cuando estos trastos sean "automáticos", como un kinetic, da igual de donde venga el aporte de energía, sol, calor corporal, movimiento...
Un reloj es una joya, esto una herramienta.... Ferrari nunca hará coches eléctricos,
Y sin embargo....la tierra gira alrededor del sol.
no se puede parar lo imparable
Los smartwatches tienen los días contados: en un plazo no mayor que dos generaciones la gente llevará implantes neuronales con asistentes sintéticos que le dirán la hora en cuanto piense en ello, le organizarán las citas, recogerán y filtrarán sus mensajes, monitorizarán su salud (y avisarán a los servicios de urgencia antes incluso de que su portador sepa que lo necesita), seleccionarán las noticias que le puedan interesar y mil cosas más, que harán que cualquier trasto con pantallita que ahora puedas imaginar en la muñeca parezca la versión kitsch de un periódico gratuito.
Y al mismo tiempo, seguirá habiendo gente que lleve y mantenga relojes mecánicos. De la misma manera que ahora algunos privilegiados pueden permitirse el placer de poseer, mantener y conducir coches de lujo anteriores a la tecnología de inyección electrónica, el faro halógeno o la caja de cambios sincronizada.
Lo dicho: el smartwatch, kaputt. Sólo es cuestión de tiempo.