Sí, tendré que vender, sí. Y muy a pesar mío.
Mi encantadora esposa (que lo es), me tiene vigilado (como las vuestras a muchos de vosotros). Caprichos, en los cumpleaños. Punto.
No entiende que los hombres necesitamos PERENTORIAMENTE, un sinfin de pequeñas cosas de uso cotidiano. Verbi gratia, una impresora 3D.
Me parece una máquina ABSOLUTAMENTE INDISPENSABLE. No entiendo cómo la humanidad ha podido progresar sin ellas.
Aduce, mi amadísima esposa, que "esa infernal máquina", acabará relegada al sótano, como el patinete eléctrico, el dron, el cortafiambres profesional, el minidisc, el laserdisc, el pico proyector, el microscopio digital, las gafasdesolmanoslibresconradioybluetooth, el pinball...
Como quiera que uno ya es viejo y sabio, en vez de discutir (no sirve para nada), o sisar cuando te manda a los recados (demasiado lento), he decidido autofinanciarme.
Así, que, en breve, veréis alguna pieza asomando en el balcón de las despedidas...